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La inflación argentina se desacelera en marzo

El índice anual alcanza su nivel más alto en once años de kirchnerismo, pero el mensual baja tras la devaluación de enero

Nunca la inflación anual fue tan alta en estos once años de Gobiernos kirchneristas como en marzo. La combinación del nuevo índice de precios al consumidor (IPC) - más creíble que el vigente entre 2007 y 2013 - con el indicador medio de las agencias provinciales de estadística demuestra que la inflación ha alcanzado el 33,4% anual, el nivel más alto desde 2003. Supera así la marca del 32,9% de abril de 2008, en pleno conflicto del Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner con los agricultores y su paro patronal con desabastecimiento. Sin embargo, también es cierto que la inflación mensual ha comenzado a desacelerarse después del cimbronazo inicial que provocó la devaluación del peso en enero pasado.

El nuevo IPC - que el Gobierno argentino desarrolló para revertir las críticas hacia el subestimado indicador anterior - arrojó en enero una subida del 3,7% mensual; en febrero, del 3,4% y en marzo, del 2,6%. Es decir, la última cifra es mayor al 1,5% del mismo mes de 2013, pero evidencia una disminución respecto a los primeros dos meses en los que la depreciación del peso impactó en los precios.

El jefe de Gabinete de Ministros, Jorge Capitanich, destacó este miércoles la “tendencia declinante”. Esta desaceleración con respecto a los meses anteriores obedece en parte al ajuste monetario que ha aplicado el Banco Central al elevar los tipos de interés. La autoridad monetaria, que conduce Juan Carlos Fábrega, también adoptó otras medidas para evitar que la devaluación del 22 y 23 de enero se desmadrara. Además, el secretario de Comercio, Augusto Costa, selló acuerdos de precios con supermercados. El encarecimiento de productos, servicios y créditos y la pérdida de poder de compra de los salarios en 2013 - el primer año de la etapa kirchnerista en que subieron menos que la inflación - llevaron a una caída del consumo que a su vez impactó en una moderación del alza de precios.

La actividad económica creció solo el 0,5% en el primer trimestre de 2014, después de una expansión del 3,1% en 2013, según el Estudio Ferreres. Esta consultora midió un ligero crecimiento en los primeros dos meses de 2014 y una contracción del 1,4% en marzo.

La credibilidad del nuevo IPC fue destacada por economistas independientes y opositores cuando se conoció el dato de enero. No obstante, los números de febrero y marzo despertaron suspicacias entre aquellos que consideran que la inflación fue mayor a la informada por el ministro de Economía, Axel Kicillof. De todos modos, ninguno se atreve a decir que el IPC esté siendo manipulado de manera tan descarada como lo hizo desde 2007 el Gobierno de Néstor Kirchner (2003-2007) y el de su viuda.

El reciente cambio metodológico obedeció a presiones del Fondo Monetario Internacional (FMI), que amenazaba con sanciones que podían llegar a la expulsión de Argentina de ese organismo. También a la intención deliberada de Kicillof y Fábrega de volver a seducir a los inversores. La desconfianza de los mercados hacia Argentina comenzó con la manipulación estadística de 2007. El periódico Ambito Financiero vaticinó que el FMI dará su veredicto sobre el nuevo IPC a mediados del presente año.

El alza de la inflación de los últimos meses respecto al 27,5% de 2013 ha recalentado las negociaciones salariales de los sindicatos con el Estado y las empresas. De momento, sindicalistas kirchneristas que acordaron su nómina aceptaron subidas menores al 31%. En cambio, los opositores demandan más y han organizado una huelga general el pasado jueves.

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