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La mayor parte del rescate se perderá

El principal riesgo es para los 27.000 millones de NCG, Catalunya Banc y Banco de Valencia

Íñigo de Barrón
José Ignacio Goirigolzarri, presidente de Bankia.
José Ignacio Goirigolzarri, presidente de Bankia.Uly Martín

Bruselas ha decidido acelerar el final de las entidades con ayudas, lo que provocará enormes pérdidas al Estado y, por lo tanto, a los ciudadanos. El miércoles pasado la Comisión Europea estableció las duras condiciones que tienen que asumir las entidades socorridas con 37.000 millones del rescate europeo que se suman a cantidades inyectadas previamente por el Estado: Bankia, NCG Banco (que en Galicia opera con la marca Novagalicia), Catalunya Banc y Banco de Valencia.

De este dinero, 18.000 millones irán a sanear los activos de Bankia, una entidad “en restructuración”, según Bruselas. José Ignacio Goirigolzarri, presidente del grupo, prometió “dejarse la vida” para devolver las ayudas y que no se pierda todo el dinero. Sin embargo, el futuro del resto del dinero, 19.000 millones, así como los otros 8.000 millones que inyectó el Estado a través del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) es más que oscuro.

Bruselas considera a Banco de Valencia, Catalunya Banc y Novagalicia entidades “en resolución”, por lo que deben venderse cuanto antes.

La UE inyectará a mediados de mes 4.500 millones al Banco de Valencia, que ha sido vendido por un euro a La Caixa. Esta entidad ya tenía 1.000 millones del FROB y, además, se calcula que puede perder 500 millones adicionales con la morosidad futura de los créditos cubiertos con un esquema de protección de activos (EPA). En total, 6.000 millones que el contribuyente tendrá que devolver con sus impuestos.

Los expertos creen que el dinero metido por el Estado y Europa no se salvará

Por otro lado, Joaquín Almunia, comisario de Competencia de la Unión Europea, decidió que Catalunya Banc necesitaba 9.080 millones, aunque la entidad catalana ya tenía en su balance 2.968 millones del FROB. En total, están en juego 12.048 millones de los contribuyentes. Los expertos consultados consideran que “sería un logro que el Gobierno consiguiera que algún banco, quizá el Santander, se quedara con esta entidad por un euro. Teniendo en cuenta que el déficit de capital de esta entidad según Oliver Wyman era de 10.825 millones y que el Banco de Valencia se ha vendido con el refuerzo del EPA, no será una tarea fácil”, dado que en este caso y el de NCG Banco no habrá protección de activos.

Por último, está el caso de NCG Banco, que recibirá 5.425 millones. Además, conserva 3.556 millones públicos, lo que suma 8.981 millones. La entidad se pondrá en venta, según el Banco de España, tras Catalunya Banc, “cuando los mercados lo permitan”, pero probablemente el año próximo. La entidad tiene previsto vender su filial EVO Banco, que opera fuera de Galicia, Asturias y León, lo que podría reducir el agujero de capital en una cantidad no determinada.

En resumen, sin contar Bankia, están en juego en esas otras tres entidades 27.029 millones, de los que ya prácticamente los ciudadanos han perdido 6.000 millones y están en riesgo 21.000 más, de los que pocos se pueden salvar.

Y aún falta conocer la inyección del Estado en el grupo BMN, Liberbank y Caja España-Duero, que se sabrá en diciembre. Y todo esto, sin esperar ninguna pérdida en Bankia, que es una visión optimista.

La otra gran duda es cuándo se podrá recuperar lo inyectado en Bankia

Rafael Pampillón, profesor de economía de IE Business School, recuerda que “las entidades no han sido nacionalizadas. Se les han inyectado miles de millones de dinero público que acabarán en manos de un comprador privado. Creo que hubiera sido mejor que el Estado se hubiera quedado como accionista, o fusionar todas las entidades en Bankia, para intentar recuperar algo cuando se vendan. En el Reino Unido los bancos que reciben ayudas están obligados a dar créditos, pero en España ni siquiera eso”.

Este es el siguiente problema. ¿Qué negocio van a hacer mientras esperan su final? Las entidades castigadas por Bruselas deben buscar ingresos pese a recortar 8.500 empleos y 1.500 oficinas.

Robert Tornabell, profesor de Esade, augura que tanto Bankia, como Catalunya Banc como Novagalicia “perderán depósitos porque los titulares de las preferentes y la deuda subordina no mantendrán sus ahorros si sufren pérdidas notables”.

José Carlos Díez, economista jefe de Intermoney, considera que les será muy difícil “sostener los ingresos en un entorno depresivo como será 2013 y vendiendo activos y oficinas”. Nadie duda de que las ayudas europeas supondrán un fuerte impulso en capital, solvencia y liquidez, pero gracias al BCE, lo que supone préstamos temporales de efectivo, que no animan a los banqueros a prestar. Javier Díez-Giménez, profesor de economía del IESE, no espera que las entidades socorridas aumenten el crédito, “excepto a las Administraciones Públicas. Las medidas de Bruselas son muy duras pero necesarias. Volvemos a un sector con siete grandes entidades, no hay más remedio”.

Bankia espera elevar los ingresos financieros con el capital y el Sareb

Como apunta Tornabell, el modelo de las antiguas cajas españolas “recuerda el modelo alemán: entidades municipales, con negocio familiar, sin nada mayorista”.

Bankia: más ingresos, pero financieros

La entidad presidida por Goirigolzarri ha anunciado su plan estratégico 2012-2015 que contempla la reducción del 20% en sus activos medios, mientras que espera elevar el beneficio bruto. ¿Cómo? Con los 24.600 millones que obtendrán al vender activos al banco malo, así como los 24.500 millones de dinero público que tienen en el balance, serán fuentes de rentabilidad financiera superior a los activos que tienen ahora. Fuentes de la entidad admiten que el margen bruto caerá en 2013 y no alcanzará los 4.100 millones de este ejercicio, pero estos son los ingresos medios hasta 2015.

Otra palanca será reducir los créditos hipotecarios y sustituirlos por préstamos a empresas. La diferencia entre uno y otro son 4 puntos de margen.

La Caixa solo asume el 34% del riesgo crediticio del Banco de Valencia

La clave es cómo evitarán la pérdida de negocio que conllevará el cierre de 1.100 oficinas. De ellas, 700 estaban previstas por su baja rentabilidad. Sobre todo tenían crédito y no depósitos. Las 400 restantes si conllevan riesgo de pérdida de depósitos, pero intentarán minimizarlo para “acotar el efecto”. “El plan es realista, aunque el entorno es muy complicado”, resumen.

La Caixa se queda con el Banco de Valencia con 6.000 millones

El Banco de Valencia ha evitado la liquidación, pero a un coste muy alto. La compra de La Caixa tendrá una factura inicial de 5.500 millones para los contribuyentes, informa Ignacio Zafra. A ello hay que sumar el coste del seguro que cubrirá el 72,5% de la posible morosidad futura, que según el Banco de España serán 500 millones más. En total, la venta implicará el desembolso de 6.000 millones en ayudas que suponen pérdidas directas para el Estado, incremento del déficit, y una carga para los ciudadanos. El Gobierno y Bruselas insisten, que liquidar el banco era más caro, hasta el doble, pero no ofrecen datos ni explicaciones precisas.

Fuentes del Banco de España apuntaron que a La Caixa se le cubrirán 6.400 millones en créditos a pymes y avales.

La cartera de créditos del Banco de Valencia asciende a 15.227 millones. La entidad traspasará al banco malo activos tóxicos valorados en 5.500 millones. Ello significa que el crédito protegido será el 66% de la cartera. En opinión de Íñigo Vega, veterano analista de la firma británica Nau Securities, si el Banco de Valencia necesitaba 3.500 millones de capital, según el peor escenario de las pruebas de Oliver Wyman, y se le han inyectado 5.500, “tiene un capital positivo de 2.000 millones. A esto hay que añadir otros 1.000 millones de créditos fiscales que activará La Caixa. Es decir, el comprador obtiene 3.000 millones de capital”. Vega apunta que el Banco de Valencia podría perder 700 millones por el traspaso de activos al banco malo, por lo que el comprador “quedaría con un incremento de capital de 2.300 millones”. Este experto considera que “hay que felicitar a Caixabank por este acuerdo”. “Creo que este acuerdo podría ser una compensación por la compra de Banca Cívica en términos no tan favorables”, añade.

La operación también implicará el despido del 50% de los trabajadores que queden tras el ERE que está ahora en marcha. La plantilla pasará de algo más de 2.000 empleados hasta junio a poco más de 800. La supresión de oficinas será aún mayor: el 90% de la red será cerrada, según asegura CC<TH>OO que se dijo en los consejos de La Caixa y Caixabank. Cabe recordar que existe un enorme solapamiento entre ambas entidades en la Comunidad Valenciana. La Caixa tiene 445 oficinas y Banco de Valencia, 232.

La operación guarda otro beneficio potencial para el comprador: la llave para conseguir el control de Aguas de Valencia. La Caixa es el segundo accionista de Aguas de Barcelona (24,26%). Esta tiene, a su vez, el 33% de Aguas de Valencia y un interés histórico por tomar su control. Al comprar el Banco de Valencia, La Caixa se quedará al mismo tiempo con el 49,99% de Inversiones Financieras Agval, que es dueña del 60,68% de Aguas de Valencia. Es decir, se hará con todo el control.

Los actuales dirigentes de esta sociedad, la familia Calabuig, mantendrán en principio el control de la sociedad por los enrevesados acuerdos parasociales pactados en su día en Inversiones Financieras Agval. Pero ese equilibrio puede romperse por la investigación de la Audiencia Nacional sobre la depredación sufrida por el Banco de Valencia. En el proceso están imputados varios miembros de la familia Calabuig, incluido el actual presidente de Aguas de Valencia, Eugenio Calabuig.

Catalunya Banc: sanearse para la venta

Los actuales gestores de Catalunya Banc han centrado casi todas sus energías este año en soltar lastre liberando ladrillo, el origen de los males de la antigua caja, y sobre todo buscar un comprador, informa Lluís Pellicer.

Quien adquiera la entidad será quien afronte una restructuración cuya dureza en el banco nadie duda. Sin embargo, la prioridad de la entidad ahora es sanear su balance, primero recapitalizándose con los 9.080 millones de Bruselas y traspasando sus activos tóxicos al banco malo por valor de 9.300 millones. De éstos, 6.300 millones corresponden a préstamos y 3.000 millones a activos adjudicados. Catalunya Banc hoy cuenta con unos activos de 77.000 millones.

Los planes para privatizar la entidad, ahora controlada en un 89,7% por el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB), se detuvieron antes del verano. Entonces se interesaron por la antigua caja: Santander, BBVA, Popular, Sabadell, Kutxabank y JC Flowers. Ahora, fuentes del sector apuntan que el Santander se perfila como el principal candidato para hacerse con el banco que preside Adolf Todó.

De quien sea el comprador, que la entidad quiere hallar durante el primer trimestre de 2013, también dependerá el futuro de la red de oficinas, que ya rebajó en un 30,4% hasta el primer semestre del año, y personal, que también recortó en un 24,5%.

Uno de los quebraderos de cabeza de la entidad, no obstante, son los 510 millones en participaciones preferentes que la entidad tiene repartidas entre sus clientes. El banco ha empezado a dar una salida a algunos clientes que, previo acuerdo con la entidad, pueden acudir a la Generalitat para que dicte un laudo arbitral al respecto. Según fuentes del Ejecutivo catalán, ya hay un millar de peticiones en curso y, de momento, los laudos dan la razón al cliente, pero desde la entidad se insiste en que será el comprador quien deba dar una salida a los tenedores de preferentes.

Tormenta con la venta de Novagalicia

La entidad que preside José María Castellano acogió los mandamientos de Bruselas con cierta tranquilidad. El plazo para la venta de NCG Banco, que opera en Galicia como Novagalicia, era amplio (cinco años) y los 5.425 millones de euros de inyección le permitirían, subrayó el banco, “recuperar la rentabilidad” en 2013. Con ese margen, Castellano pretendía seguir adelante con el proyecto, auspiciado por el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, de buscar un comprador —se supone que entre fondos de inversión extranjeros— que impidiese la absorción de Novagalicia Banco (NCG) y garantizar que continuaría como entidad independiente, informa Xosé Hermida.

Pero el pasado viernes, la tormenta se agitó en Galicia después de que fuentes del Banco de España divulgasen su intención de subastar la entidad el próximo año. La noticia desató el nerviosismo en NCG y en el PP gallego, y el propio Feijóo —que se encontraba en pleno debate de investidura— intervino para que el supervisor matizase su anuncio. Lo cierto es que el documento enviado desde Bruselas solo alude a que el banco gallego debe empezar a buscar comprador “hacia finales de julio de 2015” y tener la operación cerrada “no más tarde de finales de diciembre de 2016”. Y a eso se aferran el equipo de Castellano y la Xunta para asegurar que su plan sigue adelante.

Con la inyección europea, sumada a las aportaciones anteriores del FROB, NCG ha absorbido ya 9.000 millones de euros de dinero público. Su plan inmediato es pasar los activos tóxicos al banco malo, vender EVO Banco —su marca en el resto de España— y salir del capìtal de 170 empresas de lo más variopinto.

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Sobre la firma

Íñigo de Barrón
Es corresponsal financiero de EL PAÍS y lleva casi dos décadas cubriendo la evolución del sistema bancario y las crisis que lo han transformado. Es autor de El hundimiento de la banca y en su cuenta de Twitter afirma que "saber de economía hace más fuertes a los ciudadanos". Antes trabajó en Expansión, Actualidad Económica, Europa Press y Deia.

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