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El Gobierno confía en que el FMI mejore sus previsiones para España

El Fondo ha corregido a la baja 50 pronósticos sobre la economía española desde 2008 Ahora se espera un cambio positivo, aunque el déficit sigue preocupando

Amanda Mars
La directora gerente del FMI, Christine Lagarde.
La directora gerente del FMI, Christine Lagarde.EFE

España aspira a dejar de ser el farolillo rojo en la asamblea del Fondo Monetario Internacional (FMI) que comienza mañana en Washington. Hace justo un año, en la cita de Tokio, los riesgos vinculados a la cuarta economía de la zona euro eran una pregunta constante en periodistas de todo el mundo. En la cita del pasado mes de abril, el FMI anunció unas previsiones negras. Esta vez, sin embargo, el Gobierno de Mariano Rajoy aspira a lograr un respiro: confía en que el Fondo mejore las previsiones de PIB para este año y el próximo.

Las diferentes velocidades a las que se recupera el mundo y, sobre todo, el parón de la Administración estadounidense por falta de presupuesto marcarán la asamblea de Fondo. España estará en un segundo plano, aunque sigue preocupando. Entre 2008 y 2013, en 21 informes trimestrales, el FMI ha cambiado 50 de sus previsiones a peor y solo 24 al alza. El cambio en positivo en los pronósticos se espera que sea mínimo, pero al menos supondrá la primera mejora ante los próximos ejercicios que logra arrancar el Gobierno del PP al FMI. Ha sido posible básicamente gracias a esos dos años más de margen que la Comisión Europea ha dado a España para cumplir con sus objetivos de reducción de déficit, de 2014 a 2016, lo que permite no endurecer más los recortes y, por tanto, castigar menos la actividad. En los últimos pronósticos, del pasado julio, el Fondo calculaba un retroceso del 1,6% en 2013 y un estancamiento (0,0%) en 2014 para España, lo que constituye un escenario peor que el proyectado ahora por el consenso de mercado y por el Ejecutivo en los Presupuestos.

Fuente: FMI y elaboración propia.
Fuente: FMI y elaboración propia.EL PAÍS

El Gobierno contempla una recesión tres décimas más suave que el Fondo para este ejercicio (1,3%) y un leve avance del 0,7% para el próximo. Ese 1,3% coincide con la media que elabora la Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas) sobre las previsiones de los 19 principales departamentos de análisis económicos, que el pasado septiembre mejoró su previsión en dos décimas respecto a la de julio. El avance del 0,7% para el año que viene, también coincidente, ya se esperaba en julio.

En abril, el director del departamento de análisis del FMI, Jorg Decressin, había advertido de que para poder reducir el desfase presupuestario según lo establecido (dejarlo en el 2,8% en 2014) serían necesarias nuevas medidas de ajuste, de modo que ese crecimiento del 0,7% del año que viene podría ser demasiado alto, pero Bruselas ha dado algo de aire.

El problema para España es que, aunque el FMI mejore en algunas décimas sus previsiones de PIB, otros indicadores se mantendrán en zona de peligro durante varios ejercicios. El informe de abril no solo resultó malo porque empeoraba las estimaciones de actividad, sino porque calculaba que el paro aún seguiría en el 26,5% y que se incumplirían las metas de reducción de déficit público: no solo lograría reducir el desfase por debajo del 3% en 2016, como exige Bruselas, sino que en 2018 aún llegaría al 5,5%. Y en ese año, la deuda pública habría alcanzado el 110% del PIB.

El consenso de los economistas recopilado por Funcas va en la misma línea, ya que esa leve mejora del crecimiento no despeja dudas respecto a los otros grandes problemas de la economía española. El panel de septiembre empeoró en dos décimas el déficit esperado para este año (hasta el 6,7%) y el próximo 2014 (5,9%). El objetivo fijado para España, que ya logró esos dos años de margen por parte de Europa, es acabar este año en el 6,5% y en el 5,8% el próximo, para alcanzar el 4,2% en 2015 y el ansiado 2,8% en 2016. El FMI lo disparaba por encima del 6% para ese mismo ejercicio.

Además, el FMI siguió poniendo deberes al Gobierno en su último informe anual sobre España, en julio: planteó una rebaja de sueldos nominal del 10% en dos años, rebajas de las cotizaciones y una subida del IVA (no incrementando el tipo, sino pasando productos del tipo reducir al general) para crear más empleo y mejorar las cuentas públicas.

Porque lo que ha alejado el fantasma del rescate de España no es precisamente el volumen de la deuda, que en 2014 rozará el 100% del PIB, sino la relajación de los mercados financieros a la hora de prestar dinero al país. Si hace un año pedían un interés de en torno al 5,5% a los bonos a 10 años (y llegó a tocar el 7,5% en julio de 2012), esta semana se conformaban con el 4,2%. El papel del Banco Central Europeo (BCE), al garantizar respaldo a los países con problemas, ha resultado fundamental en esta mejora, pero el Gobierno también busca la manera de mantener esta tregua.

El ministro de Economía, Luis de Guindos, aprovechará que tiene que cruzar el Atlántico para pasar primero por Nueva York y tratar de seducir a los inversores de Wall Street. Guindos se verá con fondos de inversión y de alto riesgo, así como con la agencia de calificación de riesgos Standard & Poor’s (S&P). Esta firma mantiene a España a un paso del bono basura desde hace más de un año (BBB-), cuando la situación ha cambiado ostensiblemente y el rescate de la banca con problemas ya ha sido llevado a cabo, por lo que el Gobierno espera que, al menos, la perspectiva cambie de negativa a estable en la próxima revisión.

También los responsables del Tesoro Público realizarán una gira en los próximos meses y se entrevistarán con inversores de Japón, Perú, Chile y Colombia. Son estos los países en los que la vieja Europa espera encontrar nuevos yacimientos de dinero fresco. La directora gerente del Fondo, Christine Lagarde, dijo en un discurso esta semana que “la niebla de la crisis empieza a levantarse”, pero que la recuperación plena de la recesión será un proceso que llevará más de una década.

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Sobre la firma

Amanda Mars
Directora de CincoDías y subdirectora de información económica de El País. Ligada a El País desde 2006, empezó en la delegación de Barcelona y fue redactora y subjefa de la sección de Economía en Madrid, así como corresponsal en Nueva York y Washington (2015-2022). Antes, trabajó en La Gaceta de los Negocios y en la agencia Europa Press

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