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Ningún joven parado más de cuatro meses

España asume un compromiso europeo que varios expertos creen imposible

Luis Doncel

¿Se imagina un país en el que los jóvenes encontraran trabajo o prácticas a los cuatro meses de terminar los estudios? Ese panorama de ensueño es el que ha dibujado este jueves la UE. Los 27 ministros de Empleo establecieron el “acuerdo político” de fijar para el próximo año la garantía de que cualquier menor de 25 años reciba una oferta de empleo “de buena calidad”, un aprendizaje o prácticas que le permitan incorporarse al mercado laboral a los cuatro meses de haber abandonado el sistema educativo o haber dejado su anterior puesto. Claro que esta propuesta es mucho más fácil de cumplir para países como Alemania, con una tasa de paro juvenil que supera por poco el 8%, que para España, con más de la mitad de sus menores de 25 años mano sobre mano.

Pese a la dificultad de alcanzar el objetivo, el Gobierno se muestra confiado en que lo logrará. España tiene “los deberes hechos” para aplicar la “garantía juvenil”, dijo la ministra Fátima Báñez, gracias a la recientemente aprobada Estrategia de Emprendimiento y Empleo. Eso sí, Báñez ha pedido a sus colegas europeos “flexibilidad” para que cada país aplique la iniciativa “en función de sus circunstancias nacionales, sin que se frustren las expectativas y teniendo en cuenta el proceso de consolidación fiscal”, dijo antes de entrar en la reunión. Esta “flexibilidad” que reclama España supondría que algunos países con un mercado laboral con más problemas dispondrían de más tiempo para poner en marcha la iniciativa. La ministra ha anunciado que esta recomendación contará para el periodo 2014-2020 con una financiación de 918 millones de euros, que provendrán del fondo europeo contra el paro juvenil.

Pese al optimismo oficial, algunos expertos dudan mucho de la utilidad del acuerdo alcanzado ayer en Bruselas. “El Gobierno ya aprobó la semana pasada nuevas bonificaciones, que se han demostrado que no sirven para nada. Los empresarios contratan mientras se pueden beneficiar de las ayudas y luego despiden a los jóvenes. Me parece que esto también va a ser un derroche de dinero”, sintetiza Juan José Dolado, profesor de la Universidad Carlos III de Madrid.

Báñez anuncia que habrá 918 millones del fondo contra el desempleo juvenil

La recomendación aprobada por los ministros es tan solo eso, una recomendación, y no tiene carácter vinculante. Sin embargo, la Comisión Europea podría exigir estas medidas a los Estados miembros con más paro, como España, en el marco de sus directrices sobre política económica.

La garantía, que debe estar en marcha como muy tarde en 2014, tendrá financiación de la UE. La mayor parte provendrá de los 6.000 millones de euros del nuevo fondo contra el paro juvenil aprobado el pasado 8 de febrero en los presupuestos europeos para el próximo septenio. Sin embargo, el comisario europeo de Empleo, László Andor, pidió a los Gobiernos que los nuevos fondos se sumen, y no sustituyan, a los recursos financieros que los Estados miembros tenían previsto invertir contra el paro juvenil.

Muchos expertos consideran que estas cifras son muy bajas para un periodo tan largo —de 2014 y 2020— y para un problema que afecta a más de cinco millones de jóvenes en toda la UE. “Con una tasa de paro tan elevada como la española, el objetivo es muy ambicioso. Habría que definir mejor a qué colectivos va dirigido, porque las necesidades de un nini [sin estudios ni trabajo] no tienen nada que ver con las de un recién licenciado”, sostiene Florentino Felgueroso, profesor de la Universidad de Oviedo e investigador de Fedea.

El modelo de garantía juvenil se ha tomado de países como Finlandia, Suecia o Austria, donde la tasa de paro es muy inferior a la española y donde el problema del abandono escolar no es tan agudo.

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Sobre la firma

Luis Doncel
Es jefe de sección de Internacional. Antes fue jefe de sección de Economía y corresponsal en Berlín y Bruselas. Desde 2007 ha cubierto la crisis inmobiliaria y del euro, el rescate a España y los efectos en Alemania de la crisis migratoria de 2015, además de eventos internacionales como tres elecciones alemanas o reuniones del FMI y el BCE.

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