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Argentina tacha de conspirador al presidente de la petrolera Shell

El Gobierno argumenta que la firma atenta contra los intereses del país, tras subir un 12% el precio de los combustibles

Francisco Peregil

El Gobierno de Argentina intenta estos días hacer lo posible y lo imposible para que la devaluación del peso no se traduzca en una mayor inflación. La semana pasada consiguió casi lo imposible: que los dueños de las cadenas de electrodomésticos dieran marcha atrás en las subidas de precios que marcaron en la semana del 20 al 25 de enero. Y no ha permitido que la empresa petrolera nacionalizada YPF suba el precio de sus combustibles. Pero la multinacional holandesa Shell se ha salido del carril. Y su presidente en Argentina, Juan José Aranguren, ha establecido este lunes una subida del 12% en los combustibles.

Esta decisión ha sido calificada por el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, como “conspirativa y atentatoria contra los intereses del país”. Capitanich ha afirmado que no hay ninguna razón “técnica” para establecer ese precio. “Me parece que solo la codicia, la estrategia de imponer condiciones y decisiones como grupo económico, son los que los llevan a tomar este tipo de decisiones”, ha señalado el jefe de Gabinete.

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El presidente local de Shell, el argentino Juan José Aranguren, ha declarado en Radio Mitre que la palabra conspirador le parecía muy “dura” y muy “fuerte”: “Si el proveedor aumenta el coste de la materia prima en un 23% y nosotros aumentamos al mes siguiente el precio de los combustibles en un 12%. ¿Eso es codicia? Se habló de que hemos hecho un acuerdo de precio unilateral… Obviamente. Porque si yo hiciera un acuerdo de precios con mis competidores, ese aumento estaría viciado de nulidad”.

“Me parece que solo la codicia, la estrategia de imponer condiciones y decisiones como grupo económico, son los que los llevan a tomar este tipo de decisiones”.

Por su parte, el diputado oficialista Carlos Kunkel también ha emitido palabras críticas y ha señalado a la emisora Rock & Pop: “La empresa Shell, que pertenece a la corona inglesa y a la holandesa, se caracteriza por tener políticas que responden mucho a los intereses de sus socios menores, ellos hacen su juego y su política, y responden a un país que preserva la mentalidad colonial y tratan de incidir en las políticas internas”. En esta línea, ha añadido: “No conozco los detalles técnicos y tampoco los critico que quieran tener su máxima ganancia. Cuando la actividad comercial de un país no le conviene a las empresas imperiales, bueno, por donde vinieron se pueden ir”.

Aranguren ha sido objeto de 57 denuncias por parte del Gobierno de Cristina Fernández. La semana pasada fue acusado por el ministro de Economía, Axel Kicillof, de haber intentado desestabilizar al Gobierno porque Shell compró en el mercado tres millones y medio de dólares a un precio supuestamente más alto del que fijaba el mercado en esos momentos, con el supuesto fin de crear falsas expectativas de otra devaluación.

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Sobre la firma

Francisco Peregil
Redactor de la sección Internacional. Comenzó en El País en 1989 y ha desempeñado coberturas en países como Venezuela, Haití, Libia, Irak y Afganistán. Ha sido corresponsal en Buenos Aires para Sudamérica y corresponsal para el Magreb. Es autor de las novelas 'Era tan bella', –mención especial del jurado del Premio Nadal en 2000– y 'Manuela'.

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