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Google tendrá que presentar nuevas concesiones para evitar la multa europea

El Ejecutivo comunitario reclama al gigante tecnológico “soluciones” para desbloquear el caso

Ignacio Fariza

El rechazo de la UE a la tercera oferta de Google para evitar una multa millonaria de Bruselas por abuso de posición dominante devuelve el caso a la situación de partida. Un portavoz del departamento comunitario de Competencia, encabezado por el español Joaquín Almunia, ha pedido este jueves “soluciones” a la empresa estadounidense tras rehusar la tentativa de acuerdo. “En respuesta a nuestras cartas, los denunciantes [los competidores de la empresa estadounidense] han remitido nuevos argumentos y datos que deben ser tomados en consideración. Ahora estamos en contacto con Google para ver si están preparados para ofrecer soluciones”, ha subrayado.

Los grandes beneficiados de ese paso atrás de Bruselas —que no tomará una decisión definitiva sobre el caso hasta que el nuevo Colegio de Comisarios, presidido por Jean-Claude Juncker, tome posesión en noviembre— son los competidores de Google, cuyas objeciones al acuerdo han sido calificadas de “sólidas” por el Ejecutivo comunitario. La asociación que engloba a una treintena de ellos, Icomp, se ha felicitado en un comunicado por la “alentadora” decisión de Almunia de escuchar sus argumentos. “Ahora nos preguntamos si [la Comisión Europea] considera que Google finalmente va a llegar con una propuesta seria para evitar el desvío de tráfico”, señala en la nota. “Es ingenuo pensar que cualquier nueva oferta va a ser sustancialmente mejor que las tres primeras”.

Por su parte, un portavoz del gigante tecnológico en la capital comunitaria se ha limitado a señalar que la compañía sigue trabajando con la Comisión Europea para resolver las “inquietudes” planteadas por el departamento de Almunia. El sábado, el presidente ejecutivo de la compañía estadounidense, Eric Schmidt, afirmó en una carta publicada en el diario británico Financial Times que, pese al “éxito” de los servicios que ofrece su empresa en Europa, “Google no es la única puerta de entrada” a internet. “Para reservar un vuelo o comprar una cámara de fotos, es más probable que el cliente acuda a páginas como Expedia o Amazon que a Google”. Schmidt respondía así al grupo de competidores que, bajo el paraguas de Icomp y lideradas por Microsoft, había incrementado en las últimas semanas la presión para que la Comisión Europea rompiese con la empresa de Mountain View o, al menos, exigiera nuevas condiciones.

La pugna entre Google y el Ejecutivo comunitario se remonta a 2010, cuando Bruselas abrió su primera investigación por posibles prácticas monopolísticas en el mercado de búsquedas. A principios de año, la Comisión Europea aceptó de manera preliminar el tercer paquete de compromisos propuesto buscador que, a ojos de Bruselas, incluían garantías “suficientes” para eliminar los abusos por posición dominante. En el pacto, Competencia incluía un mandatario independiente para supervisar su cumplimiento. Siete meses después la situación ha dado un giro radical: el principio de acuerdo entre Google y Bruselas es papel mojado y el gigante tecnológico tendrá que presentar nuevas garantías para evitar la multa europea, que amenaza con lastrar la cuenta de resultados del gigante estadounidense en hasta 4.300 millones de euros —esto es, un 10% de sus ingresos anuales—.

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Sobre la firma

Ignacio Fariza
Es redactor de la sección de Economía de EL PAÍS. Ha trabajado en las delegaciones del diario en Bruselas y Ciudad de México. Estudió Económicas y Periodismo en la Universidad Carlos III, y el Máster de Periodismo de EL PAÍS y la Universidad Autónoma de Madrid.

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