_
_
_
_
_

Irlanda planea un recorte de 6.000 millones el próximo año

El ajuste, incluido en el presupuesto de 2011, es parte de los 15.000 millones que Dublín quiere ahorrarse en cuatro años

La idea de que una economía avanzada pudiera dejar de pagar su deuda pública era algo extravagante hasta hace poco: los países emergentes eran los únicos sospechosos. En los 10 últimos años, Rusia, Argentina y Ecuador se han declarado en suspensión de pagos; Pakistán, Ucrania y Uruguay han estado a punto de hacerlo. Pero 2010 es el año de Europa. La crisis fiscal se inició en enero en Grecia y estalló en mayo, cuando el mismísimo euro estuvo en peligro y la UE tuvo que anunciar un bazuca de 750.000 millones de euros para calmar el pánico de los mercados sobre la situación de la deuda pública en toda la periferia europea. Los terremotos suelen tener réplicas: el miedo volvió en agosto y a finales de septiembre, y tras amainar en las últimas semanas acaba de resurgir otra vez con fuerza.

Más información
La crisis de Irlanda frena la recuperación de la deuda española

Las primas de riesgo de los países periféricos de la eurozona han escalado hoy -de nuevo- hasta máximos. El incendio se reaviva en Irlanda, Portugal y la inevitable Grecia, que vuelven a estar en el epicentro de la crisis fiscal por muy diversas razones: en particular, la propuesta alemana que abre la puerta a la reestructuración de deuda en la eurozona, y la inyección multimillonaria de liquidez en EE UU, que ha provocado una escalada del euro y dificulta aún más la salida de la crisis (y por tanto el pago de la deuda) en Europa.

España se había despegado de ese pelotón de cola. Pero hoy ha visto repuntar con fuerza la prima de riesgo, y ese nuevo episodio se dejó notar en la subasta del Tesoro de bonos a cinco años, en la que España pagó bastante más que en operaciones anteriores. El 3,6%: seis décimas más. A más miedo, más costes.

El preocupante caso de Irlanda

Y, sin embargo, España no es el país que sale peor parado de este nuevo brote de crisis fiscal. Tras los males de Grecia, Irlanda es el caso más preocupante. El Gobierno de Irlanda ha anunciado hoy un ajuste de 6.000 millones de euros en el próximo presupuesto. Se trata de una cifra brutal para un país de 4,5 millones de habitantes y una economía que genera un PIB de 160.000 millones. Es una cifra que viene materialmente a doblar los 3.000 millones de recorte del gasto público que se barajaba hasta ahora. Dublín ya había anunciado la semana pasada su intención de incrementar de 7.500 millones a 15.000 millones de euros el tamaño del ajuste a llevar a cabo en cuatro años.

El ministro de Finanzas, Brian Lenihan, reconoció al presentar estas cifras que el anuncio significa que la vida será aún más dura para los irlandeses y que el crecimiento se verá afectado de manera negativa. Este año, el país -cuyo PIB cayó un 7,5% en 2009- tendrá un crecimiento prácticamente nulo y la previsión oficial para 2011 se ha visto reducida drásticamente, hasta el 1,75%.

El incremento del ajuste presupuestario es un intento desesperado del Gobierno del Fianna Fáil por reforzar la credibilidad de la economía irlandesa y detener el constante incremento del diferencial que los irlandeses pagan para colocar su deuda pública, que hoy ha superado ampliamente los 500 puntos básicos frente al bono alemán a 10 años.

Es también una decisión inevitable para cumplir con el calendario de reducción del déficit público pactado por Dublín con la Comisión Europea. Lenihan ha confirmado hoy que el déficit público irlandés ascenderá este año a la astronómica tasa del 32% del PIB si se incluye el peso de las ayudas públicas a la banca y del 11,9% si se excluyen estas ayudas, que en teoría ya no tendrán efecto contable en el déficit de 2011 por ser ayudas de una sola vez.

La crisis económica tiene también consecuencias políticas. El malestar social que están causando los permanentes ajustes presupuestarios se vivió el miércoles en Dublín, donde se manifestaron más de 25.000 estudiantes para protestar por la subida de las tasas universitarias. La manifestación acabó con escenas de violencia rara vez vistas en Irlanda y con cargas de la policía antidisturbios. La estabilidad del Gobierno es muy precaria. Aunque ayer se anunciaron las cifras globales del ajuste, ahora se ha de pasar al siempre doloroso y difícil ejercicio de decidir las partidas concretas que se recortan. El Gobierno del Fianna Fáil y sus aliados controlan solo 82 de los 166 diputados de la cámara baja, aunque la mayoría está situada en 81 porque en estos momentos hay cuatro escaños vacantes. Cada vez hay más analistas que cuestionan la capacidad del Gobierno para sacar adelante el presupuesto.

El euro sube

Tanto en el caso irlandés como en el del resto de los periféricos los mercados atacan por varios flancos: exigen austeridad, pero a la vez recelan de los efectos de esos recortes sobre el crecimiento, que a la larga puede dificultar el pago de la deuda pública. En Grecia, el Gobierno socialista se enfrenta a unas elecciones municipales que son casi un plebiscito tras los drásticos recortes aplicados sobre los sueldos de los funcionarios y las pensiones: los costes de la deuda griega -así como los de la portuguesa- se han aupado de nuevo a máximos ante la inestabilidad política si los comicios no son favorables para el Ejecutiuvo de Yorgos Papandreu.

Los problemas se acumulan: la política monetaria expansiva de EE UU -la inyección de 600.000 millones de dólares para comprar deuda pública- empuja al alza del euro y perjudica la recuperación. La negativa de hoy del Banco Central Europeo (BCE) a seguir los pasos de la Reserva Federal funciona en ese mismo sentido. Rusia ha anunciado esta semana que no comprará deuda pública española ni irlandesa, y el fondo soberano de Noruega admitió que la deuda española -que compró en grandes cantidades durante el verano- es ahora menos atractiva. La prima de riesgo de España roza de nuevo los 200 puntos básicos: España paga el 4,36% por los bonos a 10 años, frente al 2,4% de Alemania, el país considerado más seguro.

Y sin embargo, la fortaleza del euro es un indicativo de que, en principio, la crisis no va a ir a más. Hay buenas razones para volver a poner sobre la mesa un problema que estaba quedándose debajo de la alfombra. Eso sí, "la subida de las Bolsas y el comportamiento del euro son buenas razones para pensar que este rebrote de la crisis fiscal no va a ir a más.", explicó Juan Ignacio Crespo, de Thomson Reuters. "Por ahora", remachó.

La agenda de Cinco Días

Las citas económicas más importantes del día, con las claves y el contexto para entender su alcance.
RECÍBELO EN TU CORREO

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_