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De la quiebra a vestir a Rafa Nadal

La firma Naffta ordena la deuda, identifica su mercado, y renace como emprendedora

Miguel Ángel Sainero, director de la empresa textil viguesa Nafta.
Miguel Ángel Sainero, director de la empresa textil viguesa Nafta. Lalo R. Villar

En junio de 2013, la viguesa Naffta estaba al borde de la quiebra. Faltaba apenas una semana para que entrara en liquidación cuando un equipo inversor se hizo con las riendas de la compañía, especializada en ropa deportiva femenina. Los nuevos dueños tuvieron el tiempo justo para convencer a juez y acreedores de las posibilidades de su plan de negocio antes de ponerlo en marcha. Menos de dos años después, la empresa vuelve a estar a flote y afronta el futuro con retos tan espectaculares como el de vestir a los equipos de la Copa Davis y Federación de Tenis.

La selección que lidera Rafa Nadal y la que capitanea Conchita Martínez son ahora los emblemas de una empresa que vivió sus años de gloria a finales de los noventa, pero que en los últimos tiempos padecía el lastre de un fuerte endeudamiento y de una gestión dudosa. Sus actuales propietarios, Miguel Ángel Sainero y Emilio Santos, llegaron a ella no para venderla, como hacen tantos fondos de capital riesgo, sino “para gestionarla”. “Creímos en las posibilidades de la marca y vimos que se podían salvar los puestos de trabajo si se actuaba de forma diferente”, precisa Sainero, su consejero delegado. En diciembre pasado pusieron fin al estricto plan de pagos convenido con un recorte de personal mínimo. “Ahora toca invertir, coger impulso”.

Una de las claves de este viaje reside en una severa reducción de las referencias de su catálogo. “Había demasiadas, muchas de ellas ineficaces”, reconoce un portavoz. Otra hay que buscarla en la negociación con los proveedores, con los que se acordaron nuevos precios “más acordes con el mercado”. Por lo demás, Naffta dio prioridad absoluta al pago a acreedores y abordó una reestructuración de la deuda con los bancos. El resto tiene que ver con el auge de especialidades deportivas emergentes como el running, el pádel o el pilates y con el propio convenio con las selecciones de tenis. Así es como la empresa cerró 2014 con una facturación de 2,4 millones de euros, que prevé ampliar hasta los cuatro millones en este ejercicio.

En esa política de expansión controlada hay que enmarcar el acuerdo con el Comité Olímpico Español y con la Federación Española de Tenis, firmado el 23 de enero, por el que vestirá no solo a los jugadores de las selecciones de tenis. Entrenadores, médicos, capitanes, personal de apoyo, seleccionados de categorías inferiores, veteranos, árbitros y equipos en silla de ruedas también lucirán los diseños de Naffta en competiciones internacionales. “Es un premio a la constancia y un reto sensacional”, resume el consejero delegado. A ese acuerdo añadieron en febrero el premio Dedal de Oro, uno de los más importantes de la moda en España.

Perfil y proyectos

Décadas de experiencia como consultor permitieron a Miguel Sainero detectar las posibilidades de Naffta. Su carrera laboral ha estado vinculada al mundo financiero aunque ha trabajado en el sector público.

Superado el bache del concurso, los objetivos de la nueva Naffta pasan por duplicar los puntos de venta y abrirse a ropa de calle, bajo coste y moda de baño. Y, sobre todo, al cliente masculino.

El acuerdo con la selección oficializa la entrada de Naffta en el mercado de la ropa deportiva masculina, uno de los objetivos de sus nuevos gestores. La empresa, fundada en 1996 por una jugadora de pádel argentina afincada en España, se especializó en ropa femenina con un planteamiento que Sainero considera brillante: “La gente comenzaba a querer ir guapa al gimnasio, y en eso las mujeres iban por delante de los hombres”. Pero el nuevo propietario cree que es la hora de la expansión, que pasa por vestir a también a los deportistas.

Crear una línea de ropa sportwear o de calle, cubrir la demanda low cost o adentrarse en la moda de baño son otros de los nuevos objetivos. Y, por supuesto, crecer. A pesar de operar en un mercado en que sus competidores son gigantes llamados Nike o Adidas, Naffta quiere duplicar sus 300 puntos de venta, casi todos ellos en España. Acaba de dar el salto a Bélgica y Holanda, y ya ha puesto el ojo en Alemania, Inglaterra, Estados Unidos, Chile y Uruguay. “Se trata de consolidarse como un referente mundial en ropa deportiva de alta calidad”.

Además de tenis, diseña para pilates, pádel, spining, fitness, running y yoga. Tras los ajustes de los últimos años, cuenta con 34 empleados, que trabajan en departamentos de diseño, patronaje, control de calidad, fabricación de prototipos, logística, administración y planificación comercial. Todas sus fábricas se encuentran en Europa y cuentan con “condiciones laborales responsables”, garantiza su dueño y consejero delegado. “Tenemos un estricto código de transparencia y calidad, tanto interno como externo, con buenas prácticas en empleo, salud y seguridad. Y establecemos relaciones a largo plazo con proveedores y trabajadores”, subraya. Esas bazas, junto al diseño, le permiten, ahora sí, afrontar el futuro con mucho más optimismo.

El acelerón del "running"

En España, el gasto medio en material deportivo por habitante y año está muy alejado de la media europea. Pero en los últimos tiempos los nuevos hábitos de consumo de prendas (sportwear, casualwear), la incipiente recuperación de gimnasios y complejos deportivos y, sobre todo, el auge de modalidades como el runningestán alentando las expectativas del sector. La equipación básica de un corredor (pantalón, camiseta y zapatillas) ronda los 100 euros, pero los deportistas que compiten gastan una media de 750. Un mercado cada vez más apetitoso sometido a las tendencias, ya que un cambio en la popularidad de una disciplina ocasiona la revisión de toda una cadena productora de accesorios y artículos deportivos.

La fidelización del cliente, la venta online y la calidad del producto son los grandes retos del sector, según las previsiones de la Asociación Española de Fabricantes y Distribuidores de Artículos deportivos (Afydad). Naffta presume de "excelencia en la confección", y coincide así con la opinión más extendida entre los fabricantes, que han constatado un incremento en la demanda de materiales e indumentaria de elevadas prestaciones, lo que obliga a inversiones en I+D. La funcionalidad de las piezas, orientada a para mejorar el rendimiento, es una de las claves, pero sin olvidar el componente estético.

Las prendas deben ser aptas para la mayor exigencia técnica. Eso se traduce en costuras lisas para no friccionar la piel o tejidos seleccionados específicamente para cada deporte. Sin olvidar que es necesario comunicar correctamente al consumidor el valor añadido de los nuevos productos. Seguridad, mejora del rendimiento y regulación de la temperatura corporal son parámetros imprescindibles en los que trabajan los departamentos de I+D de las firmas deportivas.

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