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La UE formaliza una denuncia contra China ante la OMC por el acero inoxidable

Bruselas denuncia los aranceles para los tubos de acero La decisión de la Comisión recrudece el conflicto comercial con el gigante asiático

Claudi Pérez
El comisario de Industria y Emprendimiento, Antonio Tajani.
El comisario de Industria y Emprendimiento, Antonio Tajani. EFE

Algo muy parecido a un conato de guerra comercial sigue flotando en el aire de las relaciones entre la Unión Europea y China. Bruselas formalizó este jueves una denuncia ante la Organización Mundial de Comercio (OMC) por los elevados aranceles que impone el gigante asiático a las importaciones de tubos de acero inoxidable de alto rendimiento producidos en la Unión. Se trata del último episodio de una guerra de guerrillas que empezó hace unas semanas, tras la imposición por parte de la UE de un arancel a los paneles solares producidos en China. Pekín contraatacó con el anuncio de una investigación antidumping sobre el vino. La segunda ronda de represalias —pese a que la Comisión se resiste a llamarlas por su nombre— llegaron este jueves por parte de Bruselas.

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Ese lenguaje guerrero es fruto de los excesos propios de una crisis desmesurada como la actual, pero en la jugada hay todo tipo de componentes bélicos: desde la búsqueda de alianzas con los adversarios tradicionales de China hasta una escalada de represalias. Con la denuncia por las importaciones de tubos de acero inoxidable, la UE se suma a la queja ya planteada por Japón ante la OMC. China, por su parte, se había aliado con Alemania —uno de los grandes productores europeos de paneles solares— para rebajar las presiones de la Comisión Europea.

La UE señala que los aranceles de entre el 9,7% y el 11,1% que China impone a los tubos de acero europeos —que se utilizan principalmente en calentadores de calderas en centrales eléctricas— “obstaculizan significativamente su acceso” al mercado de ese país.

Las tensiones comerciales son habituales en las grandes crisis económicas, y en esta ocasión se han reducido —hasta ahora— a las políticas ultraexpansivas de los bancos centrales con objeto de debilitar los tipos de cambios para hacer más competitivas las exportaciones. En las últimas semanas, sin embargo, Europa se ha embarcado en varias batallas: en plena negociación por el acuerdo comercial con EE UU, Francia presiona para mantener su excepción cultural que favorece al cine francés, en medio de una marejada por el caso de espionaje masivo de EE UU. En el caso de China, la escalada de tensión es evidente, pese a que el portavoz de Comercio de la Comisión explica que la UE “no toma represalias” y solo acude a la OMC “si tiene una base legal clara para hacerlo”.

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Sobre la firma

Claudi Pérez
Director adjunto de EL PAÍS. Excorresponsal político y económico, exredactor jefe de política nacional, excorresponsal en Bruselas durante toda la crisis del euro y anteriormente especialista en asuntos económicos internacionales. Premio Salvador de Madariaga. Madrid, y antes Bruselas, y aún antes Barcelona.

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