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China quiere un proceso "democrático" para elegir al director del FMI

El gobernador del Banco de México espera el apoyo de los emergentes a su candidatura frente a Lagarde

China sigue sin posicionarse claramente a favor de ningún candidato para dirigir el Fondo Monetario Internacional (FMI). Después de que ayer la ministra francesa de Economía, Christine Lagarde, se postulara oficialmente para ocupar el cargo, hoy el país asiático ha emitido un comunicado en el que afirma que la decisión "debe ser tomada a través de una consulta democrática", pero no toma partido ni a favor de la europea ni del gobernador del Banco de México, Agustín Carstens, ni de ninguna otra opción.

El ministerio de exteriores chino reclama en la nota una "negociación democrática" entre los miembros del G20, para llegar a una "selección abierta, transparaente y basada en los méritos", como parte de la reforma de las instituciones financieras internacionales. Asimismo dice que el organismo "debe representar más ampliamente a los países de mercado emergentes y reflejar los cambios en la economía global".

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El país más poblado del mundo no respalda específicamente, sin embargo, la candidatura de alguno de los emergentes. Es lo que le gustaría al gobernador del Banco de México, Agustín Carstens, que ha dicho en declaraciones al Financial Times que espera recibir el apoyo de esos países. "Entiendo que los europeos consideren que sería importante mantener su posición en el Fondo, pero puedo darles seguridad de que no solo yo, sino cualquier otro director gerente, pondrían a Europa al frente de la lista", ha añadido.

Una declaración de los BRIC (Brasil, Rusia, India y China, las mayores economías emergentes), a la que se unió también Sudáfrica, demanda "la adecuada representación de los miembros de los mercados emergentes y países en desarrollo en la administración" del organismo. China, por lo tanto, suscribe la petición de mayor protagonismo para los emergentes, pero a la vez se ha mostrado también amigable con Lagarde.

El FMI siempre ha estado dirigido por un europeo, mientras que al frente de Banco Mundial estaba un estadounidense, en un pacto no escrito de reparto de poder entre las potencias occidentales de las principales instituciones financieras internacionales. Los países emergentes quieren que el cambio de poder económico global se refleje también en estos organismos, pero mientras que la Unión Europea ya ha explicitado su apoyo a Lagarde, los líderes de las nuevas potencias no han especificado el repaldo concreto de ninguna candidatura.

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