_
_
_
_
_

A la gran ‘farma’ le gusta España

Pese al recorte del gasto, las multinacionales han redoblado su apuesta en territorio nacional

Interior de la planta farmaceutica Sanofi en Riells i Viabrea (Girona).
Interior de la planta farmaceutica Sanofi en Riells i Viabrea (Girona). Pere Duran

España parece estar ganando puntos como localización favorita en algunos sectores industriales. Igual que la industria del automóvil no se ha arredrado con el desplome del mercado doméstico, tampoco parece que las multinacionales farmacéuticas —que venían amenazando con despidos colectivos y deslocalizaciones— hayan reducido su exposición industrial en España tras los fuertes recortes del gasto público en medicamentos. Aun cuando el mercado ha bajado un 30% desde el inicio de la crisis, el sector ha mantenido el tipo. Humberto Arnés, director general de Farmaindustria, incluso señaló que este “ha sido el único sector industrial que ha subido su producción en plena crisis, entre 2008 y 2012”. En unidades puras y duras, se producen ahora más medicinas que antes de 2008, si bien es posible que el valor total haya caído debido a las bajadas de precios.

¿Qué ha ocurrido? “Básicamente”, explica Pedro Luis Sánchez, director de estudios de Farmaindustria, “que las grandes multinacionales presentes en España y las grandes compañías de capital español han redoblado su apuesta por el mercado internacional. Y eso les ha permitido aumentar la producción”. Las exportaciones de medicamentos se han multiplicado a lo largo de la última década. Hasta junio de este año, España exportó medicinas por valor de 5.100 millones de euros, un 18% más que en el mismo periodo de 2012.

De acabar el año con 10.000 millones, sería cuatro veces los 2.440 millones del año 2000. El éxito de nuestras empresas fuera ha sido de tal calibre que la balanza de pagos del sector quizá acabe 2013 en positivo, lo nunca visto. Entre enero y julio de este año, según Farmaindustria, la tasa de cobertura importaciones-exportaciones del sector alcanzó el 92%; en 2001 era solo del 55,2%.

Las ventas de fármacos al exterior superaron los 5.000 millones hasta junio

Y esto lo han hecho todas, españolas y multinacionales. Rovi ha podido aumentar su facturación de 142 a 202 millones de euros entre 2009 y 2012 (el 42%), mientras sus ventas en España se estancaban en los 120 millones. Todo el crecimiento vino del exterior, cuyas ventas subieron de 21 a 81 millones, cuatro veces más. Claro que, en el caso de las españolas, no todo es exportación desde España, sino que las cifras incluyen la producción realizada fuera. Es el caso de Esteve, que tiene dos plantas, una en China y otra en México. O de Grifols, la tercera del mundo en derivados del plasma, cuya facturación se disparó tras la compra de Talecris en 2010, una decisión que Nuria Pascual, directora financiera de la compañía, explica como sigue: “Dado que este es un sector muy concentrado, en el que los principales rivales son las multinacionales, no había otra manera de crecer que salir fuera. El crecimiento aquí siempre sería limitado”.

Tras la adquisición, la compañía, con ocho plantas (dos en España, tres en Estados Unidos y una en Suiza, en México y en Australia), dio un salto en su facturación entre 2010 y 2011 desde los 991 hasta los 1.796 millones de euros. La empresa, que ya vendía el 72% de su producción fuera de España en 2007, ahora ha escalado hasta el 92%.

Más decisiva aún para este aumento de las exportaciones ha sido la creciente apuesta de las multinacionales por sus plantas en España. Pese a que se esperaban deslocalizaciones, ha ocurrido todo lo contrario. Al margen de unos cuantos ERE (en su área comercial), la mayoría han optado por aumentar la producción aquí. Con un impacto inmediato. “Esta es una industria tan global que cualquier incremento de actividad por parte de una empresa produce enseguida efectos en la exportación”, explica Pedro Luis Sánchez.

La lista de las que han doblado sus apuestas es larga. Por ejemplo, la alemana Boehringer anunció el año pasado la duplicación de la capacidad en su planta de San Cugat del Vallés (Barcelona), que exporta a más de 100 países de 300 a 600 millones de ampollas al año, para lo que ha invertido 30 millones de euros entre 2011 y 2012.

Lilly, Roche, Pfizer y Bayer trasladan su producción de otros países a España

Pero esto no es todo. Algunas están desplazando a España la producción de otras factorías europeas. Lilly anunció este año el traslado de la producción de su planta de Giessen, en Alemania, que va a cerrar, a Alcobendas (Madrid), que exporta a 115 países. Roche decidió el año pasado inversiones de 48 millones en su planta de Leganés (Madrid), que exporta más de la mitad de su producción a más de 40 países, para traer aquí la producción de Segrate (Italia). También Pfizer comunicó en 2011 la ampliación de sus instalaciones de la localidad gerundense de Olot (salud animal) y el aumento de la plantilla para traer los productos que fabricaba en Sandwich, en Reino Unido. Otra que deslocalizó de Reino Unido a España es Sanofi Aventis, que anunció el cierre de su planta de Fawdon: la beneficiada va a ser la de Riells i Viabrea, en Girona.

Algunas están centralizando en España la producción de una especialidad para todo el mundo. Bayer ha decidido concentrar aquí el 100% de la fabricación de ácido acetilsalicílico para todo el mundo, un segmento que crecerá en torno al 8% anual en los próximos años.

No lo han hecho por el mercado doméstico, que se ha desplomado. Casi toda esta producción va al exterior. El 99% de la fabricación de las dos plantas de Abbott, en Granada y Alcobendas, va a la exportación. También GlaxoSmithKline, con centros en Aranda de Duero (Burgos) y Alcalá de Henares (Madrid), exporta el 90%.

¿Por qué lo están haciendo? Se habla del coste de la mano de obra, más bajo en España, y de la mayor flexibilidad generada por la reforma laboral. Si tenemos en cuenta la caída del empleo, desde los 40.500 trabajadores de 2008 a los 38.000 de 2011, y el aumento de la producción, la subida de la productividad laboral ha sido espectacular. Farmaindustria dice que está en los 120.000 euros por trabajador, por encima de los 70.000 de media en la industria. Pedro Luis Sánchez considera que “el coste laboral desempeña un papel relativo; más importante es el hecho de que tengamos plantas que llevan mucho tiempo de actividad y han adquirido una gran experiencia desde el punto de vista de producto o de proceso”.

La investigación, a prueba de bomba

En el sector se asegura que España se ha vuelto un país atractivo para la producción farmacéutica por la existencia de clusters especializados, que están en Madrid y Cataluña, dos zonas que, según Pedro Luis Sánchez, de Farmaindustria, “suman más del 80% de la producción”. Estos clusters se benefician de la relación con universidades y centros de investigación. El tema de la I+D es vital y explica la capacidad de resistencia de esta industria. Uno de cada cinco euros gastados en I+D por las empresas privadas en España lo ha gastado el sector farmacéutico, que ha tratado de mantener su nivel de inversión incluso en la crisis. Entre 2007 y 2012, la inversión total de estas empresas en I+D subió un 5,4%, hasta los 972 millones.
El sector farmacéutico tiene recorrido, teniendo en cuenta que España es el cuarto mercado de Europa. A fin de cuentas, la industria es, medida en producción (unos 14.500 millones de euros), solo la séptima de Europa, incluso por debajo de Irlanda. De modo que los más optimistas están convencidos de que España está llamada a ir ascendiendo en el ranking de los grandes productores de medicinas de la Unión Europea. “Creemos”, asegura Sánchez, “que, una vez que haya pasado la crisis, iremos ganando posiciones en el conjunto de la industria farmacéutica europea”.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_