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La patronal de los fabricantes de la sal llevan a Iberpotash ante Competencia

La patronal denuncia a la compañía israelí por incumplimientos medioambientales La compañía israelí denuncia que tras la acusación está el miedo a un producto más barato

Dani Cordero

Iberpotash, el antiguo grupo Potasas, se ha quedado solo. La Asociación Ibérica de Fabricantes de Sal (Afasal), de la que forma parte, ha decidido denunciarla ante la Comisión Nacional de la Competencia por los “posibles incumplimientos en materia de minería, medio ambiente y urbanismo” en los que habría incurrido en sus explotaciones minera en los municipios de Súria y Sallent (Barcelona), donde extrae potasas.

El origen de la denuncia, no obstante, se encuentra en el plan de la compañía, filial del grupo israelí ICL, de construir un planta de sal vacuum en Súria, dentro de un ambicioso plan para invertir 200 millones de euros. La planta producirá 2 millones de toneladas de sal, casi el doble que las 1,1 millones de toneladas que actualmente fabrican todos los fabricantes españoles.

A partir de ese anuncio, empresas del sector desconfiaron y encargaron un estudio sobre las prácticas medioambientales de la compañía al bufete de un reconocido ambientalista, Ramon Folch. Las conclusiones ni mucho menos favorecen a los intereses de Iberpotash, cuyas minas sustentan buena parte de la economía del Bages, en el centro de Cataluña.

El informe concluye que los impactos ambientales por la explotación minera de Iberpotash, sobre todo por los depósitos salinos que están al aire libre y la salinización del agua de los cauces fluviales, son “severos”. Faltarían medidas suficientes por parte de la compañía para mitigar y controlar esos impactos, continúa el estudio, para acabar concluyendo que el ahorro de no haber implantado las medidas necesarias podría estar generando un caso de “dumping ambiental”.

Como consecuencia, la Generalitat ha sido la encargada de financiar todas las medidas para mitigar la contaminación generada por las minas de sal, con una inversión de unos 200 millones de euros. Y lo peor, la planta proyectada por Iberpotash no reducirá las montañas de sal acumuladas en el exterior de la minas durante años, sino al contrario.

El vicepresidente de Afasal califica de “desastre ecológico” la situación provocada por Iberpotash a lo largo de los últimos años y reclama que “la ley sea igual para todo el mundo”.

Desde Iberpotash responden que Asafal no les ha dado la posibilidad de defenderse en este proceso. Un portavoz de la compañía ha señalado que, como medida defensiva, el pasado 9 de noviembre la empresa ya presentó un recurso previo ante las autoridades de la competencia al considerar que la patronal y especialmente una asociada, Salins du Midi, habían encargado un informe de parte para reducir la competencia de Iberpotash en el futuro.

"Con la nueva planta obtendremos sal a mejor precio y de mejor calidad que la de nuestros competidores", ha afirmado el portavoz para explicar los recelos que ha levantado el proyecto de Iberpotash en la competencia. Además denuncia que el informe realizado en el estudio de Ramon Folch tampoco incluyó la versión de la sociedad de matriz israelí.

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Sobre la firma

Dani Cordero
Dani Cordero es redactor de economía en EL PAÍS, responsable del área de industria y automoción. Licenciado en Periodismo por la Universitat Ramon Llull, ha trabajado para distintos medios de comunicación como Expansión, El Mundo y Ara, entre otros, siempre desde Barcelona.

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