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Miles de ‘start-ups’ a la caza de fondos internacionales

Los gurús que asisten al South Summit aconsejan invertir en al menos 25 empresas para lograr rentabilidad. Las pymes tecnológicas españolas miran a América Latina

Eric Schmidt, consejero delegado de Google, durante The South Summit.
Eric Schmidt, consejero delegado de Google, durante The South Summit.Kike Para

La plaza de toros de Las Ventas, uno de los lugares que más emblemáticos de Madrid, albergó la pasada semana el South Summit 2014, un evento que aglutina a grandes corporaciones, inversores y creadores de start-ups españoles, del área del Mediterráneo y latinoamericanos. La cita, heredera de Spain Start-up —que se celebró en 2012 y 2013 en la sede de la Mutua Madrileña—, sirve para reflexionar sobre cómo fomentar y en qué futuros escenarios se desarrollarán las start-ups, las pequeñas empresas emergentes, mayoritariamente tecnológicas.

“La crisis es coyuntural pero el cambio que se deriva de ella en el mundo empresarial es estructural. Nuestro objetivo es crear el caldo de cultivo para que este cambio se concrete, y España puede ser un puente hacía Latinoamérica”, explica María Benjumea, presidenta de Spain Start-up, que organiza y patrocina el evento. Detalla además la cantidad de dinero captado en la pasada edición para invertir en empresas emergentes: 53 millones de euros.

A la plaza de toros madrileña, en la que se presentaron los 100 mejores proyectos de 3.000 sociedades creadas y respaldadas por 3.500 emprendedores, 35 corporaciones, 35 fondos internacionales y 400 inversores de otro tipo, asistió Eric Schmidt, consejero delegado de Google. Mencionó el campus empresarial que su empresa instalará en Madrid: “Va a crear la próxima generación de emprendedores”, recalcó.

Las pymes tecnológicas miran a América Latina

Tampoco los gurús del sector se perdieron la cita. Vaqueros, chanclas playeras, gafas de pasta y una camiseta negra con el logo de su fondo empresarial 500 Startups, Dave McClure empezó su ponencia aclarando que no podía garantizar su calidad por la resaca alcohólica de la noche anterior. Pero su empresa fundada en Silicon Valley (EE UU) ha invertido 115 millones de dólares (90 millones de euros) en 500 distintas micropymes. Su receta, desarrollada tras haber trabajado entre 2001 y 2004 en el portal de pago PayPal, es aparentemente sencilla: “Solo entre el 5% y el 15% de estos proyectos empresariales se concretan. Los planes de negocios no sirven para nada: hay que institucionalizar la locura. Para tener unos márgenes de éxito predecibles hay que invertir en al menos 25 empresas a la vez, aunque cuantas más mejor”.

Como McClure, Jeff Clavier es otra cabeza de un fondo de capital riesgo, el SoftTechVc, que ha invertido en más de 150 empresas desde 2004. Hoy en día es uno de los principales inversores de Silicon Valley, semillero sobre el que no repara en elogios: “Lleva 40 años de ventaja con respecto al resto del mundo, solo allí se concentra esta cantidad de talento y riqueza. Yo invierto solo en empresas que estén ahí”.

Pero el éxito de las start-ups estadounidenses no solo tiene que ver con la ingeniería y con la informática concentrada en Silicon Valley. Andrés Barreto es un politólogo colombiano de 28 años que estudió en la Universidad de la Florida. Desde Gainesville, un pueblo de ese Estado con menos de 128.000 habitantes, lanzó en 2007 Grooveshark, un motor de búsqueda musical que tiene 35 millones de usuarios. Hoy posee otras cinco empresas. “El talento está en Latinoamérica, ahí se pueden desarrollar modelos de negocios propios que no sean clones de los de EE UU: pero los monopolios y la corrupción te impiden pegar el salto definitivo. Para ello hay que migrar a Estados Unidos”, remacha.

Pese a estas dificultades, América Latina es la región hacia la que cada vez más se proyectan las start-ups españolas. Según los datos de un informe que la IE Business School, la Casa de América y Lufthansa publicaron el pasado miércoles, el 91% de ellas hará negocios en México en menos de dos años, y el 71% planea desembarcar en Chile y Colombia en 2017.

En España no lo tienen fácil. Según el Directorio Central de Empresas, a 1 de enero de 2013 había en España 3,15 millones de empresas, de las cuales el 99,88% son pequeñas y medianas. El 42,2% tiene entre uno y nueve asalariados, el perfil típico de las start-ups. Las fuentes de financiación de las firmas emergentes, según el informe de 2013 del Global Entrepreneurship Monitor, proceden de amigos, familiares y compañeros de trabajo en el 52,4% de los casos. Los datos indican que para obtener una financiación privada se hace cada vez más necesario buscarla fuera de España: “Los dos fondos de capital riesgo que financian nuestra empresa nos han dejado claro que el objetivo final de su inversión es trasladarla a EE UU y venderla cuando adquiera cierto valor de mercado”, explica Carlos Pardo, consejero delegado y fundador de KDPOF, una start-up que construye componentes para redes de fibra óptica.

Para invertir esta tendencia, las grandes corporaciones han empezado a ofrecerse como incubadoras de esos nuevos proyectos. Federico Fea, director de Innovación de Enel-Endesa, explica que su empresa “ofrece a las start-ups que tienen proyectos válidos en infraestructuras de un sector tan complejo como el de la electricidad, una ayuda concreta para poner en marcha planes de negocios que funcionen. En España hay mucho talento, y hay que aprovecharlo”.

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