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ASAMBLEA de PRIMAVERA DEL FONDO

El FMI advierte de que la banca europea sigue en entredicho

El Fondo Monetario Internacional advierte de que el lento saneamiento lastra la recuperación y de que algunas entidades podrían necesitar apoyo público

AMANDA MARS (ENVIADA ESPECIAL)
Christine Lagarde, directora del FMI, y Angela Merkel, canciller alemana, en una imagen de 2012.
Christine Lagarde, directora del FMI, y Angela Merkel, canciller alemana, en una imagen de 2012.ODD ANDERSEN (AFP)

Después de seis años de crisis y quiebras, después de 675.000 millones de euros salidos de los bolsillos de los contribuyentes para pagar rescates, la banca europea sigue vista como algo sospechoso, como un riesgo a la estabilidad, un mal aliado para la recuperación económica. Pese a que el Fondo Monetario Internacional (FMI) trata de destacar las mejoras conseguidas —especialmente en boca del responsable de este departamento, José Viñals, ex subgobernador del Banco de España—, sus papeles alertan de hasta qué punto la debilidad de los balances y la montaña de morosidad están boicoteando la salida de la crisis.

Hay hasta 800.000 millones de euros en activos morosos en el conjunto de las entidades europeas, el doble que en 2009, y los estados no pueden dar por concluida la época de los espaldarazos a la banca. Según advierte el Fondo en su informe de primavera sobre la situación fiscal, la revisión de la calidad de los activos en marcha “podría señalar la necesidad de más ayuda pública en algunos países”. “La reestructuración de la deuda del sector empresarial en la zona del euro se ha visto estancada porque no ha concluido el saneamiento de los balances de los bancos”, advierte el órgano que dirige Christine Lagarde.

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Y la frase no corresponde al informe del año pasado, ni del anterior, ni del otro, sino al de 2014. Los primeros bancos cayeron en Europa en 2008 y hoy por hoy, algo sigue fallando en Europa. La política monetaria expansiva “no se ha trasladado al flujo de crédito que hace falta para respaldar una recuperación más fuerte, en particular a las empresas pequeñas”, dijo Viñals.

El Fondo no quiere causar incendios con Berlín y el Banco Central Europeo (BCE) pero cree que debería ser más rápido y completo el proceso de la unión bancaria en marcha, que es la medida estrella de la eurozona para romper el círculo vicioso que establecen los riesgos soberanos y acabar con esa fragmentación financiera que hace de los costes de los créditos resulten totalmente dispares entre unos países y otros. Además, recalca que las nuevas pruebas de resistencia deben ser rigurosas, tras el desastre de los experimentos previos, que dieron por sanas a entidades que después acabaron rescatadas.

Y sí, los mercados parecen haber bendecido las mejoras del sistema e incluso se han reconciliado con activos antes tan sospechosos como los bonos españoles, les exigen menos intereses y el sur de Europa respira tranquilo, pero tampoco eso permite lanzar las campanas al vuelo, según advierte el Fondo en su informe de estabilidad financiera, presentado ayer en Washington.

“La actitud del mercado con respecto a los bancos y las entidades soberanas de la zona del euro sometidas a tensiones ha mejorado notablemente, pero es posible que esa actitud se haya adelantado al proceso de saneamiento de los balances que aún es necesario”, dice el FMI . El órgano advierte además de que “hay un grupo de bancos que serían incapaces de mantener sus ratios de capital con incluso relativamente modestas pérdidas adicionales en sus créditos ya existentes”.

España, que tuvo que pedir el rescate a Europa para buena parte de su sistema y con un largo proceso de desapalancamiento aún por delante, parece especialmente señalada en todos estos riesgos, pero por más exámenes públicos. “En España los ejercicios previos realizados por Oliver Wyman ya habían procesado mucha información y reducido notablemente el riesgo de sorpresas”, dijo Viñals, pero, como bien añadió, “las sorpresas por definición no se anticipan y habrá que esperar al final del ejercicio”.

La banca española, además, es una de las más expuestas al riesgo de los mercados emergentes de América Latina, que han dejado de ser las estrellas del crecimiento para convertirse en una de las mayores inquietudes del Fondo por el efecto que pueda llegar a provocar el repliegue estímulos de la Reserva Federal. El FMI calcula de los tipos de interés que marca la Fed comenzarán a subir a mediados de 2015. No obstante, Viñals señaló que dentro de esa zona, los países más vinculados a la banca española, México y Argentina, “se están levando medidas de política económica que nos permiten ser optimistas”.

El Fondo se ha esmerado reflejar cómo el saneamiento de la banca será clave para que esa débil recuperación europea gane brío. Los técnicos han realizado una serie de simulaciones y proyectan que, por ejemplo en el caso de España, un aumento de 170 puntos básicos en el ratio de capital y reservas (hasta alcanzar el nivel de la tasa de morosos) llevaría a un aumento acumulado del crédito del 8% en cuatro años.

“Pero el crédito no solo necesita la predisposición de los bancos sino también una demanda solvente”, apuntó el consejero financiero del FMI, por eso “también es fundamental que se lleven a cabo las actuaciones previstas para mejorar la situación de las empresas”, como la reforma que ha aprobado el Gobierno para facilitar las reestructuraciones de deudas. Es ese el círculo vicioso que no se rompe: la banca necesita empresas fuertes a las que prestar y las empresas necesitan una banca fuerte que apuesta por ellas.

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Sobre la firma

AMANDA MARS (ENVIADA ESPECIAL)
Directora de CincoDías y subdirectora de información económica de El País. Ligada a El País desde 2006, empezó en la delegación de Barcelona y fue redactora y subjefa de la sección de Economía en Madrid, así como corresponsal en Nueva York y Washington (2015-2022). Antes, trabajó en La Gaceta de los Negocios y en la agencia Europa Press

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