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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

La Reserva Federal y la crisis de emergentes

José Carlos Díez

La historia económica nos enseña que los flujos financieros a países emergentes siguen tendencias inversas a las políticas monetarias de la moneda de reserva, que en la actualidad es el dólar. Cuando la Reserva Federal (Fed) baja los tipos de interés hace menos atractivo invertir en dólares y los capitales huyen a buscar mayor rentabilidad en emergentes. Desde que la Fed anunció el inicio de la retirada de estímulos, los tipos de interés de largo plazo del dólar subieron. Por eso los capitales salen ahora de países emergentes y vuelven a EE UU.

Recientemente el profesor Barry Eichengreen ha publicado un artículo en el que analiza las variables que ayudan a explicar la variación del tipo de cambio, primas de riesgo, bolsas y reservas del banco central de países emergentes antes y después del anuncio de retirada de la Fed. El PIB, déficit público, deuda pública o déficit por cuenta corriente no ayudan a explicar el cambio de sesgo del sentimiento inversor. Las dos variables determinantes son tasa de apertura financiera y controles de capitales. Paradójicamente los países que más liberalizaron su balanza financiera y que menos controles de capitales pusieron cuando los inversores llegaban en manada a sus países son los que más tensión financiera padecen ahora.

La llegada de flujos provocó burbujas, elevó el crecimiento, los salarios y la inflación, generó déficit por cuenta corriente e hizo a esas economías vulnerables. La excepción que cumple la regla siempre es Argentina. Los flujos no llegaron a Argentina, no tienen apenas deuda pública y deuda externa y el precio de la soja sigue muy por encima de su promedio histórico.

Turquía se ha visto forzada a subir tipos de interés del 4% al 10% para frenar la fuga de capitales. Turquía había acumulado 150.000 millones de dólares de reservas que supuestamente eran una vacuna contra la inestabilidad financiera. Pero cuando la manada de inversores huye es difícil pararla. Turquía está abocada a un frenazo brusco y entrará en recesión este año. Brasil, India, Rusia y Sudáfrica también se están viendo afectados. Las subidas de tipos oficiales no han sido tan brutales, pero el riesgo de recesión ha aumentado considerablemente.

Mientras la Fed ha aumentado su balance en 2013 casi un 40%, el BCE lo ha reducido un 25%. Por eso el euro ha subido a 1,36 dólares, frenando las exportaciones europeas y profundizando la deflación salarial y de deuda en los países de la periferia. Alemania con un 6% de paro y un superávit exterior del 7% del PIB se la ve cómoda.

En España, la deuda externa neta ha aumentado unos 70.000 millones en 2013, nuestro déficit público no baja, nuestra deuda pública crece exponencialmente y nuestros bancos fueron los principales compradores de deuda pública el año pasado. Su morosidad sube, el precio de la vivienda y de las garantías baja. En crisis de deuda las condiciones iniciales son muy importantes y España es más vulnerable que hace un año. Lo preocupante es que nuestro Gobierno, nuestros bancos y grandes empresas, no son conscientes de ello.

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