La automoción española confirma su recuperación en el Salón de París

Los salones del automóvil suelen ser un buen catalizador de mercados y empresas de una de las actividades industriales más globales. En el de París, que se celebra estos días, —4 al 19 de octubre—, más que de novedades, ha sido de consolidación de tendencias. Es difícil sorprender a los profesionales que se acercan unos días antes porque casi todas las nuevas propuestas que se ofrecen han pasado ya por Internet y muchas por los medios de comunicación, pero sirve para coleccionar y contrarrestar opiniones de muchos de los responsables de esta actividad. En esta ocasión, la evolución de algunas economías europeas, la actitud de Bruselas respecto a las restricciones de CO2, los acuerdos internacionales de libre comercio y el peso cada vez mayor de China en la cuenta de resultados de los grandes fabricantes han sido una vez más desde hace algunos años, los aspectos más destacados en debates y conversaciones.

Desde la óptica española, sin embargo, no ha sido un salón más. La pujanza de esta actividad ha quedado patente con la presencia de la mayor parte de los nuevos modelos que se fabrican en nuestras plantas: el Cactus de Citroën, el Corsa de Opel, S-Max de Ford, Pulsar de Nissan o el Leon X-perience de Seat. Pero, además, los comentarios de algunos responsables de estas compañías apuntaban a nuevas inversiones durante los próximos años. Estamos en época de definir presupuestos y no se han concretado todavía las inversiones, “pero las habrá” señalaba uno de ellos. La secretaria general de Industria, Begoña Cristeto, confirmaba el viernes a Europa Press estas decisiones con cantidades que calificó de “importantes”.

Se trata de un paso más en la apuesta de los fabricantes presentes en España que tiene en Seat uno de sus mejores ejemplos. Desde su presidente, Jurgen Stackmann al máximo responsable del grupo Volkswagen, Martin Winterkorn, pasando por el vicepresidente de ventas y marketing, Andreas Offermann, no han cesado en sus manifestaciones estos días de señalar a la compañía “española”, como uno de sus miembros más integrados. Una compañía que arrastra pérdidas desde 2007, pero que espera cambiar el color de sus resultados en los próximos ejercicios.

De momento, todo parece indicar que este ejercicio será el segundo consecutivo en presentar un crecimiento de dos dígitos en su facturación y en el que su planta de Martorell podría aspirar a fabricar cerca de 450.000 coches a final de año, acercándose a los 455.677 de 2002. Y aproximándose también a los 500.000 que le han fijado desde la central del grupo en Wolfsburgo para cumplir con su aportación al Plan estratégico 2018. Un ejercicio en el que también se espera que alcance un margen operativo (beneficio sobre facturación) superior al 5%. Ambos objetivos de producción y rentabilidad son perfectamente alcanzables según Andreas Offermann.

La llave en estos momentos es el Leon, un modelo con un alto valor añadido y con el que están registrando un incremento del 60% en sus ventas, sin olvidar el Ibiza, el automóvil más vendido en la historia automovilística española.

En Martorell también se fabrica el Q3, para Audi, aunque el primer SUV (sport utility vehicle) de Seat que saldrá al mercado en 2016 lo hará de la planta de Skoda en Kvasiny. En ese ámbito se ha producido también una de las noticias del salón parisino al anunciar Jürgen Stackmann sus pretensiones de contar posteriormente con un segundo “todo camino” urbano algo más pequeño. “El concepto básico de Crossover o todo camino es perfecto para Seat, señala Stackmann, ya que aúna los de función y emoción, y será una pieza nuclear en nuestro futuro.”