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Ismail: “A la banca de consumo le doy diez años de vida”

El director ejecutivo de la Singularity University, Salim Ismail: "'Blockchain' es la tecnología más disruptiva" que he visto en mi vida"

Manuel G. Pascual
Pablo Monge

Salim Ismail (Hyderabad, India, 1965) ha dedicado los últimos años a estudiar las tecnologías más disruptoras y explorar sus posibilidades. A eso se dedica la Singularity University, una especie de academia de emprendedores de élite montada en Silicon Valley  de la que es director ejecutivo. Porque de eso, de emprender, sabe. Montó siete empresas tecnológicas (una de ellas, Ångströ, la compró Google en 2010) antes de que Yahoo le fichara para dirigir su incubadora de empresas.

Nacido en India y cridado en Canadá, Ismail se hizo mundialmente conocido con la publicación de su libro Organizaciones exponenciales (Bubok Publishing, 2014), un bestseller en el que desgrana los elementos que permiten que en el siglo XXI haya startups tecnológicas que en pocos años se haya convertido en gigantes que facturan decenas de miles de millones.

Asegura que la disrupción, uno de los elementos clave de su descripción, ha dejado de ser la anécdota para configurar el entorno que nos ha tocado vivir. “La energía solar está doblando su capacidad cada 22 meses. A este paso seremos capaces de generar el 100% de la energía mundial en 15 años. Eso significa que una industria de unos 6 billones de dólares pasará a mover solo 1 billón en 20 años. La energía, que ha sido escasa durante toda la historia de la humanidad, será abundante. ¿Cómo se reemplazan esos ingresos?”, se pregunta Ismail antes de pronunciar una conferencia en la Fundación Rafael del Pino. Ese son el tipo de cosas que le preocupan

P. Habla de la economía colaborativa como un elemento de disrupción. ¿Qué opina de los modelos colaborativos?
R. Ahora recurrimos a la comunidad para hacer cosas; eso acabará cuando irrumpa la inteligencia artificial (IA). Uber es relevante porque puede hacer que los conductores particulares te lleven a sitios, pero, una vez que funcione la IA, se conducirán solos. De hecho, los adolescentes estadounidenses están dejando de sacarse el carnet de conducir. No creo que estemos un siglo compartiendo los coches: más bien será cosa de diez años, hasta que usemos vehículos autónomos. Creo que la economía colaborativa es un fenómeno temporal, que durará entre 10 y 20 años, porque para entonces muchos bienes que ahora tenemos en propiedad los concebiremos como servicios. Y tendremos robots o IA que se ocuparán de que todo se coordine. La IA acabará sustituyendo a la comunidad de usuarios en la que se apoya la economía colaborativa.
La IA acabará sustituyendo a la comunidad de usuarios en la que se apoya la economía colaborativa
P. ¿Hasta dónde puede llegar la automatización de procesos en las empresas?
R. Empezaremos a ver empresas enteras construidas sobre un modelo totalmente descentralizado. Mañana podríamos crear una empresa en Panamá u otro paraíso fiscal que se dedique a las apuestas online, basar el negocio en el blockchain y operar en bitcoins. Y cada trabajador podría trabajar desde un país distinto. Esto último, el trabajo, también va a cambiar mucho. La Universidad de Oxford calcula que el 47% de los actuales empleos de cuello blanco podrían ser automatizados en los próximos diez años. La cuestión es que cuando hay una revolución industrial se pierden empleos en un primer momento, pero luego se crean nuevos. Mire Alemania: sus fábricas están casi totalmente automatizadas, y sin embargo el empleo no ha caído en absoluto, sino que ha crecido.
P. Pero las máquinas se van volviendo más y más inteligentes.
R. Cierto. Aun así, creemos que será muy difícil que lleguen a realizar según qué tareas. El debate de que las máquinas nos quitarán el trabajo es recurrente desde 1964. Y eso nunca acaba de pasar. Se trata de encontrar ocupaciones que impliquen usar el cerebro. El verdadero reto está en ver qué hacemos con las tareas automatizables. Por ejemplo, en EE UU hay seis millones de camioneros, un empleo que claramente desaparecerá. ¿Cómo hacer frente a eso? Creemos que una posibilidad es implantar el salario mínimo universal. Ya se ha experimentado con ello. El desafío es más político que técnico. Y eso es un problema, porque tenemos una crisis masiva de liderazgo político.
P. Usted sostiene, además, que las empresas disruptivas serán cada vez más pequeñas, por lo que emplearán a menos gente.
R. La tendencia claramente va hacia menos tamaño. En los últimos 40 años, las grandes compañías han creado exactamente 0 empleos nuevos en EE UU. Porque se hacen más grandes, pero también más eficientes. Eso quiere decir que el 100% del empleo neto generado durante esta época ha sido obra de las pymes, que pueden asumir más riesgos y adaptarse más fácilmente a las nuevas situaciones.
Salim Ismail, durante un momento de la entrevista.
Salim Ismail, durante un momento de la entrevista.Pablo Monge
P. Defiende que el empleo bajo demanda será pronto una tendencia.
R. Tiene poco sentido contratar personal estable cuando muchas empresas ni siquiera saben cómo va a ser su negocio a dos años vista. También está el hecho de que ciertos perfiles, los más técnicos, por ejemplo los expertos en minería de datos, se desactualizan en un año. ¿Por qué no recurrir a un portal profesional como TopCoder, donde se puede captar a los mejores durante el tiempo que se les necesite? Podemos hacer una analogía con los coches: hoy en día los compramos para toda una vida, mientras que dentro de nada los estaremos alquilando por minutos. En torno al 40% de la fuerza laboral de EE UU ya son autónomos. Y esa proporción crecerá.
El empleo bajo demanda será tendencia. Tiene poco sentido contratar personal estable cuando las empresas no saben qué forma adoptará su negocio
P. ¿Cree que la IA llegará a hacernos sombra?
R. Gente tan inteligente como Elon Musk o Stephen Hawking creen que la IA podría superar la inteligencia del ser humano y por tanto convertirse en una amenaza. Nosotros no estamos de acuerdo. Para empezar, no sabemos qué es exactamente la inteligencia. Una cosa son las asociaciones lógicas, el cálculo y el procesamiento de datos. Pero luego están las emociones. Cualquier tarea que se pueda describir de forma descriptiva la podrá realizar una máquina. Pero la diferencia es que los seres vivos estamos programados para sobrevivir y procrear, algo que no computa para las máquinas. Creemos que la tecnología aumenta las posibilidades de los seres humanos.
P. ¿Qué potencial le ve al blockchain?
R. Creo que es la tecnología más disruptiva que he visto en mi vida. Cuando eres capaz de descentralizar la autentificación hay muchos sistemas que se pueden acelerar. Un banco, por ejemplo: hasta ahora es quien dice quién ha dejado dinero a quién, también en las transacciones que hacemos en la calle. Si esa información es pública, ya no necesito el banco. A la banca de consumo le doy diez años de vida. Pero creo que las mayores implicaciones vendrán de las instituciones gubernamentales. En el momento en que se pueda autentificar que tienes el papeleo hecho, que cumples los requisitos de edad o de seguridad sin tener que pasar por una única autoridad, todos los procesos se abaratarán y acelerarán. Internet abrió un mundo de posibilidades. En 1995 hubiera sido imposible prever qué forma adoptaría la red en 20 años. Creemos que con el blockchain estamos ante algo similar. Encontraremos aplicaciones que hoy ni siquiera imaginamos en cualquier ámbito en el que necesites saber que alguna cosa ha sucedido.

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Sobre la firma

Manuel G. Pascual
Es redactor de la sección de Tecnología. Sigue la actualidad de las grandes tecnológicas y las repercusiones de la era digital en la privacidad de los ciudadanos. Antes de incorporarse a EL PAÍS trabajó en Cinco Días y Retina.

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