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La partición de la isla afecta a la estabilidad política y económica

La ocupación turca del norte de Chipre hipoteca su desarrollo desde 1974 La bonanza económica de la década pasada dio pie a que la UE abriera su proceso de adhesión

Juan Carlos Sanz
Fuente: Comisión Europea
Fuente: Comisión EuropeaEL PAÍS

Jalonadas por iglesias góticas, bastiones venecianos, minaretes otomanos y mansiones coloniales británicas las calles de Nicosia son un fiel reflejo del crisol de identidades de Chipre. Una isla mediterránea anclada entre Turquía, Siria, Líbano e Israel que se incorporó a la Unión Europea en 2004 junto con sus complejos problemas internos: un territorio dividido por vallas,alambradas y sacos terreros en una Línea Verde de partición patrullada por cascos azules de Naciones Unidas.

Reino Unido, como potencia colonial desde la derrota del Imperio Otomano en la I Guerra Mundial, y Grecia y Turquía, como potencias garantes de las dos principales comunidades de la isla, sellaron en 1960 la independencia de la República de Chipre. Pero los enfrentamientos entre las comunidades griega, mayoritaria en el sur, y turca, asentada en el norte, no tardaron en incendiar la convivencia en la isla. Una fuerza de interposición de la ONU tuvo que desplegarse por primera vez en 1964 a lo largo de la llamada Línea Verde, una zona tampón que atraviesa la isla e incluso el corazón de la capital, Nicosia, y la divide en dos sectores.

El apoyo de la Junta Militar que gobernaba en Atenas a un golpe de Estado patrocinado por grupos nacionalistas grecochipriotas favorables a la enosis (anexión a Grecia) desencadenó en 1974 la respuesta de Turquía, que invadió el norte de la isla.

La comunidad internacional solo reconoce oficialmente a la República de Chipre, que controla la parte meridional de la isla

Más de 150.000 grecochipriotas tuvieron que huir hacia el sur abandonando sus propiedades y cerca de 50.000 turcochipriotas tuvieron que desplazarse en sentido contrario. La comunidad internacional solo reconoce oficialmente a la República de Chipre, que controla la parte meridional de la isla. En la parte ocupada por el Ejército turco, los turcochipriotas proclamaron en 1983 la denominada República Turca del Norte de Chipre, una entidad que solo ha sido reconocida por el Gobierno de Ankara.

El desarrollo de la actividad comercial, agrícola y financiera, así como la expansión del sector turístico, ha sido patente en el sur, y ha permitido que sus más de 800.000 habitantes cuenten con una renta per cápita de cerca de 30.000 dólares anuales, según datos del Banco Mundial en 2010. El aislamiento ha condenado al norte de la isla al empobrecimiento: sus cerca de 200.000 habitantes solo disponen de un tercio de la renta per cápita de sus vecinos del sur.

Precisamente la bonanza económica de la República de Chipre dio pie a que se abriera su proceso de adhesión a la Unión Europea, en una iniciativa política que Bruselas pretendía que discurriera en paralelo al plan para la reunificación de la isla diseñado por el entonces secretario general de la ONU, Kofi Annan. El 24 de abril de 2004, una semana antes del ingreso previsto de Chipre en la UE, grecochipriotas y turcochipriotas fueron convocados por separado a sendos referendos para ratificar el Plan Annan, que preveía un Estado federal con administraciones diferenciadas para cada comunidad y preveía un sistema de ajuste territorial y compensaciones económicas para los ciudadanos que se habían visto afectados por la partición de la isla.

Los habitantes del sur, 800.000 habitantes, tienen una renta per cápita de cerca de 30.000 dólares anuales

La iniciativa fracasó. Más del 75% de los grecochipriotas rechazaron el plan de reunificación de la ONU, mientras el 65% de los turcochipriotas dieron el sí a la propuesta de Kofi Annan. De manera que el 1 de mayo de 2004 solo los habitantes del sur de la isla se incorporaron de pleno derecho a la Unión.

Las autoridades de Nicosia, sin embargo, ofrecieron la nacionalidad a los más de 80.000 turcochipriotas que consideran “genuinos”, esto es, que vivían o proceden de familias instaladas en la isla antes de la invasión turca, y en ningún caso a las decenas de miles de “colonos” llegados desde Turquía a partir de 1974.

Vallas de la Línea Verde de partición de la isla de Chipre a su paso por Nicosia en 1964. / jim pringle (ap)

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Sobre la firma

Juan Carlos Sanz
Es el corresponsal para el Magreb. Antes lo fue en Jerusalén durante siete años y, previamente, ejerció como jefe de Internacional. En 20 años como enviado de EL PAÍS ha cubierto conflictos en los Balcanes, Irak y Turquía, entre otros destinos. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza y máster en Periodismo por la Autónoma de Madrid.

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