_
_
_
_
_
UE EEUU

La sociedad civil de la UE y EEUU escenifica división sobre tratado comercial

El jefe del equipo negociador de la Unión Europea (UE), Ignacio García Bercero (i). EFE/Archivo
El jefe del equipo negociador de la Unión Europea (UE), Ignacio García Bercero (i). EFE/ArchivoEFE

Organizaciones de la sociedad civil de la Unión Europea y Estados Unidos mostraron hoy posiciones divididas ante la negociación de un tratado de libre comercio e inversiones entre las dos potencias, especialmente en ámbitos como los servicios financieros, la agricultura o la protección de datos.

En el ecuador de la cuarta ronda de negociación del acuerdo, conocido como TTIP, Bruselas acogió hoy por primera vez una conferencia de partes interesadas en el acuerdo de ambas orillas del Atlántico, a la que asistieron también responsables de los equipos negociadores.

Las negociaciones, que arrancaron en julio de 2013 y pueden estar concluidas a mediados del próximo año, están enfocadas en crear la mayor zona de libre comercio del mundo (supondría el 50 % de la actividad económica global) y armonizar sus regulaciones para sentar un referente mundial.

Una de las áreas en las que los representantes de la sociedad civil evidenciaron diferencias es la de los servicios financieros.

Para el representante de la Asociación de Mercados Financieros en Europa, Edward Bowles, el TTIP ofrece la oportunidad de lograr mayor "coherencia reguladora" y establecer "mecanismos transparentes que garanticen convergencia" en esa industria, a pesar de que aún persistan "muchas divergencias entre la UE y EEUU".

En cambio, la asociación europea Finance Watch alertó de la necesidad de regular ese sector teniendo en cuenta los estragos de la crisis económica iniciada en 2008, y pidió "hacer evaluaciones antes de imponer una nueva liberalización".

"¿Queremos acabar con unos estándares aguados o con los mejores estándares? Ésa es nuestra preocupación", indicó su representante, Aline Fares.

En esa línea se pronunció también el director ejecutivo de la Asociación Nacional de Defensores de Consumidores de EEUU, Ira Rheingold, quien afirmó que "se habla de rebajar los estándares, no de una verdadera convergencia" de normas sobre servicios financieros.

"Les urjo a dejar fuera del TTIP cualquier negociación de coordinación reguladora de los mercados financieros", insistió.

Para estas dos organizaciones es crucial, además, que el acuerdo no incluya ningún instrumento de solución de controversias inversor-Estado (ISDS, en inglés).

"Que una empresa pueda demandar a un Estado es antidemocrático y absurdo. Simplemente no puede ocurrir en un tratado que implica a dos países democráticos", apostilló Rheingold.

Otros sectores de servicios, como el de las ventas directas o las telecomunicaciones, resaltaron las ventajas que les aportaría el tratado.

"Deberíamos librarnos de cierta regulación innecesaria", dijo el responsable de la Organización Europea de Operadores de Telecomunicaciones (ETNO), David Frautschy, quien advirtió no obstante de la importancia de que si una empresa estadounidense da un servicio a un cliente europeo, "da igual dónde se almacenen los datos, debe cumplir con las leyes europeas de protección de datos".

El director ejecutivo del Centro para la Democracia Digital, Jeffrey Chester, puso de relieve la "amenaza" que supone el "actual modelo estadounidense de recolectar absolutamente todo sobre los individuos".

"Si incluyen los flujos de datos en el TTIP se creará un organismo que incrementará aún más la vigilancia", advirtió.

Por otro lado, aunque por iniciativa de Francia el sector audiovisual no se ha incluido en las negociaciones, asociaciones como la Federación Internacional de Organizaciones de Derechos de Reproducción o IFPI, que representa a la industria discográfica en el mundo, recalcaron que el acuerdo podría coordinar los estándares internacionales de protección e impulsar la diversidad cultural.

En el apartado agrícola, el secretario general del Comité de Organizaciones Agrarias y Cooperativas europeas (Copa-Cogeca), Pekka Pesonen, apoyó las negociaciones pero pidió un "alto nivel de ambición" y "estándares seguros".

Muchas organizaciones han venido alertando sobre la carne hormonada y los transgénicos que se producen en EEUU, aunque la Comisión Europea ha descartado tajantemente que el TTIP vaya a cambiar la legislación europea sobre esos productos.

La asociación spiritsEUROPE vio beneficioso el acuerdo, pero insistió en "respetar las indicaciones geográficas".

Por su parte, el comisario europeo de Comercio, Karel De Gucht, que informó hoy de los avances de la negociación, dejó claro que para que tenga éxito hay que tener "la máxima transparencia con el público", pero dejó claro que no pueden publicar el documento de la negociación por contener sus propuestas.

"Hay que distinguir entre la transparencia con el Parlamento Europeo y los Estados miembros, y con el público, porque si no habría que parar la negociación", comentó.

"No hay que considerar el TTIP como un desafío al modelo social europeo", concluyó el comisario.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_