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Los países del Golfo: son imprescindibles los contactos

Ni el clima ni las diferencias culturales asustan a los jóvenes deseosos de adquirir experiencia

Ángeles Espinosa
Joaquín, María e Íñigo posan sonrientes frente al Burj al Arab, uno de los emblemas arquitectónicos de Dubái
Joaquín, María e Íñigo posan sonrientes frente al Burj al Arab, uno de los emblemas arquitectónicos de DubáiTANIA CIESLER

“Mi edificio se está convirtiendo en Little Spain, cada día me encuentro a más españoles en el ascensor”, manifiesta María Barbat. En los tres meses que lleva haciendo prácticas en una empresa de relaciones públicas en Dubái, esta barcelonesa de 23 años ya ha notado un aumento de la presencia de compatriotas. No es sólo una percepción. Los españoles registrados en la embajada en Emiratos Árabes Unidos (sita en la capital, Abu Dhabi) se han duplicado desde 2011 hasta los 4.000, pero datos de las autoridades emiratíes elevan esa cifra por encima de los 10.000.

En menor medida, algo similar está sucediendo en Arabia Saudí, con 1.500, y en Qatar, con 2.000. A los tradicionales expatriados enviados por grandes empresas desde sus sedes en España, se han sumado en los últimos años cientos de profesionales, en su mayoría jóvenes, que buscan trabajo en los tres países más boyantes de la península Arábiga.

Qatar en corto

  • Tasa de desempleo: 0,5%.
  • Crecimiento del PIB 2013: 6,6%.
  • Número de españoles: 684 (censo, julio 2013).
  • Entre 2008 y 2013, el número de españoles censados aumentó un 227,2%.
  • Los permisos de trabajo y residencia están sujetos al sistema de kafala (patrocinio) por parte del empleador. Sin él no puede abrirse una cuenta corriente, alquilarse un piso o comprarse un coche. En Qatar algunos trampean con el visado de turismo y entran y salen hasta que consiguen legalizar su situación.

“Estoy aquí porque me cortaron la cabeza en noviembre de 2012”, resume gráficamente Iñigo Pérez Buesa. Este licenciado en empresariales, de 29 años y originario de Vigo, trabajaba en Madrid en una compañía de servicios financieros. Hasta que una fusión hizo redundante a parte de la plantilla. Tras varias entrevistas sin resultado, en enero empezó a buscar empleo fuera. Un mes más tarde ya estaba en contacto con una empresa canadiense de inversiones en energías renovables y en marzo se instalaba en Dubái.

Una historia parecida es la de José Manuel Lachambre en Doha. Este ingeniero eléctrico, también de 29 años, llegó en abril de 2010 a la capital catarí enviado por una ingeniería de Málaga, su ciudad de origen. Dos años después, el cierre de la compañía en medio de la crisis le devolvió a casa y a la perspectiva del paro. “Moví los contactos que había hecho aquí, y al mes y medio me incorporé a una consultoría de arquitectura y obras”.

Otros ni siquiera han tenido ocasión de que les despidieran. Después de encadenar varias prácticas sin perspectivas de que se tradujeran en un modesto contrato, Joaquín Lajud, un madrileño de 25 años, se presentó con su flamante título de licenciado en Publicidad y Relaciones Públicas en Dubái y dos semanas después tenía “un trabajo de verdad”.

“Cada vez hay más gente que viene a la aventura. Pero no es fácil”, advierte Lachambre a quien a menudo piden consejo a través de LinkedIn. “No es automático que cojas el avión y en dos semanas estés colocado. Lleva tiempo y el alojamiento es caro. Hay que verlo como una inversión y estar dispuesto a arriesgar”. A diferencia de Arabia Saudí, en Emiratos y Catar es posible entrar con un visado de turista y luego cambiarlo. En los tres, el permiso de residencia está vinculado al de trabajo. Algunos trampean entrando y saliendo cada mes.

Dubái en corto

  • Tasa de desempleo juvenil: 12,1%.
  • Crecimiento del PIB 2013: 3,1%.
  • Número de españoles: 1.772 (censo, julio 2013).
  • Entre 2008 y 2013, el número de españoles censados aumentó un 275,15%.
  • La consecución de los permisos de trabajo y residencia se regula con el sistema de kafala (patrocinio) por parte del empleador. Sin él no puede abrirse una cuenta corriente, alquilarse un piso o comprarse un coche. En los EAU algunos extranjeros trampean con el visado de turismo y entran y salen hasta que consiguen legalizar su situación.

Barbat contó con la ayuda inicial de un primo que lleva años en Dubái. Lajud subraya el apoyo de su hermano Iker, también establecido en la ciudad. “Él siempre me insistió en que adquiriera experiencia mientras estudiaba y hace un par de veranos vine a hacer prácticas no remuneradas aquí. Al ver que en España no había posibilidades, envié un email a esa empresa y tuve la suerte de que iba a producirse una vacante. Vine y conseguí el puesto”, relata.

Jon Vega, sin embargo, no conocía a nadie. Sólo contaba con su currículo. A sus 23 años, este diseñador gráfico de San Sebastián, había hecho prácticas en Londres, San Francisco y Madrid. Así que cuando escribió a una empresa de publicidad de Catar, enseguida le ficharon para la sucursal que iba a abrir en Arabia Saudí. A pesar de ser el destino más duro de los tres, Vega se declara satisfecho. Ni el calor ni las restricciones sociales que impone ese país, donde no hay cines, bares o discotecas, le han hecho mella.

Todos coinciden en que, además de hablar inglés, hay que tener una preparación sólida en el área en la que se quiere trabajar, y hacer los deberes. Es decir, buscar por Internet las empresas del ramo e intentar hacer alguna cita, estudiar un poco el país al que se va y saber qué documentos se necesitan. Una vez allí, “contactos, contactos, contactos”. Dejar currículos en cuantas más empresas mejor y aprovechar la red de españoles ya establecidos. “La gente suele echarte una mano”, asegura Pérez Buesa que también recomienda el Spanish Business Council (SBC), una asociación sin ánimo de lucro que existe tanto en EAU como en Catar.

Arabia Saudí en corto

  • Tasa de desempleo:10,6%
  • Tasa de de desempleo juvenil: 28,2%
  • Crecimiento del PIB 2013: 6,8%
  • Número de españoles: 809 (censo, julio 2013).
  • Entre 2008 y 2013, ha habido un incremento del 176,19% en el número de españoles censados en Arabia Saudí.
  • Los permisos de trabajo y residencia están sujetos a la kafala, un sistema de patrocinio por parte del empleador. Sin ese patrocinio no puede abrirse una cuenta corriente, alquilarse un piso o comprarse un coche. Es un sistema muy estricto en Arabia Saudí, un país que no tiene otorga visados de turismo.

“Catar necesita ingenieros con experiencia, que puedan aportar algo, no que vengan a aprender”, apunta Marcos Gutiérrez, presidente del SBC catarí. Los jóvenes sin experiencia no pueden competir con los candidatos asiáticos, cuyas pretensiones económicas son muy inferiores. La demanda es distinta en EAU, donde según declaró recientemente Miguel Silva, presidente del SBC emiratí, “hay muchísimo trabajo” en hostelería e inmobiliaria. Sin embargo, en estos sectores el salario rara vez supera los 600 euros y se trabaja seis días a la semana.

La mayoría de los consultados están satisfechos con sus sueldos, pero precisan que hay que meter muchas horas. Aunque han pasado los años del boom, cuando los contratos incluían dos vuelos anuales a casa para toda la familia, hablan de que cobran entre el doble y el triple que en España. Y sin impuestos. Claro que también señalan que los alquileres y el nivel de vida son más altos. Prueba de que no todos son tan afortunados, a muchos no les queda más remedio que compartir piso.

Lo que más valoran, sin embargo, es la experiencia que se adquiere. Aunque siempre hay excepciones. Ventura Morcillo, un informático vasco de 47 años, acaba de regresar a Madrid después de un año en una empresa de construcción saudí con la que había firmado por dos. “La visión estratégica y la forma de gestionar no iban con mi forma de ver las cosas”, explica. En su opinión, “en Arabia Saudí hay mucho dinero y eso atrae a las compañías, pero el nivel empresarial y técnico medio es bajo”. No obstante, anima a salir fuera “no por la situación económica sino porque abre la mente”. De hecho, él vuelve a buscar trabajo en el extranjero.

Ninguno hace planes de echar raíces aquí. “No es para quedarte, no hay viejecitos”, constata Lajud. Ven estos países como una plataforma de lanzamiento de sus carreras, un entorno ideal para solteros o recién casados con niños pequeños. Y es que la cultura local a la que ellos se adaptan sin quejas, no les convence para educar a sus hijos.

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Sobre la firma

Ángeles Espinosa
Analista sobre asuntos del mundo árabe e islámico. Ex corresponsal en Dubái, Teherán, Bagdad, El Cairo y Beirut. Ha escrito 'El tiempo de las mujeres', 'El Reino del Desierto' y 'Días de Guerra'. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense (Madrid) y Máster en Relaciones Internacionales por SAIS (Washington DC).

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