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Davos, pendiente de Draghi

Los asistentes al Foro Económico piden reformas a los Gobiernos

Alicia González (Enviada Especial)
El antiguo vicepresidente de Estados Unidos, Al Gore, en Davos
El antiguo vicepresidente de Estados Unidos, Al Gore, en DavosFABRICE COFFRINI (AFP)

Por mucho que la agenda del Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés) proponga debates sobre la inteligencia artificial, el futuro de la salud o la acción contra el cambio climático, los acontecimientos que marcan la agenda de esta edición quedan fuera del perímetro de Davos, en Suiza. La casi plena certeza de que el Banco Central Europeo (BCE) sacará finalmente la artillería pesada para hacer frente a las crecientes presiones deflacionistas marca el tono de las reuniones fuera de la agenda oficial, lo que mejor hacen los ejecutivos empresariales, pero también de los debates dentro del Foro.

Los hombres de Davos parecen apoyar el nuevo rumbo que marcará el presidente del BCE, Mario Draghi, este jueves pero exigen a cambio a los políticos que avancen con las reformas estructurales. “Es la única alternativa”, sostenía uno de los subdirectores del Fondo Monetario Internacional (FMI), el chino Min Zhu. Quizás quien más se significó este miércoles con esa actitud fue Axel Weber, actual presidente del banco suizo UBS y antiguo presidente del Bundesbank. “Tenemos dos realidades. Una, que finalmente habrá medidas de relajación cuantitativa por parte del BCE. Y dos, que eso sólo permitirá ganar tiempo para que los políticos hagan su trabajo”, dijo Weber, que mientras fue presidente del banco central alemán mostró su abierta oposición a las medidas de relajación.

Los últimos acontecimientos en el mercado de divisas, tras la decisión del Banco Nacional de Suiza de dejar cotizar libremente el franco frente al euro, han arrojado dudas sobre la capacidad de los bancos centrales cuando los tipos de interés se sitúan próximos a cero y cuando la amenaza de la deflación es cada día mayor. La decisión del Banco de Canadá de bajar los tipos de interés este miércoles, cuando buena parte de los analistas esperaba que se sumara al bloque de autoridades monetarias dispuestas a subir los tipos este año, abunda en esa tesis. La política monetaria empieza a mostrar sus límites y fuerza medidas fuera de la hoja de ruta marcada por las propias entidades. Son demasiadas sorpresas por parte de los bancos centrales en poco tiempo y a los inversores no les gustan esos movimientos imprevistos.

Más política para atraer inversiones

“El ciclo volverá y para hacer frente a los aumentos de demanda de entonces habrá que hacer inversiones ahora”, advertía desde Davos Patrick Pouyanné, consejero delegado de Total. Los directivos de las empresas energéticas presentes en el Foro Económico Mundial también piden a los políticos que actúen, en este caso para diseñar los planes energéticos de medio y largo plazo que necesitan las economías y aprobar marcos regulatorios estables para los inversores. “Uno de los principales retos del sector energético en los próximos años será conseguir los enormes recursos financieros precisos para acometer las inversiones necesarias”, defendía en el mismo debate el presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán. Según la Agencia Internacional de la Energía, sostuvo Galán, serán necesarios más de 20 billones de dólares (17 billones de euros) de inversión en el sector hasta 2040.

Es entonces cuando las miradas se vuelven hacia EE UU, la nueva economía emergente. “Ahora mismo Estados Unidos parece el mejor lugar para invertir”, sostiene el consejero delegado de Carlyle, David M. Rubenstein. La primera economía del mundo se ha convertido en la estrella de la reunión del Foro de Davos, sobre todo al comparar su situación con la de la convaleciente economía europea y en un contexto de contención de las grandes economías emergentes. El FMI ha revisado al alza sus previsiones de crecimiento para EE UU mientras recortaba las estimaciones de crecimiento mundial y solo una fuerte inyección que supone el abaratamiento del precio del petróleo permite salvar los muebles de la economía mundial. “La caída del precio del petróleo supone una transferencia de 1,5 billones de dólares de los países productores a los países consumidores de petróleo. Eso añadirá entre tres y cinco décimas al crecimiento previsto para este año”, sostiene Nariman Behravesh, economista jefe de IHS. Eso supone que sin ese impulso adicional, la economía mundial crecería este año por debajo del 3,3% alcanzado en 2014, según el Fondo. El FMI estima que el PIB global subirá un 3,5% este año.

La caída del precio del petróleo provocó este miércoles un rifirrafe entre productores y compañías petroleras. El secretario general de la Organización de Países Productores de Petróleo (OPEP), Adbullah al-Badri, defendió la decisión de la organización de no reducir la producción para mantener la cuota de mercado. “Los precios volverán a subir, lo he visto tres o cuatro veces ya en mi vida”, apuntó. “Lo que necesitamos es estabilidad. La OPEP es como el banco central del petróleo y debe dar estabilidad a los precios para que la inversión sea sostenible”, apuntaba el presidente de la italiana Eni, Claudio Descalzi, a Reuters.

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Sobre la firma

Alicia González (Enviada Especial)
Editorialista de EL PAÍS. Especialista en relaciones internacionales, geopolítica y economía, ha cubierto reuniones del FMI, de la OMC o el Foro de Davos. Ha trabajado en Gaceta de los Negocios, en comunicación del Ministerio de Economía (donde participó en la introducción del euro), Cinco Días, CNN+ y Cuatro.

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