_
_
_
_
_
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Todo está en la balanza de pagos

Los desequilibrios de la economía española afloran en el saldo con el exterior

Esta semana conocimos los datos de comercio exterior de mercancías del mes de enero, lo que podemos aprovechar para hacer un repaso de cómo van nuestras operaciones con el exterior, no solo las comerciales, sino de todo el conjunto de la balanza de pagos. Esta estadística es una de las más importantes e interesantes para analizar una economía, pues todas las fortalezas, debilidades, desequilibrios cíclicos económicos y financieros de la misma acaban reflejándose en ella.

En enero, las exportaciones de mercancías continuaron avanzando, pero a una tasa muy moderada. El crecimiento tendencial de las mismas en los últimos meses a precios constantes se ha desacelerado hasta una tasa anualizada del orden del 2%, muy inferior al 15% que crecieron en 2010 o al 10% de 2011. Ello es consecuencia del debilitamiento de la demanda de nuestros mercados exteriores. En realidad, las exportaciones están aumentando algo por encima del crecimiento medio ponderado de dichos mercados, lo que significa que se gana alguna cuota de mercado. En términos nominales, el crecimiento es bastante superior, pues los precios siguen aumentando notablemente (en 2011 lo hicieron en torno al 5%), bastante por encima de los del mercado interior y de lo que permitiría la corrección en marcha de los costes laborales por unidad producida. Ello no casa bien con la idea de que si España no exporta más es porque ha perdido competitividad-costes. El problema del desequilibrio comercial con el exterior parece venir por otras vías adicionales: la insuficiencia de la base de empresas exportadoras y la incapacidad de competir en nuestro propio mercado interior. Y en todo ello influye la poca vocación exportadora (internacionalización) de la empresa media española y el retraso y poca atención que en nuestro país se dedica a la innovación, desarrollo de nuevos productos o mejora de la calidad. Estamos en el quinto año de crisis, sabemos desde hace mucho que la superación de la misma y el futuro de la economía española pasan por abordar todos estos puntos, pero no parece que la política económica les preste una atención especial.

La balanza financiera arrojó un descubierto de 109.000 millones 
C. AYUSO / EL PAÍS

Las importaciones siguen en terreno negativo e intensifican su ritmo de caída, que en los últimos meses se acerca al 8% anual en volumen. Detrás está el profundo ajuste en marcha en el gasto interno en consumo e inversión. Sin embargo, sus precios crecen bastante más que los de las exportaciones, lo que dificulta la corrección del déficit comercial. La causa es la imparable subida de los precios del petróleo y otras materias primas, lo que nos lleva a otra consideración de política económica: es urgente abordar el retraso respecto a los países de nuestro entorno en eficiencia energética y reducir la dependencia exterior. De hecho, todo el déficit comercial actual se concentra en la balanza energética, pues el resto de los intercambios ya están equilibrados.

Continuando con la balanza de pagos, en 2011 el déficit comercial casi se cubrió con el superávit de servicios turísticos y no turísticos. Por ello, la balanza de bienes y servicios está a punto de equilibrarse. Sin embargo, el déficit del conjunto de operaciones no financieras aún se mantuvo en una cifra elevada, un 3,2% del PIB. Ello es porque nuestros pasivos frente al exterior superan a los activos en una cifra equivalente al 90% del PIB, lo que nos cuesta casi 30.000 millones netos al año en concepto de rentas de inversión. Es una carga muy pesada cuando la economía no crece.

Esta situación no es sostenible por mucho tiempo; tenemos un serio problema de financiación

El déficit por operaciones no financieras debe financiarse, obviamente, por un superávit en las operaciones financieras. Y aquí es donde la balanza de pagos muestra el problema más acuciante de la economía española en estos momentos: en 2011, si excluimos al Banco de España (Eurosistema), la balanza financiera registró un déficit (salidas netas de capitales) por más de 68.000 millones. En total, nuestras cuentas quedaron con un descubierto de 109.000 millones, más del 10% del PIB. Lógicamente, el Eurosistema rellenó este inmenso agujero, pero esta situación no es sostenible por mucho tiempo. Tenemos un serio problema de financiación. ¿Ven cómo analizando la balanza de pagos se llegan a descubrir todos los rincones y problemas de una economía?

Ángel Laborda es director de coyuntura de la Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas)

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_