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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Empleo con alfileres

Los últimos datos de paro registrado y de afiliación a la Seguridad Social mantienen la evolución favorable de los últimos meses. La economía española está creciendo y crea empleo, pero lo hace de una forma muy tibia y, en todo caso, de forma insuficiente a tenor de la magnitud de los desequilibrios acumulados. De estos, dos estrechamente relacionados, el desempleo y la deuda privada, mantienen todavía niveles inquietantes, difíciles de sostener si la economía no crece bastante más de lo que se anticipa para este año y el próximo. La Comisión Europea acaba de actualizar sus previsiones de crecimiento para España, elevando el avance del PIB al 1,1% en 2014 y al 2,1% en 2015.

El crecimiento del empleo es lento, tiene lugar mayoritariamente en contratos precarios y con salarios que en modo alguno contribuyen a elevar la renta media disponible de las familias. Que el conjunto de las remuneraciones salariales no crezca es lógicamente un poderoso inhibidor de las decisiones de gasto y ahorro. También es una presión permanente sobre la solvencia de la elevada deuda que todavía mantienen las familias españolas.

La creación de empleo que se observa es desigual según los sectores. Son las ramas vinculadas a los servicios (turismo) y a la recuperación del gasto de los hogares en transporte y comercio las que marcan un mejor comportamiento. Los contratos que se crean en esos sectores son en su casi totalidad de carácter temporal. En la industria, el empleo tiene un mejor comportamiento en los sectores más dinámicos en las exportaciones. Así se pone de manifiesto en las variaciones positivas registradas en la afiliación a la Seguridad Social. La continuidad de ese dinamismo exportador no está, sin embargo, garantizada. En realidad, a medida que se registran ligeras variaciones positivas en la demanda interna, es paralela la contracción en el saldo neto de las exportaciones. El mantenimiento de un tipo de cambio muy apreciado del euro tampoco favorece esa continuidad del principal apoyo de la recuperación española.

La creación sostenida de empleo a un ritmo suficiente como para que aumente la renta disponible y con ella la solvencia de las familias requiere un ritmo de crecimiento económico más intenso que el previsto. Ello a su vez necesita de estímulos a la demanda de las empresas y a la disminución de la todavía importante capacidad instalada que se mantiene ociosa. Pero esos estímulos no puede esperarse que provengan de decisiones nacionales, con un margen de maniobra aún más reducido que antes de que decidieran las rebajas fiscales. Ha de ser de las instituciones europeas de donde procedan esas acciones orientadas inequívocamente al crecimiento económico. Esa es la condición necesaria para que la tónica favorable de los datos recientes de empleo se mantenga.

También lo es para que la deuda de familias y empresas vaya suavizándose sin dar lugar a la reedición de problemas en el sistema bancario. Es también la condición necesaria para que la inversión empresarial, en capital humano de calidad y capital tecnológico, permita fortalecer posiciones competitivas, amparadas hasta ahora en gran medida por una devaluación interna que es un arma de doble filo.

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