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Repsol trabaja a toda máquina

La nave que realiza los sondeos para Repsol trabaja a todo trapo vigilada por la Armada mientras en las Canarias arrecian las condenas

Miguel Ángel Noceda
Trabajos de perforación del buque 'Rowan Renaissance'.
Trabajos de perforación del buque 'Rowan Renaissance'.

A las 10 en punto de la mañana del pasado lunes, 18 minutos después de haber despegado del aeropuerto de Lanzarote, el helicóptero fletado por Repsol con cuatro periodistas se posa sobre la plataforma del barco Rowan Renaissance, contratado por la petrolera para perforar en aguas territoriales españolas entre las Islas Canarias y Marruecos al precio de un millón de euros diarios. Un buque de la Armada vigila la operación desde una distancia prudente, en el límite de la zona exclusiva concedida por la Administración que está prohibido atravesar y donde cortó las protestas de los activistas de Greenpeace que acudieron la madrugada del 15 de noviembre a recibir el paquebote al campo marino bautizado Sandía a bordo del Arctic Sunrise.

Más que un barco, el Rowan Renaissance parece una planta fabril surgida del fondo del océano, con la altura de un edificio de ocho pisos y lleno de herrajes, cuatro enormes grúas y dos torres de perforación. De 229 metros de eslora y 36 de manga, está varado vía satélite (con el dispositivo de posicionamiento dinámico DP3) y apenas se nota un levísimo movimiento, como si estuviera fijado con mil anclas sobre un fondo que está nada menos que a 906 metros. A su lado, se mantiene el Trons Artemis, un buque de suministro que, de cuando en cuando, se traslada a la costa lanzaroteña, distante unos 61 kilómetros. Un poco más alejado traquetea una nave cuya función, según Repsol, es cuidar y garantizar el paso de cetáceos.

Un operario del barco de prospección contempla el funcionamiento de la torre de perforación.
Un operario del barco de prospección contempla el funcionamiento de la torre de perforación.alfredo cáliz

El inglés es el idioma oficial de la nave, donde trabajan 194 personas de 18 nacionalidades en turnos de 12 horas diarias durante 28 días, ajenos la mayoría a las protestas que hay en las cercanas islas Canarias. Al finalizar ese periodo, son sustituidos por otro grupo igual de numeroso y por el mismo tiempo. Es decir, la plantilla es de 388 empleados, desde ingenieros hasta marineros. Son gente curtida en tareas de alta mar, la mayoría estadounidenses y angoleños y, entre ellos, unos 30 españoles, la mayoría canarios. De la actual tanda, solo hay cuatro mujeres (la médica, una operaria del puente de mando y dos ayudantes de cocina).

La seguridad es una obsesión. John McGovern, supervisor de seguridad del Rowan Renaissance, explica a los invitados por Repsol la conducta que deben tener durante las cuatro horas de estancia a bordo y las reglas de la tripulación, poco habituada a estas visitas. Tras las palabras de McGovern, ferviente hincha del Liverpool que tiene casa en Dénia (Alicante), son Johnny Pérez, venezolano encargado de la supervisión por parte de Repsol, y José Pinto, ingeniero de explotación portugués con residencia en Madrid (cuando no está en alguna plataforma), quienes se encargan de guiar a los periodistas, ya debidamente dotados con el equipo reglamentario (un mono de trabajo, botas especiales, guantes, casco y gafas) para moverse por la cubierta e instalaciones de la nave, a cuyo mando está el capitán Mark Gardner.

Repsol paga un millón de euros diario por el alquiler de la nave
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Gardner, un espigado anglosajón, asegura, mientras explica los aparatos con los adelantos tecnológicos más sofisticados del puente de mando, no haberse encontrado nunca con una protesta como la que les recibió ni que se intentara abordar este castillo marino, algo que, por otra parte, se antoja imposible. “A los trabajadores que les ha llegado no se lo explican, han perforado por muchísimos lugares y nunca les ha sucedido algo así”, sostiene Pérez, que añade: “Respetamos la opinión de todo el mundo; pero queremos enseñar que hacemos las cosas con máxima seguridad”. “Es normal que se proteste, porque la gente no está acostumbrada y donde solemos perforar se ve como algo normal”, completa Pinto. “Si la gente supiera cómo se trabaja aquí estaría mucho más tranquila”, destaca. También se refieren a las perforaciones que unas cuantas millas más allá de la línea imaginaria que separa las aguas territoriales españolas y marroquíes ha realizado otra empresa para el país vecino.

El ‘Rowan’ tiene previsto trabajar en el campo ‘Sandía’ durante 45 días

No piensan lo mismo los cerca de 200 ciudadanos de Arrecife, la capital de Lanzarote, que se manifestaron el domingo por la tarde junto a la céntrica Charco de San Ginés contra los sondeos. Ni los miles de canarios que se han mostrado contrarios a las perforaciones porque, a su juicio, va a arruinar la riqueza medioambiental del archipiélago y, como consecuencia, la atracción del turismo, principal dinamizador de la economía regional.

Según informaciones locales, el 75% de los canarios está en contra de las prospecciones, con el Gobierno, formado por Coalición Canaria (CC) y PSOE, a la cabeza. Una buena parte de los canarios, no obstante, opina que el asunto de las prospecciones deriva de una guerra política entre esos dos partidos y el PP y, más en particular, entre el presidente, Paulino Rivero, y el ministro de Industria, el canario José Manuel Soria. Alguno de ellos recuerda, además, que tanto CC como PSOE recogían en su programa electoral la posibilidad de hacer prospecciones.

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Mientras tanto, el Rowan Renaissance trabaja a todo trapo. Tardó 14 días en llegar desde Angola y clavarse en el campo Sandía, donde se estima que permanezca al menos 45. Un periodo que puede alargarse dependiendo de la evolución de los trabajos. Las posibilidades de que haya éxito son del 18%, un porcentaje que en el sector se considera de alta probabilidad. Y si se cierra con éxito, Repsol pasaría a la fase de análisis, para después, en caso de que salga positivo, encargar pinchar en el cercano campo bautizado Chirimoya (Repsol denominó con nombres de frutas y hortalizas los campos de posibles sondeos), para el que también cuenta con los permisos oficiales. Paralelamente, tendría que proceder a la solicitud de autorizaciones para extraer los hidrocarburos de Sandía, para lo que tendría que contratar otro barco y para lo que puede demorar otros cuatro años, según fuentes del grupo.

La prospección ha alcanzado ya una profundidad de 1.475 metros y tiene previsto llegar a los 3.900, aunque el mastodonte acuático puede alcanzar los 12.000 metros. El Rowan Renaissance, de una potencia de 65.000 caballos de vapor, tiene capacidad para cargar 20.000 toneladas y 7.500 metros cúbicos de fuel (algo así como tres piscinas olímpicas), lo que le da una autonomía de 75 días en alta mar. Además del sofisticado puente, el barco cuenta con otros dos centros neurálgicos: uno es el ROB, un habitáculo donde dos operarios controlan con un mando y una pantalla que recuerda a un juego de vídeo el robot submarino que se encarga de gobernar las cuatro balizas que permiten al barco estar anclado sin apenas movimiento. El robot, que tiene el tamaño de una furgoneta, cuenta con dos brazos mecánicos con los que operan si es necesario remotamente.

El capitán asegura no haberse encontrado un intento de asalto

El otro puesto clave es la cabina de perforación, donde otros dos profesionales supervisan los progresos y reciben impertérritos a los visitantes. La perforadora actúa como una especie de catalejo, de manera que va de mayor a menor. Comienza con un ancho de 95 centímetros y termina con uno de 18. A medida que cambia de ancho, la propia perforadora va encofrando el agujero para consolidar las obras realizadas.

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Sobre la firma

Miguel Ángel Noceda
Corresponsal económico de EL PAÍS, en el que cumple ya 32 años y fue redactor-jefe de Economía durante 13. Es autor de los libros Radiografía del Empresariado Español y La Economía de la Democracia, este junto a los exministros Solchaga, Solbes y De Guindos. Recibió el premio de Periodismo Económico de la Asociación de Periodistas Europeos.

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