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El capital extranjero vuelve a España tras 14 meses de salidas gracias al plan Draghi

La balanza de pagos arroja un saldo neto positivo de 30.998 millones de euros La entrada de dinero desde el exterior roza máximos de toda la serie histórica

Álvaro Romero

España logró en septiembre poner fin a la salida de capitales gracias al anuncio del presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, de que tiene un plan para garantizar la estabilidad del euro. Según los datos de la balanza de pagos que ha hecho públicos este viernes el Banco de España, el balance neto de septiembre arrojó un saldo positivo de 30.998 millones de euros, lo que equivale al tercer mes con mayor entrada de dinero desde 1990, cuando arranca la serie estadística del supervisor. Con este cambio de tendencia, que ya se aventuraba por el regreso de los inversores extranjeros a las subastas de deuda pública tras el verano, se rompe una racha negativa que duraba ya 14 meses, con el consecuente perjuicio para el Estado en materia de financiación. 

En cualquier caso, pese a la fuerte recuperación de septiembre, que se queda a 2.300 millones del máximo histórico de octubre de 2004 y a unos 1.600 del segundo, alcanzado en septiembre de 2010, el saldo acumulado —excluido el Banco de España— desde que se desbordaron las dudas sobre España sigue siendo negativo. Entre julio de 2011, cuando empezó la racha, y septiembre han salido del país 312.000 millones de euros al calor del recrudecimiento de la crisis de deuda del euro. Desde enero, el balance es de 216.174 millones menos. En este periodo se registraron picos alarmantes de fuga de capitales de hasta 66.625 millones en un solo mes, caso del pasado marzo.

No obstante, cuando el fenómeno parecía imparable, el BCE acudió al rescate virtual de España con el ya famoso anuncio por parte de Draghi de que estaba dispuesto a hacer todo lo necesario para garantizar la estabilidad del euro. A principios de septiembre, precisamente, confirmó su plan, lo que taponó los temores a una ruptura de la Eurozona. Esto tuvo un inmediato efecto analgésico para España, tanto en términos de deuda pública como a nivel de renta variable, mejora que ahora recogen las estadísticas oficiales.

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El Banco de España destaca que el dinero que llegó desde el extranjero se destinó, principalmente, a la compra de acciones de las empresas cotizadas o bonos y en el apartado calificado como "otra inversión", que en esencia son créditos, depósitos y operaciones temporales. Así, en el primero de estos epígrafes se registró una inversión neta de 9.745 millones mientras, en el segundo, fue de 5.585 millones.

Junto a la entrada de dinero de inversores extranjeros también tuvo lugar una repatriación de fondos de los españoles, que recuperaron 13.150 millones que tenían apostados en créditos y depositados en bancos del exterior del país. Si se suma todo este movimiento de capitales, al que también hay que añadir el regreso de 1.220 invertidos en acciones de empresas foráneas y bonos de otros Estados, con el saldo neto de la inversión directa se obtienen los 30.998 de la cuenta financiera de septiembre.

Si el saldo de la cuenta financiera del Banco de España apenas captaba interés antes de la crisis y era coto cerrado para los economistas e iniciados en la materia, otro dato de esta estadística que tradicionalmente sí se publicaba era la balanza por cuenta corriente. En septiembre, la relación entre el gasto que los españoles realizaron en el exterior y sus rentas frente a las transferencias de los extranjeros en bienes y servicios made in Spain volvió a arrojar un resultado negativo con un déficit de 370 millones tras el buen dato de agosto.

Durante agosto y gracias a la campaña turística, la balanza por cuenta corriente mostró el mejor resultado de la era euro con un superávit de 1.244 millones. También influyó en este dato el menor déficit comercial porque los españoles compraron menos en el extranjero, lo que reduce las importaciones mientras las exportaciones siguieron con su expansión. En septiembre, sin embargo, la mejora de los déficits comercial y de rentas y, en menor medida, la ampliación del superávit de la balanza de servicios, no lograron compensar al 100% el incremento del déficit de transferencias corrientes.

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Sobre la firma

Álvaro Romero
Redactor del equipo de Redes Sociales y Desarrollo de Audiencias en EL PAÍS. Es licenciado en periodismo por la Universidad Complutense de Madrid.

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