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CRISIS DE DEUDA

Grecia vuelve de su exilio de los mercados

El país emite 1.000 millones más de lo previsto con 3.000 millones en bonos a cinco años 7El Gobierno confirma que el interés al que se han colocado los títulos ha bajado al 4,75% La demana alcanza los 20.000 millones y el 90% de las peticiones llegan del extranjero

El ministro griego de finanzas, Yannis Stournaras, junto al vicepresidente europeo, Joaquín Almunia, este jueves en Atenas.
El ministro griego de finanzas, Yannis Stournaras, junto al vicepresidente europeo, Joaquín Almunia, este jueves en Atenas.LOUISA GOULIAMAKI (AFP)

Los mercados son pura velocidad; no se trata de comprar y vender, sino de saber cuándo hacerlo. Grecia acertó ayer en el cuándo: volvió con éxito a los mercados tras cuatro años de exilio en los que se ha cocido a fuego lento, con una sensacional devaluación interna con las recetas de la troika, que han dejado el paro en el 27%, han recortado una cuarta parte el PIB, han elevado la deuda hasta niveles estratosféricos y, en fin, han dejado el país al borde de una depresión tras una danza macabra económica que dura ya un lustro. Las grandes crisis son discontinuidades: sorprenden cuando arrancan, impresionan a medida que percuten, a menudo asombran también cuando se apagan. Está por ver si Grecia se acerca al final de la pesadilla, pero su Gobierno desafió las reglas de la gravedad financiera al colocar 3.000 millones de euros en bonos a cinco años a menos del 5% de interés; en lo peor de la crisis, los tipos a ese plazo llegaron al 65%.

La operación, liderada por Deutsche Bank y JP Morgan, tuvo una demanda inmensa, de 20.000 millones. Atenas, Bruselas y Washington capitalizaron ese éxito activando la maquinaria propagandística. Fin de la crisis, versión Grecia: la emisión refleja “los efectos positivos de las reformas realizadas”, resumió Siim Kallas, vicepresidente económico de la Comisión. “Es un paso adelante, una razón para mantener el rumbo”, abundó. “Pronto veremos los resultados de este compromiso catalizador”, señaló el ministro griego Yanis Stournaras. En la misma línea, la jefa del FMI, Christine Lagarde, añadió que el resultado de esa “exitosa” operación “es una muestra de que Grecia va en la dirección adecuada”, informa Amanda Mars. Y así ad infinítum.

Las principales instituciones califican de "éxito" la operación

Pero puede que ese regreso tenga poco de extraordinario, que las perspectivas sean menos halagüeñas de lo que parece y que la operación tenga un componente político fundamental. Grecia pidió ayuda en mayo de 2010, y un segundo rescate hace dos años, que incluyó una reestructuración de la deuda privada. La historia financiera enseña que los efectos negativos en los mercados de ese tipo de reestructuraciones suelen desaparecer en dos años, exactamente el tiempo que ha tardado Grecia en volver a emitir. Además, las leyes de los grandes números dejan poco margen al optimismo: la deuda pública, del 177% del PIB, es hoy mayor que cuando se aprobó la reestructuración, y el crecimiento sigue desaparecido, aunque la economía muestra signos de mejora.

El éxito de la emisión es explicable. El 80% del endeudamiento griego está en manos del FMI y de los socios europeos; en los próximos 10 años apenas hay que atender vencimientos, y el Eurogrupo aprobará en breve medidas favorables para la deuda de Grecia, e incluso un plan de estímulo. No es probable una nueva quita, y el BCE anuncia posibles compras de activos que hacen aún más atractiva la operación. “El principal riesgo de Grecia, una vez descartada la salida del euro, es en estos momentos político”, resume el economista Costas Lapavitsas.

El 80% de la deuda griega está en manos del Fondo Monetario Internacional

Y política es también la lectura de la operación que hacían ayer los analistas. Tras años de crisis, la fatiga de la sociedad griega es sensacional. Un coche bomba explotó ayer ante la sede de un banco. Anteayer, los sindicatos convocaron la primera huelga general del año. La canciller Merkel —de visita hoy en Atenas—, el Gobierno, Bruselas y el FMI “necesitan presentar Grecia como una historia de éxito de cara a evitar una debacle de los partidos prorrescate en las elecciones de mayo”, indica el economista Yanis Varoufakis. “Pero es pronto para cantar victoria”, advierte. Grecia tiene un agujero de entre 10.000 y 20.000 millones; necesita un tercer rescate. Atenas ha optado por mezclar varias opciones: el dinero europeo, pero también el superávit fiscal primario, las privatizaciones y, ahora, los mercados. Emitir deuda es más caro que pedir ayuda a la troika, pero transmite un mensaje político de optimismo y es un espaldarazo a los bancos del país, que de esa manera lo tendrán más fácil cuando salgan al mercado. “¿Por qué no tomar riesgos en Grecia si todo apunta en la buena dirección?”, se preguntaba un analista de un hedge fund. “Grecia es insolvente”, insistía Varoufakis. Entre esos dos extremos se inserta el final del exilio de Grecia en los mercados.

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Sobre la firma

Claudi Pérez
Director adjunto de EL PAÍS. Excorresponsal político y económico, exredactor jefe de política nacional, excorresponsal en Bruselas durante toda la crisis del euro y anteriormente especialista en asuntos económicos internacionales. Premio Salvador de Madariaga. Madrid, y antes Bruselas, y aún antes Barcelona.

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