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El ahorro de las familias cede a la pujanza del consumo

Los hogares sólo reservan un 4,4% de su renta disponible en el tercer trimestre de 2014

Alejandro Bolaños

El consumo de las familias es la clave de bóveda que sostiene el crecimiento de la economía española en el último año y medio. Pero ese incremento de gasto se alimenta de la reciente mejora del mercado laboral y, sobre todo, de las expectativas sobre que la recuperación se afiance: porque el ingreso real de los hogares, atenazado por la congelación salarial y, en los casos más acuciantes, por el descenso de las prestaciones sociales, apenas sale del estancamiento. La ecuación de consumo al alza y renta disponible aún renqueante se resuelve con una merma del ahorro familiar. Y eso es lo que refleja a las claras la última estadística al respecto, publicada ayer por el Instituto Nacional de Estadística.

Las cuentas sectoriales muestran que, en el tercer trimestre del 2014, los hogares españoles sólo ahorraron 7.131 millones, un 4,4% de su renta disponible. Es el nivel de ahorro más bajo en el periodo estival desde 2007, cuando la crisis financiera apenas apuntaba. El comportamiento económico de las familias está muy determinado por la época del año, de modo que es en los primeros meses, después de la campaña navideña, cuando la tasa de ahorro suele marcar mínimos: de hecho, llegó a ser negativa a principios de 2007 y de 2008.

Si se acumulan los datos de un año, la tasa de ahorro acumulada hasta el verano de 2014 alcanzaba el 9,1%, el escalón más bajo en seis años.

Tras pasarse los dos ejercicios anteriores en retroceso, la renta disponible conjunta de las familias empezó a sacar la cabeza el año pasado, aún con avances muy leves: un 0,7% en el tercer trimestre, respecto al mismo periodo del año anterior. El consumo de las familias sí emite señales más contundentes, con un incremento anual del 2,6%. “Hay un claro contraste entre el creciento, muy leve, de la renta familiar disponible, y el aumento del consumo, que ya avanza cerca del 3% anual. Ese contraste es el que hace caer la tasa de ahorro”, acota Matías Lamas, responsable de análisis económico de Analistas Financieros Internacionales (AFI)

“La cuestión es si este patrón, que se ha repetido a lo largo de 2014, es sostenible”, prosigue Lamas, quien cree “excepcional” lo ocurrido el año pasado. “Lo que sabemos ya del mercado laboral apunta a que la renta disponible se va a acelerar, no tanto por subidas salariales como por un aumento del empleo”, concluye.

El analista de AFI apunta a otros factores que contribuirán, en 2015 a recomponer el balance familiar: “Este año entra en vigor la reforma fiscal, que rebaja algo la carga de impuestos, y también se pondrá en marcha la nueva ayuda para desempleados de larga duración, que aliviará a las familias en peor situación”.

Ángel Laborda, director del gabinete de coyuntura de la Fundación de Cajas de Ahorros (Funcas), dibuja un escenario polarizado, resultado de una crisis tremenda: en las estadísticas, conviven muchos hogares en aprietos con economías familiares más saneadas. Pero, en ambos casos, su comportamiento contribuye ahora a reducir el ahorro. “Hay muchas familias que, directamente, no pueden ahorrar nada, ya sea porque sus miembros están en paro, o porque ingresan muy poco”, señala Laborda, “son familias que desahorran, que gastan más que las rentas que generan, o que tiran de ahorros de otros”.

Donde inciden las expectativas es “en las familias que han mantenido el nivel de ingresos, con empleos estables”, añade. Para el director del gabinete de Funcas, lo que muestran las últimas estadísticas es que “el conocido como efecto precaución, habitual en las crisis, empieza a desaparecer”. Donde primero se nota es en el gasto en bienes de consumo duradero, como grandes electrodomésticos, después de años sin ser renovados.

Aunque el ahorro va a la baja, sigue siendo más que suficiente para financiar las decisiones de inversión de las familias: en el último año, los hogares acumulan una capacidad de financiación de 26.000 millones, aunque el saldo mengua. “La inversión en vivienda está en niveles todavía muy bajos, eso ayuda, pero lo previsible es que se vaya normalizando. Y lo que sería muy preocupante es que la economía de las familias españolas, que todavía están muy endeudadas, volviera a entrar en déficit”, alerta Laborda.

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