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‘Brokers’ bajo la sombra de Enron

Los intermediarios financieros deciden el precio de la subasta eléctrica

Ramón Muñoz
Corredores de bolsa surcoreanos vigilan las pantallas en Seúl
Corredores de bolsa surcoreanos vigilan las pantallas en Seúl EFE

En 2001 se desató el escándalo Enron, la eléctrica estadounidense que provocó el caos energético en California aprovechándose del furor desregularizador. Inmortalizada por el libro y el documental Enron, los hombres que estafaron América, la historia ejemplifica los riesgos de confiar a los mercados financieros y a la especulación un sector tan estratégico como el eléctrico. Además de estafar a sus accionistas y empleados, Enron jugó con los precios de la luz apagando centrales y forzando desconexiones que provocaron apagones y picos de demanda. Se trataba de disparar artificialmente los precios y con ello la cotización de las acciones. Acabó en la mayor quiebra de una empresa estadounidense.

Salvando las distancias y sin que se haya detectado ninguna manipulación por el momento, los mecanismos de fijación de precios mayoristas en España no son muy distintos a los que cuentan en el documental.

En las subastas Cesur de donde sale el precio que se aplicará a la parte liberalizada del recibo, los verdaderos protagonistas son los brokers, agentes y entidades financieras que a golpe de ratón desde sus despachos pujan por los contratos basándose en las expectativas a futuro del precio de la electricidad. Representan el 50% de los participantes y entre las habituales están Goldman Sachs, Bank of Sctoland, Deutsche Bank y Morgan Stanley. Otro 40% son eléctricas extranjeras y un 10% españolas.

Todos estos agentes cubren los riesgos a futuro de las comercializadoras (Endesa, Iberdrola, Gas Natural, EDP y E.ON) que actúan como compradoras en la subasta cuando estas compran efectivamente la electricidad que necesitan sus clientes. Desde 2009, el precio de las subasta (el que se paga en el recibo) ha sido superior al que luego han pagado estas distribuidoras en el mercado mayorista.

Como ha sucedido en la última subasta, los precios pueden dispararse si paradas técnicas en las centrales nucleares o si se reduce la aportación de las energías más baratas como la hidráulica o la eólica. Organizaciones de consumidores, grandes clientes y pequeñas comercializadoras han acusado a las eléctricas de provocar artificialmente esas paradas en los días previos a la subasta para disparar los precios.

El ministro de Industria. José Manuel Soria, que hasta ahora había defendido la limpieza de las subastas, ha ido también muy lejos y ha hablado directamente de manipulación: “Teníamos sospechas de manipulación porque el precio que resultó en la subasta es un 7% superior a las referencias de precios de contratos equivalentes”. El presidente de la patronal eléctrica, Eduardo Montes, tal vez en un ataque de sinceridad, ha reconocido que no comprendía las críticas porque la última subasta se ha celebrado como siempre.

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Sobre la firma

Ramón Muñoz
Es periodista de la sección de Economía, especializado en Telecomunicaciones y Transporte. Ha desarrollado su carrera en varios medios como Europa Press, El Mundo y ahora EL PAÍS. Es también autor del libro 'España, destino Tercer Mundo'.

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