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Repsol evita un pleito largo e incierto

La petrolera tenía los argumentos jurídicos de su lado, pero no sabía cuánto ni cuándo cobraría

Miguel Jiménez
Antonio Brufau, presidente de Repsol.
Antonio Brufau, presidente de Repsol. Bernardo Pérez

La indemnización por la expropiación de Repsol era un caso aparentemente ganado en los tribunales. Los argumentos de la petrolera española previsiblemente se harían valer en el arbitraje internacional emprendido ante el Centro Internacional de Arreglo de Diferencias relativas a Inversiones (Ciadi) porque suponían una vulneración evidente del Tratado de Protección Recíproca de Inversiones entre España y Argentina. Sin embargo, nadie podía anticipar el importe de la indemnización a fijar por el tribunal ni, sobre todo, el momento de la misma. Además, tampoco nada garantizaba que Argentina pagase la indemnización que pudieran fijar los árbitros.

Desde el punto de vista de Repsol, por tanto, las principales razones para alcanzar un pacto son las del refranero. “Más vale un mal arreglo que un buen pleito”. “Pleitos tengas y los ganes”. “Más vale pájaro en mano que ciento volando”.

Repsol reclamaba una indemnización muy superior a la concedida, de más del doble de los 5.000 millones de dólares (unos 3.700 millones de euros) que se han fijado en el principio de acuerdo que se dispone a ratificar este miércoles el Consejo de Administración de Repsol.

La compañía alegaba que la expropiación era manifiestamente ilícita y gravemente discriminatoria, pues solo afectó a YPF e YPF Gas y no a otras empresas petroleras en Argentina; y tambíén porque solo se somete a expropiación la participación de uno de los accionistas de ambas (Repsol). La firma española consideraba que no se justificaba de forma alguna la utilidad pública y que suponía un patente incumplimiento de las obligaciones asumidas por el Estado argentino cuando se llevó a cabo la privatización de YPF.

Junto a otra serie de acciones legales en tribunales argentinos, españoles y estadounidenses, Repsol presentó una reclamación ante el Ciadi que fue registrada el pasado 18 de diciembre. El tribunal arbitral se constituyó en julio, pero enseguida Argentina impugnó a los dos árbitros que no había nombrado. Lo siguiente, según el guión de otros pleitos, sería cuestionar la jurisdicción y usar todo tipo de argucias para alargar el proceso. Hay pleitos contra Argentina en el Ciadi que llevan más de una década abiertos. Y, en algunos casos, tras fallos arbitrales adversos, Argentina ha acabado negociando pactos con los inversores damnificados, que han preferido asegurarse el cobro por esa vía aunque sea asumiendo quitas, descuentos y medios de pago diferentes del efectivo.

En el caso de Repsol, además, había una fuerte presión por parte de los principales accionistas por alcanzar un acuerdo. Los gestores de la petrolera también estaban dispuestos a alcanzarlo, pero no a cualquier precio y, sobre todo, no con cualquier medio de pago. Al final, la propuesta argentina permite a Repsol pasar la página argentina con un acuerdo por el que entrará dinero en la compañía con el que acometer inversiones o aumentar el dividendo. Los directivos, además, podrán centrarse en la gestión de la compañía y no estar pendientes durante años de un pleito largo y de resultado incierto.

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Sobre la firma

Miguel Jiménez
Corresponsal jefe de EL PAÍS en Estados Unidos. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS, donde ha sido redactor jefe de Economía y Negocios, subdirector y director adjunto y en el diario económico Cinco Días, del que fue director.

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