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El FMI ve a las cajas "vulnerables"

Viñals sostiene que España se ha "desacoplado" de los países con problemas - Aboga por cerrar entidades "pequeñas y débiles"

Claudi Pérez

Una pompa de jabón dura un promedio de 26 segundos; una burbuja financiera, unos 18 meses. El problema es que la última burbuja se hinchó durante mucho más tiempo: de la posterior crisis van ya cuatro largos años y algunos países, como España, están experimentando una resaca larga y espinosa. José Viñals, responsable financiero del FMI, dio ayer en Washington un espaldarazo a la economía y al sistema bancario al asegurar que España "se ha desacoplado de los países de la eurozona con problemas". España no es Portugal, ni mucho menos Irlanda o Grecia: esa narrativa ha calado -al menos por ahora- en los mercados e incluso en Washington: "España y Portugal son casos completamente distintos. Las reformas que ha aplicado el Gobierno, tanto la consolidación fiscal como la reestructuración de las cajas, van por el buen camino", aseguró.

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El Informe de Estabilidad Financiera del Fondo contradice parcialmente esas palabras. "Las cajas son vulnerables", asegura ese informe. El círculo vicioso entre la salud de las cajas y las finanzas públicas aún puede deparar sorpresas: "Todavía existe el riesgo de que, si se produjeran más noticias negativas, un número mayor de instituciones puedan tener dificultades para refinanciarse y cubrir sus necesidades".

Esa debilidad no afecta solo a las cajas: el sistema financiero internacional se ha afianzado en el último semestre, y sin embargo persisten dificultades en varios países, en especial en Europa, por la relación entre las crisis fiscales y los balances de los bancos, las dificultades de refinanciación -con los mercados parcialmente cerrados-, el pinchazo inmobiliario y las continuas necesidades de capital de un sector que durante años actuó como si los riesgos no existieran o fueran controlables. "La crisis ha sido un abrupto redescubrimiento de que esos riesgos existen", según el informe.

Los problemas van por barrios. Los bancos de Irlanda y Grecia son los que tienen "mayor presión en sus balances", según el FMI. Algunas cajas españolas y los bancos portugueses también son "vulnerables", así como algunas entidades alemanas. El Fondo destaca asimismo el estado delicado de un tercer grupo de varios bancos austriacos, británicos y estadounidenses por las futuras pérdidas en su cartera de créditos.

Viñals -que antes de llegar al FMI fue subgobernador del Banco de España- hizo un llamamiento a resolver esos problemas cuanto antes: "Los sistemas financieros de algunos países avanzados están viviendo peligrosamente". Atendiendo a las últimas pruebas de estrés, casi una tercera parte de los bancos europeos, por ejemplo, "no supera los ratios de capital de primera calidad del 8%, que no es el mínimo regulatorio pero sí el mínimo que aplican los mercados, y por tanto están más expuestos a nuevas sacudidas".

La institución que dirige Dominique Strauss-Kahn aplaude los esfuerzos realizados por las autoridades españolas para "cristalizar las pérdidas y aumentar capital". Viñals destacó que la reestructuración "está en camino, salvo en el caso de la CAM, e incluso en ese caso hay que seguir la senda de fusiones o recapitalizaciones, a través del sector privado o del sector público". La receta no cambia: conseguir más colchones de capital, reestructurar y en última instancia "cerrar un conjunto de bancos en su mayoría más pequeños" y "débiles", algo que el Banco de España no contempla.

A la cuestión de si habrá más fusiones entre las cajas españolas y si puede ser un buen momento para que los bancos compren alguna de estas entidades, Viñals respondió: "El que los bancos, españoles y extranjeros, así como otros inversores privados terminaran entrando en el capital de estas entidades seria muy deseable para reforzar los mecanismos de disciplina de mercado, que tan importantes son. Ademas, es imprescindible mejorar el gobierno corporativo de las entidades y su profesionalizacion".

Ha pasado casi un año desde que Grecia se viera abocada a solicitar el rescate. Irlanda y Portugal cayeron después. Pero esos rescates no han servido para aliviar la presión: los tipos de interés de sus bonos han subido, en lugar de relajarse. En esas condiciones, esos tres países parecen abocados a una reestructuración de su deuda, aunque ese es un tema tabú en el FMI, en Bruselas, en todos lados.

"Esos países necesitan tiempo", aseguró Viñals al ser preguntado sobre el escaso éxito de las ayudas. Una quita de la deuda aliviaría la crisis fiscal y puede que diera más margen en la aplicación de las medidas de ajuste, pero dañaría los balances de los bancos. El Fondo no contempla esa posibilidad: "Todas las hipótesis se basan en el supuesto de que no habrá reestructuraciones", dijo Viñals.

Y sin embargo el informe apunta que en el futuro hay que lograr que "los tenedores de bonos asuman responsabilidades ante pérdidas futuras". En otras palabras: la banca puede acabar pagando al final parte de la factura. Palabra del FMI.

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Sobre la firma

Claudi Pérez
Director adjunto de EL PAÍS. Excorresponsal político y económico, exredactor jefe de política nacional, excorresponsal en Bruselas durante toda la crisis del euro y anteriormente especialista en asuntos económicos internacionales. Premio Salvador de Madariaga. Madrid, y antes Bruselas, y aún antes Barcelona.
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