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Rehn confirma que planea expedientar a Alemania por su elevado superávit

El comisario defiende que un alza de la demanda doméstica sería positivo para toda la eurozona

Claudi Pérez
El vicepresidente y comisario europeo, Olli Rehn.
El vicepresidente y comisario europeo, Olli Rehn.OLIVIER HOSLET (EFE)

Los tabúes económicos de Estados están relacionados con la Gran Depresión. Los de Europa son básicamente alemanes, y cada vez más numerosos: inflación, déficit público, quantitative easing (compra de deuda por parte del banco central) y, últimamente, “excesivo superávit exterior”. El vicepresidente y comisario de Asuntos Económicos de la Comisión Europea, Olli Rehn, confirmó este lunes que Bruselas decidirá mañana si activa el mecanismo de alerta por desequilibrios macroeconómicos ante el abultado superávit externo —la diferencia entre exportaciones e importaciones— de Alemania, que lleva varios años por encima del 6% del PIB y no tiene visos de reducirse. Rehn aseguró que la Comisión decidirá si analiza en profundidad el saldo exterior alemán, algo que las fuentes comunitarias consultadas dan por hecho. “Ese examen no debería ser un tabú”, resumió Rehn en el Süddeutsche Zeitung.

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Bruselas se suma así a la presión exterior que acusa a Alemania de exportar deflación y de dificultar la recuperación de la eurozona con esa obsesión por el superávit comercial (pese a que hay países en Europa con cifras aún mayores, como Holanda). El G-20, EE UU y el FMI han lanzado varias andanadas en las últimas semanas en esa línea. Rehn tiene previsto pedir un salario mínimo (del que Alemania ahora mismo carece, pese a que tiene más de siete millones de subempleos), más inversión pública (con Berlín a la cola de la UE en ese capítulo), incentivos a la inversión privada y reformas en el sector servicios. Las reformas, en general, han brillado por su ausencia en las dos últimas legislaturas en Alemania, con Angela Merkel en la cancillería, tras el impulso de su antecesor, Gerhard Schröder.

A pesar de las advertencias, el superávit comercial alcanzó un nuevo récord en septiembre, con 19.700 millones de euros, un 8% más que en el mismo periodo del año pasado. Esa cifra supera con creces el listón del 6% del PIB, o los datos de China, que en los últimos años ha optado por un patrón de crecimiento más orientado a la demanda interna.

Las recetas de Bruselas van en esa dirección: “Las condiciones para que crezcan los salarios y se apoye así la demanda deberían alentarse, reduciendo los altos impuestos y las cotizaciones para los salarios bajos”, según Rehn. Las conversaciones para formar Gobierno entre el partido de Merkel (el conservador CDU) y los socialdemócratas del SPD van en esa línea.

Pero aunque Berlín no siguiera las directrices de Bruselas tiene poco de qué preocuparse: el propio Rehn insistió en noviembre de 2011 en el Ecofin (la reunión de ministros de Finanzas de la UE) para que no pueda haber sanciones para los países con excesivos superávits. Sí las hay para los países que tienen déficits exteriores superiores al 4% del PIB.

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Sobre la firma

Claudi Pérez
Director adjunto de EL PAÍS. Excorresponsal político y económico, exredactor jefe de política nacional, excorresponsal en Bruselas durante toda la crisis del euro y anteriormente especialista en asuntos económicos internacionales. Premio Salvador de Madariaga. Madrid, y antes Bruselas, y aún antes Barcelona.

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