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ENTREVISTA

“Es un error inventar un modelo de financiación autonómica cada lustro”

Antoni Castells, exconseller de Economía de Cataluña, se muestra pesimista sobre un nuevo modelo de financiación y cree que esa cuestión está superada en Cataluña

Jesús Sérvulo González
Antoni Castells, ex conseller de Economía de Cataluña.
Antoni Castells, ex conseller de Economía de Cataluña.Jose Maria Tejederas

Antoni Castells (Barcelona, 1950), catedrático de Hacienda Pública por la Universidad de Barcelona, fue consejero de Economía y Finanzas en Cataluña durante los Gobiernos de Maragall y Montilla entre 2003 y 2010. Desde ese cargo influyó en el diseño del actual sistema de financiación autonómica aprobado en 2009, que ahora el Gobierno se apresta a revisar. Reconoce que el actual modelo está casi sin estrenar porque la crisis y la política lo amortizaron en unos meses. Se muestra pesimista sobre un nuevo modelo de financiación. Cree que esa cuestión está superada en Cataluña, donde el debate está en otro estadio.

 Ahora lidera el think tank sobre pensamiento económico EuropeG, que ha presentado recientemente un informe alertando sobre el alto nivel de deuda de la economía española. En la Asociación de la Prensa de Madrid se muestra preocupado porque la incipiente recuperación puede relajar el ritmo de las reformas que mejore la competitividad.

Pregunta. Alertan de elevados niveles de deuda y de sus riesgos ¿Qué habría que hacer para atajarlos?

Respuesta. Se ha producido un ajuste muy importante en la economía española. Con unos grandes esfuerzos y sacrificios. Este ajuste es muy visible en dos grandes campos: la competitividad, en términos de los costes laborales unitarios. Y en el sector exterior. Hemos pasado de un déficit por cuenta corriente del 10% a tener un superávit del 3%.

“El sistema actual quedó amortizado por la crisis y los incumplimientos”

P. ¿Y los riesgos?

R. Tenemos tres puntos críticos. Primero, la sostenibilidad del sector exterior. La historia nos dice que desde 1971 no ha habido ningún periodo en que se haya logrado mantener un superávit por cuenta corriente durante más de tres años seguidos. Segundo, hay que mantener el esfuerzo de competitividad. Hemos conseguido, con un gran sacrificio, rebajar los costes laborales unitarios. Pretender que hay que seguir bajando los salarios es imposible, pero hay que evitar que se vuelva a producir una brecha de competitividad. Hay otro riesgo que es el elevado volumen de deuda. La deuda exterior bruta representa en torno al 220% del PIB y la exigible al 170%. Cualquier chispa que pueda provocar un aumento de los tipos de interés, que ahora están muy bajos, nos podría en una situación muy difícil.

P. ¿Y cómo impulsamos el sector exterior sí como usted dice hemos tenido pocos y breves periodos de superávit exterior?

R. Hay que mantener el esfuerzo exportador. Pero para exportar otros tienen que importar y para eso otros tienen que crecer. Para nosotros es básico que haya una política europea de crecimiento.

“Hay que eliminar las prótesis del modelo y mejorar la base principal”

P. ¿Qué hay que hacer para mantener los costes laborales unitarios sin reducir los salarios?

R. La sociedad debe tener la convicción de que es positivo que no se vuelvan a producir grandes divergencias en el crecimiento de los costes laborales unitarios respecto a los países con los que competimos. Para hacer esto es necesario un gran liderazgo político, y un pacto social que permita distribuir las cargas de forma equitativa como ocurrió en Alemania cuando decidieron hacer reformas de fondo.

P. Usted fue uno de los grandes artífices del sistema de financiación. Un modelo que se había diseñado para que desplegara sus efectos en una fase expansiva de la economía. ¿No vieron la que se venía encima?

R. Éramos conscientes de que la etapa de expansión exagerada basada en una burbuja crediticia había concluido. Lo que no podíamos prever, ni nosotros ni nadie, es que íbamos a entrar en una etapa de siete años de recesión. Además, siempre pensé que el acuerdo de financiación tenía que tener voluntad de permanencia.

P. Pero ahora todas las comunidades lo critican...

R. Es un error pretender inventar un nuevo modelo de financiación cada cinco años. En los países serios esto no ocurre. En Alemania hay un modelo que se puede definir con tres conceptos claros: participación de los Länder en los grandes impuestos, aunque con escasa capacidad normativa, responsabilidad en la administración tributaria y un sistema de nivelación horizontal bastante fuerte. Luego hay ajustes. Lo mismo ocurre en EE UU y en Canadá. No puede ser que cada cinco años inventemos el modelo. Me hubiera gustado que el modelo de 2009 hubiese establecido unas bases. Yo creo que las establecía en lo fundamental y que luego mediante ajustes se hubiera podido ir perfeccionando.

P. ¿Tiene la sensación de que es un modelo no nato?

R. Si, en parte es así. Quedó amortizado en un año por la crisis, por los incumplimientos del Estado y porque políticamente todo el mundo lo dio por amortizado muy deprisa. Sin embargo, se trataba de un modelo que, en su núcleo básico, contenía unos fundamentos sólidos, lo que permitía ir introduciendo correcciones sucesivas que resultaban imprescindibles.

P. ¿Permitirá la recuperación económica mejorar el sistema?

R. Creo que esto solo se soluciona negociando y es más fácil negociar cuando las cosas van bien, pero también es menos urgente.

P. Algunos sostienen que el primer reparto del sistema de financiación funciona más o menos bien pero critican el resto de fondos que consideran arbitrarios.

R. El diseño básico es fundamentalmente correcto y es la base de lo que debería haber sido un buen sistema.

P. Pero cree que el actual sistema es mejorable.

R. Es un modelo en el cual casi la totalidad de los ingresos que perciben las comunidades proceden de los impuestos que pagan sus ciudadanos. Luego hay una parte que se nivela: El 75% y otra que no. Este esquema es básicamente correcto. Hay cosas a mejorar. O las había: el grado de nivelación, los indicadores de capacidad fiscal o la responsabilidad autonómica en la administración tributaria. Pero fundamentalmente el diseño es correcto. Para implementarlo en la práctica había que mantener el statu quo de las comunidades y para ello se inventaron los fondos, que son básicamente prótesis del modelo, que lo desnaturalizan. Lo que ocurre es que a mi parecer ahora el debate se sitúa en otro estadio. De alguna forma, la discusión del modelo es una etapa superada. Habrá que hacerla, claro, cuando se plantee, y ahí cada uno defenderá lo que le conviene. Pero hay que mirar de frente la realidad, y la realidad nos dice que el debate político se ha acelerado y la cuestión central ya no es el modelo del 2009, y ni tan siquiera la cuestión de la financiación.

P. Entonces, ¿la solución pasaría por eliminar estas prótesis?

R. Eliminarlas y mejorar los mecanismos básicos del modelo. Pero, sinceramente, creo que esta etapa está superada en Cataluña. Tengo la sensación de que la negociación se sitúa en otro estadio.

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Sobre la firma

Jesús Sérvulo González
Redactor jefe de Economía y Negocios en EL PAÍS. Estudió Económicas y trabajó cinco años como auditor. Ha cubierto la crisis financiera, contado las consecuencias del pinchazo de la burbuja inmobiliaria, el rescate a España y las reformas de las políticas públicas de la última década. Ha cursado el programa de desarrollo directivo (PDD) del IESE.

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