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Tribuna
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Costes de impagar la deuda

No pagar la deuda pública nos devolvería al agujero más negro

José Carlos Díez

EE UU ha conseguido reducir su déficit público al 3% del PIB, creando ocho millones de empleos desde 2009. Europa sigue en depresión por sus propios errores de política económica. En España se ha destruido casi un 20% del empleo que había en 2007, la tasa de paro sigue al 25% y la mayoría de parados ha perdido su prestación. La crisis económica, como era previsible, ha mutado en crisis social y política.

Los nuevos partidos que recogen los votos de la frustración y la desafección critican los errores cometidos y proponen políticas diferentes. Sus críticas se centran en el cambio de la Constitución de agosto de 2011. Defienden que nuestro problema es la deuda y que la solución es el impago de la misma. Para su venta política la enmascaran con el calificativo de ilegítima y ponen de ejemplo a Ecuador en 1998. También usan de ejemplo a Islandia en 2009.

La reforma de 2011 lo que hizo fue introducir una regla fiscal, pero la Constitución en 1978 ya obligaba al pago de intereses de la deuda pública. Cualquier impago o cambio en condiciones de los bonos es inconstitucional desde 1978 con el 88% de apoyo popular en un referéndum. Y se introdujo porque España en los últimos 150 años impagó sistemáticamente su deuda pública y siempre con la excusa de ser ilegitima.

Bravo Murillo en 1850, la primera República, Primo de Rivera y la segunda República repudiaron la deuda por ilegítima e impagaron. Impagar te deja fuera de los mercados de financiación internacionales por un periodo indeterminado. Mínimo tres años y máximo ochenta, como le sucedió a España tras el impago de Raimundo Fernández Villaverde en 1899. La pregunta es ¿cómo financiar el déficit público y el pago de salarios de funcionarios, de pensiones, de sanidad y educación durante esos años?

Islandia no impagó su deuda pública. Islandia dejó quebrar a las filiales extranjeras de sus bancos que habían captado depósitos por Internet, principalmente en Reino Unido. Pero los islandeses se gastaron 25% de su PIB en rescatar a sus bancos de la quiebra. Y para financiar el periodo sin acceso a los mercados pidieron un rescate al FMI con fuerte condicionalidad.

Ecuador tenía 10.000 millones de deuda pública en 2008 y es un insulto a la inteligencia que se use como referente. España tiene un billón de euros de deuda pública pero aún está lejos de países como Grecia, Portugal, Irlanda o Italia. Nuestro problema es la deuda privada y externa. Nuestros bancos le deben al BCE 200.000 millones y un impago de la deuda pública les cortaría el acceso a esa financiación. Por lo tanto, un impago no pactado con el BCE y el Fondo Europeo haría que la crisis de Bankia de 2012 pareciera pequeña y nos situaría en una situación como la de Argentina 2001, con corralito incluido.

Un impago desordenado aumenta los costes de financiación de empresas, menos inversión, menos empleo, más paro, más pobreza, mayores tipos para las hipotecas y más desahucios. En España es necesario reestructurar deuda privada de familias y empresas, como recomienda el propio FMI. Pero impagar la deuda pública unilateralmente nos devolvería al agujero más negro de nuestra historia. El problema es que si no cambia urgentemente la política económica española y europea estas ideas suicidas seguirán ganando fuerza.

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