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Las cajas pierden todo su patrimonio en BFA-Bankia por el agujero del ladrillo

Los informes de valoración que estudia el consejo dan el 100% al Estado a través del FROB

Íñigo de Barrón
El presidente de Bankia José Ignacio Goirigolzarri durante el acto de toma de posesión de Luis María Linde como gobernador del Banco de España
El presidente de Bankia José Ignacio Goirigolzarri durante el acto de toma de posesión de Luis María Linde como gobernador del Banco de España GORKA LEJARCEGI

A partir de ahora se acabará la discusión sobre cuánto vale el patrimonio que las siete cajas de ahorros (Caja Madrid, Bancaja, La Caja de Canarias, Caja de Ávila, Caixa Laietana, Caja Segovia y Caja Rioja) tienen en el Banco Financiero y de Ahorros (BFA), matriz de Bankia. Su valoración es cero, al menos según tres informes que han valorado la entidad. Entre ellos, uno está realizado por la auditora Ernst & Young.

Según fuentes del mercado, aunque se determinara que el patrimonio actual es negativo, no se reclamarán cantidades a las cajas fundadoras. Esto supone que las enormes pérdidas del ladrillo se han comido el valor del negocio bancario que las entidades aportaron al BFA.

El consejo del Banco Financiero y de Ahorros, presidido por José Ignacio Goirigolzarri, aprobará este miércoles el informe y se lo comunicará a las siete entidades. Esto supone que el Estado tendrá el 100% del capital de BFA a través del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB). El 23 de mayo pasado, la entidad pidió la conversión de las participaciones preferentes de 4.465 millones de euros en acciones. De forma indirecta, el Estado será a partir de ahora el dueño del 45% de Bankia, la filial de BFA.

La reducción a cero deja a las cajas sin dividendos para la obra social

Tras la reformulación de las cuentas en mayo pasado, las pérdidas individuales de BFA alcanzaron los 7.200 millones, las mayores en la historia financiera de España, mientras que el resultado consolidado atribuible a la sociedad dominante fue también negativo por importe de 3.318 millones. Estos números ya anticipaban que las cajas se habían quedado sin patrimonio.

Sin embargo, el 20 de abril pasado, BFA había declarado un beneficio neto consolidado de 40,91 millones, mientras que su resultado individual arrojó unas pérdidas de 439 millones.

Tras este documento sobre el BFA, será inútil la discusión sobre la valoración de Bancaja en el grupo, un pleito que inició el expresidente Rodrigo Rato el 22 de febrero pasado. El objetivo de esta revaloración era rehacer el peso de las participaciones dentro del capital del BFA ya que Rato sostenía que Bancaja había sido sobrevalorada en la fusión. Las participaciones en BFA eran: 52,06% para Caja Madrid; 37,70%, Bancaja; 2,45%, Caja de Canarias; 2,33%, Caja de Ávila; 2,11%, Caixa Laietana; 2,01%, Caja Segovia, y 1,34%, Caja Rioja.

La obra social, en peligro

La reducción a cero del patrimonio es una mala noticia para la obra social. A partir de ahora las cajas sabrán que no contarán con ningún dividendo para sostener sus labores asistenciales y culturales. Esta situación obligará a las cajas a replantear toda su estructura de gastos, venta de edificios y obras de arte y, probablemente, cerrar algunos centros.

La obra social de Caja Madrid comunicó hace días que proyecta cerrar 48 centros, 33 de ellos en la Comunidad de Madrid, de un total de 144 centros culturales, sociales y de mayores con los que cuenta en España, tras realizar “un estudio detallado sobre qué centros cuentan o no con alternativas cercanas. Hay una decisión del Consejo de Administración de reestructuración de centros, pero está en suspenso, porque hay un equipo de gestión nuevo y un paréntesis abierto que tenemos que resolver”, explicó el director de centros socioeducativos de la obra social, Cristóbal Sánchez.

BFA, lo que ahora se nacionaliza, se convirtió en algo similar a un banco malo. Para realizar la salida a Bolsa del grupo, Rato dividió la entidad en dos y colocó el negocio bancario en Bankia y lo vendió a los inversores en julio. En BFA se quedó la participación del Estado (es decir de los ciudadanos), los activos inmobiliarios más problemáticos y las mejores participaciones de la cartera, como Mapfre, Iberdrola, Indra y NH Hoteles.

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Sobre la firma

Íñigo de Barrón
Es corresponsal financiero de EL PAÍS y lleva casi dos décadas cubriendo la evolución del sistema bancario y las crisis que lo han transformado. Es autor de El hundimiento de la banca y en su cuenta de Twitter afirma que "saber de economía hace más fuertes a los ciudadanos". Antes trabajó en Expansión, Actualidad Económica, Europa Press y Deia.

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