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Rusia y la Unión Europea acercan posiciones tras las tensiones por Chipre

Barroso y Putin se reúnen en las afueras de Moscú para hablar de visados y la cumbre del G-20 Una agencia estatal informa que se negocia la colaboración rusa en el rescate de Nicosia

Pilar Bonet
El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso (izquierda) y el presidente ruso, Vladimir Putin, en Moscú.
El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso (izquierda) y el presidente ruso, Vladimir Putin, en Moscú.Y. KOCHETKOV (AP)

Las tensiones entre Moscú y Bruselas por el intento de resolver la crisis financiera chipriota a costa de los depósitos bancarios se relajan y han dejado paso a la colaboración este jueves, al iniciarse la cumbre bilateral entre Rusia y la Unión Europea, para la que el jefe de la Comisión, José Manuel Barroso, se ha desplazado a Moscú al frente de una delegación de 15 comisarios, que se entrevistan con sus homólogos rusos. Durante una reunión en Novo-Ogariovo, en las afueras de Moscú, Putin y Barroso abordaron los problemas de Chipre a solas y sin testigos, según el secretario de Prensa del jefe del Estado, Dmitri Peskov, que no dio pormenores sobre lo tratado. En Moscú permanecía el ministro de Finanzas de Chipre, Mijalis Sarris, quien negociaba con los representantes rusos. Andréi Kostin, jefe del banco VTB, controlado por el Estado ruso, ha advertido que no cabe esperar ningún resultado antes del fin de semana como mínimo. Citando fuentes comunitarias en Bruselas, la agencia Ria-Novosti ha informado que Rusia está negociando  su participación en el fondo de la UE para ayudar a Chipre.

Rusia es el primer suministrador de energía de la UE; Europa, a su vez, es el primer mercado y el primer inversor de Rusia. Si a esto se le añaden las crecientes dificultades de ambas economías y los intereses comunes frente a la competencia de dinámicos países emergentes, es comprensible que Moscú y Bruselas no deseen agravar sus respectivos problemas. En su entrevista con Barroso, Putin afirmó que las transacciones comerciales entre Rusia y la UE superaron los 410.000 millones de dólares (317.000 millones de euros) en 2012 y podrían llegar a 500.000 millones de dólares anuales en el futuro próximo. Además, Putin pidió a Barroso que impulsara las relaciones bilaterales y expresó su confianza en la “cooperación constructiva” de la Comisión para preparar y consensuar los documentos finales de la cumbre del G20, que se celebrará el próximo otoño en Rusia. “Preparamos el orden del día y quisiéramos que ustedes fueran activos participantes de este foro”, ha pedido Putin.

Por su parte, Barroso abogó a favor de la creación de un espacio de libre circulación de personas y mercancías desde Lisboa, en el Atlántico, a Vladivostok, en el Pacífico. “La economía europea está tan interesada en la energía rusa como Rusia lo está en la tecnología avanzada de Europa”, señaló Barroso. Rusia y la UE, dijo, comparten valores y no solo intereses económicos.

“Rusia y la UE comparten valores y no solo intereses económicos”, ha afirmado Durão Barroso

Pese a algunos respingos de los rusos por haber sido ignorados en la decisión de imponer una quita a Chipre, las quejas este jueves ya han tenido un tono menor. En una conferencia internacional organizada bajo los auspicios del ex ministro de Exteriores ruso, Igor Ivanov, y el Consejo Ruso de Relaciones Internacionales, Barroso ofreció explicaciones a los rusos. Según dijo, la decisión se tomó muy tarde en la madrugada del viernes al sábado, y nadie sabía que cual iba a ser el resultado de las deliberaciones, señaló.

La crisis de la UE lastra la economía de Rusia, que además debe digerir su reciente ingreso en la Organización Mundial del Comercio (OMC). El Producto Interno Bruto (PIB) de Rusia en febrero descendió un 0,1% (en relación a enero) tras otro descenso previo del 0,3 en enero (respecto a diciembre de 2012). La atrofia de los índices significa que “el crecimiento se ha parado” debido al descenso de las exportaciones, según el viceministro de Desarrollo Económico, Andréi Klepach. En enero y febrero de este año, las exportaciones rusas han descendido un 6,9% en relación al mismo periodo de 2012 y, según el viceministro, es muy posible que el pronóstico de crecimiento económico de Rusia tenga que ser revisado a la baja. La situación en Chipre, puntualizó Klepach, no influye en los flujos de capitales en Rusia. “Antes el capital evadido iba rumbo a Chipre, ahora irá en dirección a algún otro sitio. Otra cosa es que a través de Chipre venían las inversiones a Rusia”, dijo y pronosticó que el retorno de los capitales a Rusia en el futuro ya no pasará por Chipre. El alto funcionario advirtió que la crisis en Chipre no puede regularse con rapidez y que la solución del problema será mucho más cara ahora. Las reservas internacionales de Rusia se contrajeron en 2.100 millones de dólares (1.627 millones de euros) en la semana precedente al 15 de marzo, según información del Banco Central y pasaron de 522.100 millones de dólares a 520.000 millones.

En el temario de Barroso en Moscú están los visados, que Rusia quiere abolir, y el deseo de sacar del atolladero las negociaciones para un nuevo tratado de cooperación para sustituir al documento que se viene renovando provisionalmente cada año desde su expiración en 2007. Aquel documento, elaborado en los años noventa del pasado siglo, está ya desfasado, sobre todo tras la nueva etapa iniciada con el ingreso de Rusia en la OMC. Moscú insiste en negociar en nombre de la Unión Aduanera que ha formado con Kazajistán y Bielorrusia. Bruselas no es partidaria de tal negociación, porque Kazajistán y Bielorrusia no son miembros de la OMC. Además, Bielorrusia ni siquiera es miembro del Consejo de Europa: el régimen de este país fue sancionado por la UE tras la represión policial que siguió a los comicios presidenciales de diciembre de 2010. La crisis económica debilita, sin embargo, los argumentos políticos de la UE y representantes del mundo empresarial europeo consideran una ventaja poder operar en un mercado único ampliado con Kazajistán y Bielorrusia.

Al jefe del Gobierno ruso, Dmitri Medvédev, se le ocurrió decir que Rusia podría crear sus propios paraísos fiscales en el Lejano Oriente, en la isla de Sajalín o en las Kuriles. La idea fue criticada por el ex ministro de Finanzas, Alexéi Kudrin, según el cual tal cosa tendría “consecuencias destructivas” para el sistema financiero ruso. Kudrin, que tiene mala relación con Medvédev, consiguió acabar con las zonas económicas privilegiadas rusas en 2003.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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