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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Soluciones para el “canal pymes”

Para reactivar los préstamos a las pequeñas empresas hay que dar incentivos a los bancos

El Banco Central Europeo (BCE) comienza a dar muestras de que la política monetaria tradicional es insuficiente para luchar contra la actual crisis. Desde inicios de 2012, el problema ya no es de suministro de liquidez a la banca —la devolución parcial de los fondos captados en las operaciones de refinanciación a largo plazo [LTRO, por sus siglas en inglés] por la banca periférica así lo atestigua—, sino de su canalización hacia las familias y, en especial, las pequeñas y medianas empresas, las pymes.

El riesgo inherente a prestar a las empresas en un entorno de morosidad creciente es difícil de asumir, a pesar del saneamiento y recapitalización de la banca. Sin embargo, el acceso a la financiación es uno de los principales problemas para las pymes de buena parte de la Unión Monetaria Europea (UME). Es necesario, por tanto, reparar este canal.

Dada la actual fragmentación de los mercados financieros de la UME, encontrar la solución óptima no resulta fácil. De la última conferencia de prensa del presidente del BCE, Mario Draghi, se desprende que la entidad podría apostar por establecer un nuevo programa de compra de activos, al estilo de los creados en 2009 y 2011 para los bonos respaldados por hipotecas, o covered bonds (CBPP), que alcanzaron volúmenes de 46.000 y 16.000 millones de euros, respectivamente. Sin embargo, en esta ocasión el activo elegido serían los bonos de titulización de préstamos a pymes, un producto a la deriva desde que comenzó la crisis debido al deterioro de su calidad crediticia, causada por el incremento de la morosidad y que, hasta la fecha, no se ha utilizado de forma masiva para obtener liquidez mediante su descuento en el BCE. Los amplios recortes de valoración aplicados por el BCE a este tipo de activos, mayores del 21% en la mayoría de los casos, y los elevados costes de originación —tanto en exigencias de mejoras crediticias por las agencias de calificación como en el largo proceso de creación que conlleva— son una losa para este producto. En España, actualmente, el saldo vivo de titulizaciones de pymes que cumplen las condiciones de elegibilidad ante el BCE asciende a poco más de 11.000 millones de euros.

Cualquier mecanismo que pretenda reactivar los préstamos a las pymes tendrá que suponer un incentivo para los bancos más allá de la mejora de las condiciones para la obtención de liquidez. Una solución pasaría porque el BCE comprara no solo los tramos más seguros de estas titulizaciones, sino también una parte de los tramos más subordinados, donde se concentra el riesgo de crédito. El gran problema de esta alternativa radica en que la compra directa de este tipo de instrumentos —con más riesgo de crédito— no encaja en la política actual de riesgos del BCE.

La alternativa estaría en la ejecución de dichas compras a través del Banco Europeo de Inversiones, lo que requeriría, previsiblemente, un incremento de capital y la capacidad para que este organismo pudiera apalancarse en el BCE. Aquí, el problema reside en la posición de países a los que una medida como esta no les supone ninguna mejora, con Alemania a la cabeza, y sí un potencial riesgo.

José Manuel Amor y Óscar Ibáñez son profesores de la Escuela de Finanzas Aplicadas (Afi)

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