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El sector de las telecomunicaciones mexicano cambia las reglas del juego

Las decisiones del órgano regulador acotan el poder de los grandes gigantes del sector

Luis Pablo Beauregard
Estudios de Televisa en México.
Estudios de Televisa en México.Susana Gonzalez (Bloomberg)

Los primeros días de marzo han traído definitivos vientos de cambio al sector de las telecomunicaciones en México. En escasos siete días el Instituto Federal de Telecomunicación (IFT, un órgano regulador autónomo) realizó el histórico anuncio de las bases de licitación para dos nuevas cadenas de televisión y determinó la preponderancia de los gigantes del sector: Televisa, de Emilio Azcárraga, que domina el 70% del mercado de radiodifusión y América Móvil, que tiene el 71% del mercado de telefonía, Grupo Carso y Financiero Inbursa, del magnate Carlos Slim. Esto allana el camino para la competencia y reivindica uno de los más añejos reclamos de la sociedad mexicana. Es una reforma que cambia las reglas del juego en un sector que hasta el día de hoy era dominado por las prácticas monopólicas.

El fallo del IFT pone los cimientos para que el sector deje de tener una competencia basada en la infraestructura, donde solo compiten quienes la tienen, a transitar a una competencia basada en los servicios que se ofrecen a los consumidores. El IFT determinó que tanto América Móvil como Televisa, grupos preponderantes que tienen más del 50% de un mercado y que imponen sus reglas en el sector, deberán de compartir sus torres de transmisión, redes, cableado, antenas, etc., con aquellas empresas que lo deseen mediante “el pago de un precio justo”. Algunas de las decisiones adoptadas por el instituto deben de comenzar a acatarse en un periodo de máximo 30 días.

“Es el manotazo sobre la mesa más grande que se ha dado en México en materia de competencia en más de 20 años”, asegura Ernesto Piedras, consultor de telecomunicaciones en The Competitive Intelligence Unit. El pasado viernes Televisa se despertó teniendo un solo competidor, TV Azteca. Y se fue a dormir sabiendo que a partir de septiembre serán cuatro jugadores. “A Televisa le toca la parte más drástica”, concluye Piedras.

Lanzar una nueva cadena de televisión requiere, según el experto, unos 3.000 millones de dólares y un tiempo estimado de tres años. El fallo del IFT da la opción a compañías más pequeñas para reducir los costes al utilizar parte de la infraestructura de Televisa. “Ya no gastaríamos todo ese dinero sino unos 600 millones de dólares y entre tres y seis meses dependiendo del tiempo que tomen los arreglos comerciales con la empresa preponderante”, señala Piedras.

Agustín Ramírez, de la Asociación Mexicana de Derecho a la Información, aplaude la reforma pero alerta que los beneficios a los consumidores no serán notados en lo inmediato. “La declaración de preponderancia y la licitación de nuevas cadenas hacen énfasis en mayor competencia porque abarata la inversión pero no significa un beneficio directo a los usuarios”, dice. Sí señala que habrá “repercusiones inmediatas en la telefonía móvil”.

En este mercado la comisionada del IFT Adriana Labardini anunció 15 medidas inmediatas para beneficiar a los usuarios. Entre ellas destacan la obligación de dar a conocer las tarifas a los clientes del servicio de pre pago y aquellos que viajen al extranjero. También se elimina el roaming nacional y se facilitan los procesos de cancelación de líneas. “La competencia es un valor. Obliga a los participantes a mejorar su oferta. La detonamos ofreciendo a los consumidores el derecho a elegir”, dijo Labardini el viernes pasado en una rueda de prensa.

El IFT ha elegido medidas asimétricas para compensar la falta de competencia. “La interconexión asimétrica bajará el costo en telefonía”, asegura Piedras y explica que los competidores de Telcel y Telmex, ambas propiedad de Slim, “bajarán sus precios para atraer más clientes, mientras que a los preponderantes se les aumentarán los costes, lo que estrangulará sus márgenes de ganancia”.

El beneficio a los espectadores de televisión, no obstante, tendrá “un camino más largo qué recorrer”, según Ramírez. Hoy Televisa no tiene rival en creación de contenidos. Los dos nuevos competidores, que podrán estar al aire hacia el tercer trimestre de 2015, “tienen que alertar a Azteca y Televisa de que deben de cambiar y ofrecer mejores producciones”. Las nuevas cadenas también tendrán que ganar terreno en el mercado de la publicidad a los gigantes de la televisión.

El Instituto ha prohibido a Televisa y a América Móvil comprar derechos de “contenidos relevantes” en exclusiva. Ambos grupos no podrán ofrecer como únicos en ninguna de sus plataformas -televisión pública o privada u otros medios (América Móvil no tiene televisión)- eventos como el Mundial de Fútbol o los Juegos Olímpicos. Sus rivales, en cambio, sí podrán hacerlo. “Eso mutila la capacidad de competencia de los grupos preponderantes”, señala Piedras. A esto se le suma el must carry y must offer, la obligación de que las televisoras compartan sus contenidos para ser retransmitidos por otras empresas sin costo alguno.

El IFT cumplió con el plazo que le marcaba la constitución para tomar tres importantes decisiones (preponderancia, licitación y reglas de retransmisión gratuita). Ahora son los congresistas mexicanos quienes deben de mostrar su voluntad de concluir con una de las reformas más importantes que se han llevado a cabo en el país. La elaboración de las leyes secundarias está en el aire. Se debían de haber discutido en diciembre de 2013, pero no ha sucedido hasta la fecha. “Esto no abona positivamente al ambiente de inversión y hace vulnerable la reforma al cabildeo de los preponderantes”, advierte Piedras.

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Sobre la firma

Luis Pablo Beauregard
Es uno de los corresponsales de EL PAÍS en EE UU, donde cubre migración, cambio climático, cultura y política. Antes se desempeñó como redactor jefe del diario en la redacción de Ciudad de México, de donde es originario. Estudió Comunicación en la Universidad Iberoamericana y el Máster de Periodismo de EL PAÍS. Vive en Los Ángeles, California.

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