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Cien millones de chinos salen a gastar

El turismo de la potencia asiática se dispara en viajeros y en consumo por visitante

Una mujer sujeta un billete de 100 yuanes.
Una mujer sujeta un billete de 100 yuanes.

La joven Huang Lili está nerviosa. Cada pocos minutos mira su reloj y se pregunta cuándo anunciarán el embarque de su vuelo. Ha encontrado una gran oferta con la aerolínea de bajo coste Spring Airlines y es la primera vez que va a salir de China. Tiene 20 años y sus padres le han contagiado la preocupación. No en vano, nadie en su familia ha pisado jamás el extranjero. “Vi un billete barato para ir a Tailandia, confirmé que no necesitamos visado, se lo comenté a mi novio, y no nos lo pensamos dos veces”, cuenta. En unas horas aterrizará en Chiang Mai, una urbe que se ha popularizado entre los jóvenes chinos gracias a la comedia Perdidos en Tailandia. “He viajado un poco por mi país y ahora tengo curiosidad por ver lo que hay fuera”, explica.

No es la única. Ni mucho menos. De hecho, no se equivocaban quienes anunciaron que en 2014, por primera vez en la historia, más de cien millones de turistas chinos viajarían por el mundo. Es una cifra que, según anunció el jueves la Administración Nacional de Turismo de China, se alcanzó a finales de noviembre. Si se cumplen las expectativas de Euromonitor, que augura un incremento anual del 16%, cuando acabe el año el número final superará los 110 millones. Más que toda la población de Alemania. Teniendo en cuenta que hace una década solo 29 millones de chinos se aventuraron fuera de su país, es un enorme salto. Y la tendencia continuará: el grupo de inversiones asiático CLSA prevé que el número de viajeros al exterior alcance los 200 millones en 2020.

Claro que su importancia no es solo cuantitativa. También es cualitativa. Zhu Leifung es buen ejemplo de ello. En la sala VIP que la aerolínea China Eastern tiene a pocos metros de donde Huang espera para embarcar, esta mujer de 40 años, perteneciente a la creciente clase adinerada de China, no deja de recibir mensajes en su móvil. Está haciendo tiempo hasta que se anuncie la salida del vuelo MU569 con destino a París, y sus amigas aprovechan las últimas horas para hacerle encargos. “Sobre todo productos cosméticos, perfumes, y bolsos”, enumera. Es el tercer viaje que hace a la capital francesa, se alojará en un hotel de cinco estrellas, y regentará los mejores restaurantes. “Voy solo cinco días, sobre todo para ir de compras. Con lo que me ahorro en los impuestos pago el viaje”, afirma.

“Europa tiene que esforzarse en dar un servicio digno”, dice una touroperadora

Basta con echar un vistazo a la oficina de reembolso del IVA de cualquier aeropuerto europeo para certificar que muchos otros piensan como ella. No en vano, hace ya dos años que los turistas chinos superaron a los alemanes para convertirse en los que más gastan en sus viajes al extranjero. En 2013 desembolsaron nada menos que 83.000 millones de euros —en España gastan una media de 2.040 euros por viaje, el doble que los germanos—, en la primera mitad de 2014 ya han gastado 56.000 millones, y CLSA espera que el importe se triplique en el próximo lustro. Morgan Stanley avanza que ya el año que viene las compras de productos de lujo de los turistas chinos superarán a la suma del resto de nacionalidades. No en vano, según datos de septiembre, el 57,76% de su presupuesto en viajes se destina al shopping, frente al 17,82% que gastan en alojamiento o el 10,88% que destinan a transporte. “Nunca una invasión ha sido tan deseada y alentada”, resumió la revista china Caixin en un reportaje que desgranaba las claves para llamar la atención del viajero más deseado: “¿Quiere turistas chinos? Sea amable con ellos”, sentenciaba.

“Pero para tener éxito primero hay que conocerlos”, advierte Zhao Yilu, directora de Estrategia de la principal agencia de viajes online de China, Qunar. “China se considera un mercado único, pero las diferencias entre distintas zonas y segmentos de población son enormes. Los gustos en las ciudades de primer orden, como Shanghái o Pekín, se parecen poco a los del interior del país. También hay gran contraste entre los turistas que ya tienen cierta edad, y que optan de forma masiva por los paquetes vacacionales cerrados, y las nuevas generaciones que, con un mayor conocimiento de idiomas y otras inquietudes, prefieren viajar por su cuenta. Vemos que estos viajeros independientes, que suelen contratar sólo el vuelo y el hotel, aumentan en torno al 30%, mientras que los tours no crecen tanto”, señala. “Ante la guerra que se ha desatado entre destinos de todo el mundo por atraer turistas chinos, lo mejor es invertir en promoción. A largo plazo dará buenos resultados”.

Es lo que está haciendo el Reino Unido, que ha invertido 10 millones de euros en una ambiciosa campaña de publicidad con el objetivo de que en 2015 visiten el país 500.000 ciudadanos chinos, más de tres veces la cantidad de 2011. Según el Ejecutivo británico, eso proporcionaría ingresos adicionales por importe de 600 millones de euros y favorecería la creación de 14.000 puestos de trabajo. Lo mismo piensan en París, donde han editado una guía para que los profesionales de la hostelería proporcionen un servicio correcto a los turistas chinos; y en Milán, una ciudad que ha comenzado a traducir la señalización urbana al chino para la celebración de la Exposición Universal del año que viene.

España también tiene grandes esperanzas puestas en el turista chino. De hecho, el Plan Turismo China tiene como objetivo atraer a un millón en 2020. No obstante, a pesar de su notable incremento, en 2014 se dará la bienvenida solo a 300.000. Son 48.000 más que el año anterior, pero representan únicamente al 5% de los chinos que aterrizan en Europa, donde Francia e Italia son los destinos preferidos, y están todavía por detrás de países de la región Asia-Pacífico con menor potencial, como Japón y Australia. La escasez de vuelos directos —siete semanales frente a los 80 de Alemania—, y la percepción de inseguridad se mencionan entre los factores que frenan el crecimiento.

“De momento, los turistas chinos se mueven por los países del entorno, sobre todo el sudeste asiático, pero cada vez más optan por viajes intercontinentales. Notamos que el interés por Europa ha crecido mucho, y es evidente que ese continente cuenta con una ventaja importante sobre América: el jet lag es más tolerable por la menor diferencia horaria con China”, explica Zhao. “Existen grandes oportunidades, pero quien quiera tener éxito no puede caer en la autocomplacencia. En Europa todavía debe facilitarse más la concesión de visados y los profesionales del sector necesitan actualizarse para ofrecer un servicio digno a los turistas que están revolucionado esta industria”. 

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