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REUNIÓN DEL EUROGRUPO

El Eurogrupo fuerza a España a pedir el rescate antes del lunes

Los socios europeos fijan como plazo máximo el 9 de julio para fijar las condiciones definitivas La Comisión Europea enviará una nueva misión a Madrid la próxima semana

Claudi Pérez
El presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, habla con el ministro de Economía español, Luis de Guindos, este jueves en Luxemburgo.
El presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, habla con el ministro de Economía español, Luis de Guindos, este jueves en Luxemburgo.GEORGES GOBET (AFP)

España retrasó este jueves la petición de rescate europeo para la banca, pero esa estrategia le permitirá ganar apenas unas horas: Europa no quiere más argucias y pretende zanjar el asunto cuanto antes. El ministro de Economía, Luis de Guindos, aseguró en Luxemburgo que ese “formalismo” se producirá “durante los próximos días” y se negó a dar una fecha definitiva, con el objetivo indisimulado de tratar de ganar tiempo para negociar unas condiciones algo más favorables para España. Pero la eurozona no está por la labor. Madrid juega con fuego: minutos después de que Guindos se marchara a toda prisa de la reunión en Luxemburgo, el Eurogrupo le enmendó la plana. Los socios europeos fuerzan a España a presentar la petición antes del próximo lunes, aseguró su presidente, el primer ministro luxemburgués Jean-Claude Juncker.

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Los acontecimientos se precipitan: las condiciones finales, la cifra definitiva del rescate e incluso el mecanismo elegido para prestar el dinero a España se conocerán el próximo 9 de julio, la fecha elegida para el próximo Eurogrupo. España pensaba tener margen para pactar hasta finales de julio, según Guindos. Pero Bruselas ha adoptado una posición de fuerza y quiere cerrar el capítulo relacionado con el agujero bancario español con celeridad: representantes del fondo de rescate europeo se han desplazado esta semana a España para iniciar las negociaciones. Y la Comisión Europea enviará una nueva misión a Madrid —los famosos hombres de negro, otra vez— tan pronto como la próxima semana.

“Confiamos en que España realice todos los esfuerzos que se requieren. Inmediatamente”, dijo un Juncker visiblemente incómodo con el tira y afloja protagonizado por España. Lo más probable es que el anuncio del Gobierno español sobre la petición de rescate llegue mañana mismo, coincidiendo con la cumbre en Roma con Italia, Alemania y Francia, tras el Consejo de Ministros, insinuó el ministro francés Pierre Moscovici. El Eurogrupo conmina al Gobierno de Mariano Rajoy, que sigue negándose a hablar de rescate y de condiciones más allá del sistema financiero, a “seguir con una estrategia ambiciosa, a aplicarla de manera rápida y a comunicarla inmediatamente”, según su presidente, que no escondió la irritación de los socios europeos con respecto a la estrategia de La Moncloa.

Las entidades financieras españolas tienen que dar combustible a la economía, alimentar a empresas y hogares" Olli Rehn, vicepresidente de la Comisión Europea 

El vicepresidente de la Comisión Europea, Olli Rehn, dejó también un recado a los bancos: “Las entidades financieras españolas tienen que dar combustible a la economía, alimentar a empresas y hogares en lugar de inflamar las fuerzas especulativas en los mercados”. Rehn recogió así el tremendo malestar de varios socios europeos con la última década de burbujeante expansión inmobiliaria, que ha recibido duras críticas por parte de la canciller alemana, Angela Merkel, en los últimos días.

Lluvia de reveses, en fin, pero pocos detalles más allá de un calendario claro: el lunes llegará la petición de España y el 9 de julio finalizará el proceso de negociación de las condiciones. Habrá condicionalidad directa para el sistema financiero. Y las recomendaciones de la Comisión Europea relativas a la subida del IVA o a elevar un peldaño más la reforma laboral se convierten en ley. No hay humillación, pero España y su sistema financiero están prácticamente intervenidos. Aunque hay todavía algunas claves por decidir: Rehn y Juncker explicaron que los socios del Eurogrupo prestarán el dinero a España mediante el fondo de rescate temporal (EFSF, por sus siglas en inglés) hasta que se pueda recurrir al mecanismo permanente (Mede). Parece un tecnicismo más dentro de ese lenguaje imposible que tanto gusta en Bruselas, pero no es un detalle menor: de eso depende que no se atemoricen los asustadizos mercados.

En caso de impago, el Mede será acreedor

El EFSF no sería acreedor preferente en caso de un impago de España; el Mede sí. “El Eurogrupo ha decidido estudiar de nuevo esa cuestión en su próxima reunión. En todo caso, si al final España pide 100.000 millones de euros eso es el 10% del PIB, un porcentaje mínimo de la deuda total de España. La impresión general es que esa cuestión no es tan importante”, según Klaus Regling, director del EFSF. Los mercados opinan exactamente lo contrario.

Está por ver también cuánta dureza exigirán los socios europeos a las entidades que soliciten ayudas. “Se necesita una reestructuración muy dura, que en último término obligue a perder dinero a los hogares que hayan comprado deuda subordinada de los bancos con problemas. Eso tiene un alto coste político; se trata de una decisión difícil de tomar. Pero sería la forma de romper el círculo vicioso entre las dudas sobre la banca y las dudas sobre la salud fiscal de España”, explicó Nicolás Verón, de Bruegel.

El Gobierno trata de presionar, en la medida de lo posible, para conseguir que las condiciones no sean excesivamente duras

Se esperaba que Guindos pidiera el jueves el rescate. El ministro trató de ganar algo de tiempo: una vez que España solicite la ayuda, su capacidad de negociación se reducirá al mínimo. Pero en Europa no ha sentado nada bien que España trate de empequeñecer el coste político de esa medida. El Ejecutivo recurre a los eufemismos (denomina línea de crédito a lo que es un rescate en toda regla), y minimiza las condiciones asociadas, tanto en lo relativo al sector financiero como en el plano fiscal. El Gobierno trata de presionar, en la medida de lo posible, para conseguir que esas condiciones no sean excesivamente duras, no dejen al Tesoro fuera de los mercados, y persigue desde hace semanas arrancar algún guiño desde Berlín o Fráncfort (sede del BCE) que permita suavizar la presión que afecta tanto a España como a Italia. Pero este jueves hubo mano dura, y Madrid pudo comprobar que sus tesis, de momento, solo cuentan con el apoyo de Washington: el Fondo Monetario Internacional (FMI), a pesar de las negativas en redondo de Alemania, emplazó a la eurozona a romper “el círculo vicioso entre la deuda bancaria y la deuda soberana”, permitiendo a los fondos de rescate “recapitalizar directamente los bancos”, algo a lo que Berlín se ha opuesto tajantemente en el caso del sistema financiero español.

Una vez que España solicite la ayuda, su capacidad de negociación se reducirá al mínimo

El Ejecutivo busca a la desesperada alguna medida que compense la erosión política interna y externa. Roma será clave en ese sentido. El primer ministro italiano, Mario Monti, planteó en el G-20 de Los Cabos (México) la posibilidad de utilizar el fondo de rescate temporal para comprar deuda en el mercado de segunda mano. Italia y España quieren ese tipo de medidas de apoyo, que rebajarían drásticamente la presión sobre la deuda, pero sin que la troika se haga con las riendas del país. Merkel no parece dispuesta a tanto: quiere condicionalidad estricta. Pero Alemania ha abierto en las últimas horas una rendija para la negociación. El ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble, explicó que esa posibilidad existe, “siempre que lo solicite un país y que [la compra de bonos] vaya asociada a un programa”. Esto es, a más condiciones: a más visitas de aquellos hombres de negro que citaba el ministro Cristóbal Montoro hace unos días.

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Sobre la firma

Claudi Pérez
Director adjunto de EL PAÍS. Excorresponsal político y económico, exredactor jefe de política nacional, excorresponsal en Bruselas durante toda la crisis del euro y anteriormente especialista en asuntos económicos internacionales. Premio Salvador de Madariaga. Madrid, y antes Bruselas, y aún antes Barcelona.

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