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Un ajuste necesitado de oxígeno exterior

Existe el riesgo de que las agencias de calificación rebajen la nota de la deuda española

Amanda Mars

“Si usted pide una ayuda multimillonaria, es bastante lógico que quien se la vaya a prestar le pida que cambie un par de cosas, y ahorre de varios sitios para garantizarse que va pagar. Eso es lo que le pasa a Alemania con España”. Esta es la reflexión que hacía la semana pasada en Fráncfort un ejecutivo cercano al Banco Central Europeo (BCE) pocos días antes de que el Gobierno aprobase el severo plan de ajuste exigido desde Bruselas.

Los recortes por valor de 65.000 millones en dos años —con subidas de impuestos, recortes a los funcionarios y tijeretazos en gasto social— castigarán el consumo y la actividad empresarial, con lo que dificultará aun más la reactivación económica en España. “¿No había otro remedio? En este punto ya no, el déficit estaba descontrolado y si tenemos que reducirlo en seis puntos [del 8,95 de 2011 al 2,8% en 2014] las cuentas son muy sencillas: había que recortar esa cantidad, otra cosa es que el programa logre ese dinero”, apunta Xavier Vives, profesor de economía de Iese y miembro del instituto alemán Cesifo, quien añade que el programa también podría suavizarse “si Europa aflojase de nuevo el calendario para cuadrar las cuentas”.

Pero Bruselas ya ha rebajado dos veces en los últimos meses los objetivos de déficit para España. La duda es si el plan actual evitará el desastre (es decir, un rescate financiero en toda regla del país) mientras los mercados siguen recelando de la economía española y exigen al Estado cada vez más intereses para financiarse. José Carlos Díez, economista jefe de Intermoney, advierte del riesgo de que las agencias de calificación de riesgos rebajen de nuevo la nota a España —que ya está a dos peldaños del bono basura para Fitch— , lo que mantendría el coste de la deuda en un nivel difícil de sostener por mucho tiempo (ahora supera el 6%). Por ello, este programa “requeriría ir acompañado del apoyo del Banco Central Europeo y de financiación por parte del Banco Europeo de Inversiones (BEI)”.

El respaldo que se pide al BCE desde España consiste en que compre bonos en el mercado secundario (el de los inversores con títulos ya emitidos) para subir su precio y que bajen los intereses o que realice nuevas subastas de crédito barato para los bancos (como las ya realizadas por valor de un billón de euros) dadas las dificultades de financiación de las entidades.

En una línea similar se pronuncia Antón Costas, catedrático de Política Economía de la Universidad de Barcelona. A su juicio, “el ajuste era indispensable” pero necesita oxígeno exterior. “Quiero pensar que esto va acompañado de un acuerdo no escrito de ayuda del BCE y otros, porque de otro modo hablaríamos de masoquismo económico”.

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Sobre la firma

Amanda Mars
Directora de CincoDías y subdirectora de información económica de El País. Ligada a El País desde 2006, empezó en la delegación de Barcelona y fue redactora y subjefa de la sección de Economía en Madrid, así como corresponsal en Nueva York y Washington (2015-2022). Antes, trabajó en La Gaceta de los Negocios y en la agencia Europa Press

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