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PEDRO SÁINZ DE BARANDA / Presidente de Otis

“En España hay motivos para ser un poco más optimistas”

La mayor empresa de ascensores apuesta por la eficiencia energética y la accesibilidad

Thiago Ferrer Morini
Pedro Sáinz de Baranda, presidente global de Otis Elevator.
Pedro Sáinz de Baranda, presidente global de Otis Elevator.C. ROSILLO

Pedro Sáinz de Baranda (Gijón, 1963) es desde hace casi un año presidente global de Otis Elevator, el más veterano (este año cumple su 160º aniversario) y mayor fabricante de ascensores del mundo. Su filial española, Zardoya Otis, está en proceso de expansión: el jueves cerró la adquisición de su rival Enor por 155 millones de euros en acciones. Licenciado en Ingeniería de Minas por la Universidad de Oviedo y doctor en Ciencia de los Materiales por la Universidad de Rutgers (Nueva Jersey, EE UU), lleva 16 años en la empresa, primero como técnico y más tarde como directivo, lo que le ha llevado a países como México y Portugal. Sainz está en España, un país al que regresa “siempre que puede”, para presentar el último modelo de la firma estadounidense, que se fabricará en su factoría de Leganés (Madrid): un ascensor de última generación que, afirma, permite un ahorro energético de hasta un 80%.

Pregunta. La explosión de la burbuja inmobiliaria, ¿ha hecho perder peso a Europa en el mercado global de ascensores?

Respuesta. En realidad podría decirse que hay dos mercados globales de ascensores. Hay que recordar que un ascensor no es como un coche, que se cambia cada seis o siete años: hablamos de equipos que pueden durar 30 o 40 años y que requieren mantenimiento. Y el parque de ascensores en Europa es enorme: hay 11 ascensores por cada 1.000 habitantes, comparados con los 2,4 que hay en EE UU. Mantener y sustituir todos esos ascensores hace que Europa siga siendo nuestro principal mercado, y extremadamente importante para Otis, a pesar del bajón en la construcción.

P. ¿Y en el mercado de obra nueva?

R. Ahí sí es donde los mercados emergentes cobran más peso. Hay nichos en todos los lados, pero puede decirse que el verdadero potencial está en Asia. Lo que mueve al mercado es la urbanización. En Occidente, el 80% de la población vive en ciudades; en China, esa cifra solo llega al 50%, pero crece un punto cada año. Y cada punto son cerca de 15 millones de chinos que se mueven cada año del campo a la ciudad. Ahora mismo en China hay 1,1 ascensores por cada 1.000 habitantes, con un detalle: en China se construye en altura, así que, conforme el país se desarrolle, se acercará mucho más a la cifra de Europa que a la de EE UU. Y creo que seguirá creciendo durante una década o más.

Hay 15 millones de chinos que se mudan al año del campo a la ciudad. Y viven en pisos en altura”

P. ¿Y más allá de China?

R. Los países del sureste asiático, como Tailandia o Indonesia, donde viven más de 400 millones de personas y que están creciendo muy rápido. Y luego, India: 1.200 millones de personas y 0,1 ascensores por cada 1.000 habitantes. Para hacernos una idea del potencial de crecimiento, si India tuviera los mismos ascensores por habitante que Europa, habría que instalar más de los que hay hoy en todo el mundo.

P. ¿Cuál es el papel de Latinoamérica?

R. Latinoamérica es un caso distinto. A pesar de que la economía está creciendo, es una región ya muy urbanizada, por lo que el potencial de crecimiento es menor. Eso no impide que sea un mercado muy importante para Otis, especialmente Brasil, México y Chile, pero hay que recordar que son solo 600 millones de personas, frente a los más de 2.500 millones que viven en Asia.

P. ¿Cuáles son las perspectivas del sector del ascensor en España?

R. Dudo que la construcción vuelva a ser lo que era hace cinco años; todavía hay muchísimo stock que absorber. Pero España es uno de los mejores mercados que tenemos. Hay casi tantos ascensores en España como en todo EE UU, por ejemplo. Y las posibilidades no solo están en el mantenimiento: todavía hay cerca de 900.000 edificios sin ascensor, y hay una demanda creciente por más confort y, sobre todo, más accesibilidad conforme va envejeciendo la población.

P. ¿Y de la economía española en general?

R. Creo que incluso en España hay motivos para ser algo más optimistas. Creo que la confianza está volviendo; la prueba es que el capital está regresando a España. Ciertamente, 2013 no será un año muy bueno, pero estoy casi seguro de que estamos tocando fondo.

P. ¿En qué consiste la nueva generación de ascensores?

R. Un ascensor tradicional utiliza un sistema de sogas de acero y poleas que ocupa mucho espacio y suele ser muy poco eficiente, en especial en la bajada. Hace unos años participé en el desarrollo de un sistema que sustituye las sogas de acero por cintas de plástico, que combinadas con el acero tienen una resistencia similar a la de las sogas, pero que no necesitan un mecanismo tan grande. Esta última generación que presentamos tiene dos características novedosas. Para empezar, nuestros nuevos ascensores incorporan un sistema de baterías que no solo ahorran energía, sino que hacen que el aparato pueda seguir funcionando normalmente en caso de apagón. Y luego, el nuevo modelo no necesita una toma de electricidad trifásica, sino que puede conectarse a un enchufe normal. Eso permite un ahorro doble de electricidad: tanto en consumo real como en potencia contratada.

P. ¿Qué llevó a Otis a elegir Leganés para instalar la fábrica?

La fábrica de Leganés (Madrid) es una de las más modernas y eficientes que tenemos”

R. Fue una elección sencilla. La fábrica de Leganés es una de las más modernas y eficientes que tenemos. Sus 200 trabajadores forman un excelente equipo humano, y nuestra filial española ya tiene experiencia en la fabricación de nuestros productos más avanzados. Y además, en una industria en la que los productos duran 30 o 40 años, no podemos permitirnos esperar al ciclo económico para invertir. La ingeniería, la investigación, siguen teniendo la misma fuerza que tenían antes de la crisis.

P. ¿La producción del nuevo ascensor implicará un aumento de la capacidad productiva?

R. No creo. La fábrica de Leganés se construyó en 2009 y tiene capacidad para producir lo que tiene previsto y más. De hecho, ya hemos trasladado a Madrid parte de la producción que teníamos en otros países de Europa.

P. Usted salió de España siendo un joven licenciado para hacer carrera en EE UU. Con la crisis, hay muchos jóvenes licenciados dando ese mismo paso y yéndose del país. ¿Cómo lo ve?

R. Para mí el irme de España fue muy positivo, tanto desde el punto de vista profesional como personal. Creo que tenemos una juventud muy preparada, una materia prima muy buena, a la que hasta ahora solo le faltaba el inglés, que tiene que aprovechar esta situación para salir. Pero creo que esa emigración debe tener, como tuve yo, un propósito de regresar a España. Fomentar la emigración sin retorno es una pérdida que el país no se puede permitir.

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