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Los sindicatos: “La política del Gobierno nos llevará a un precipicio si no cambia”

CC OO y UGT presionarán por un referéndum sobre los recortes para mantener viva la protesta social

Manuel V. Gómez

Los sindicatos tienen muy claros los planes para hoy, 15 de noviembre, el día después de la octava huelga general de la democracia. Redoblarán su campaña para exigir al Gobierno un referéndum sobre las políticas de recortes, presupuestarios y de derechos. De la mano de la Cumbre Social, habrá recogida de firmas, asambleas, manifestaciones, concentraciones. Pero ayer tocaba que los líderes sindicales comenzaran sus discursos pidiendo una rectificación. Lo hicieron: “El Gobierno debería proceder a una corrección intensa de los presupuestos. Por la huelga y porque incluso la Unión Europea le dice que son irreales. Estas cuentas van a deteriorar más nuestro modelo social”, exigió Ignacio Fernández Toxo, secretario general de CC OO.

Pero las centrales saben —y tienen asumido— que Mariano Rajoy no tiene intención de rectificar. Así que, a continuación, reclamaron la consulta. “Vamos a exigir la convocatoria del referéndum. Si el presidente tiene confianza en sus fuerzas, que tenga agallas para convocar un referéndum. Y así lo podrá comprobar”, desafió el líder de UGT, Cándido Méndez, quien, como Toxo y el secretario general de USO, Julio Salazar, se mostró satisfecho con el seguimiento.

“Estamos agradecidos a los trabajadores que han seguido la huelga, en una situación tan difícil, con casi seis millones de parados. Exigimos un cambio rotundo de las políticas del Gobierno; si no, nos llevarán al precipicio”, continuó analizando Méndez.

Precisamente porque están convencidos de este último enunciado, no temen los convocantes de la protesta que la falta de consecuencias inmediatas desanime a los ciudadanos. “Crecerá la indignación ciudadana activa”, vaticinó Toxo. “No deseo que le pase al Gobierno como con los desahucios. Y no pretendo apuntarme un tanto que corresponde a la Plataforma de Desahucios. Pero el 14 de noviembre no es el final de ninguna etapa”.

La CEOE: "De la crisis no saldremos cortando dedos, sino con dieta"

“Inoportuna e innecesaria”. Más o menos con estas palabras, la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE) consideró así la huelga de ayer, al igual que la última, del pasado marzo. La patronal calificó de muy bajo el seguimiento de la protesta —lo cifró en un 12% basándose en el descenso del consumo eléctrico—, pero al mismo tiempo advirtió de los daños para la imagen exterior de España: la foto de unos contenedores quemados publicada en la prensa extranjera sube los intereses que paga España por tomar dinero prestado.

Es lo que defendió el presidente de la CEOE, Juan Rosell, en la rueda de prensa de valoración del paro general. “No estamos en momentos de crispar el ambiente”, dijo Rosell, que confió en que no se repita “cada dos por tres” una convocatoria como esta. “Todos estamos preocupados por la situación y enfadados” y los empresarios, dijo el presidente de la patronal, son conscientes del malestar social, pero también de que “hay que canalizarlo democráticamente a través de nuestros representantes elegidos en el Congreso y el Senado”.

“Se han destruido 250.000 empresas desde 2008, pero no hacemos huelgas, hacemos propuestas concretas”, añadió el dirigente de la patronal. En opinión de Rosell, “Europa se ha quedado vieja, fosilizada y si no quiere perder el tren de la competitividad debe hacer más reformas”. “De la crisis no salimos cortando dedos, salimos con una dieta larga, específica, controlada que nos permita funcionar de mejor manera”, resumió.

Está muy presente en la mente de los sindicatos lo que ha sucedido con los desahucios en las últimas semanas. Lo consideran como un ejemplo. El movimiento cívico Stop Desahucios comenzó su oposición al desalojo de quienes dejaban de pagar sus hipotecas porque la crisis les había empujado a una situación precaria hace tres años. En el último mes, y después de tres suicidios, el problema le ha estallado al Gobierno y al PSOE, que hasta ese momento apenas habían aplicado medidas cosméticas al problema.

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A esto unen la europeización —o más bien, la coordinación— de la oposición a las políticas de austeridad que se imponen desde Bruselas y Berlín. Ayer no solo hubo huelga general en España. En el marco de la “jornada de lucha” por la Confederación Europea de Sindicatos, también hubo huelgas generales en Grecia y Portugal —“podemos hablar de un paro prácticamente total en la península Ibérica”, esgrimió Toxo—, paros parciales en Italia; huelgas sectoriales y regionales en Bélgica y manifestaciones en 23 países de la Unión Europea.

En privado y en público, los dirigentes sindicales explican que la presión social, y la evidencia de que las políticas de austeridad conducen a Europa a un deterioro mayor de la situación económica, doblará la mano de los dirigentes políticos europeos y nacionales. Aunque vaticinan, y esto sí que lo hacen con cierta discreción, que el golpe de timón no se producirá ahora, pronostican que sí a medio o largo plazo. Incluso citan a órganos tan lejanos a ellos en sus propuestas económicas como el FMI y el G-20

Entretanto, ellos no piensan ceder y mantener la presión. “Esperemos que el Gobierno escuche y no prosiga con los recortes, si no las movilizaciones continuarán sine die”, anunció Julio Salazar, de USO, otro de los sindicatos convocantes del paro, como también lo hicieron la CGT o la Confederación Intersindical.

Durante esa presión, confían las centrales de trabajadores, también surgirán otras opciones a las políticas de austeridad. “Las alternativas van a surgir de la presión de la ciudadanía, como han surgido en la lucha contra los desahucios”, recalcó Toxo.

Esta frase del sindicalista también muestra otro vector de la nueva estrategia que UGT y CC OO han emprendido desde el verano para atraer hacia sí organizaciones cívicas. Lo han logrado con la Cumbre Social, un foro que agrupa a unas 150 asociaciones de variopintos intereses. El objetivo es doble. Por un lado, busca ensanchar la base social de sus protestas; por otro, diluir parte del malestar social y la mala imagen de los sindicatos.

Esta estrategia, sin embargo, no excluye que se convoquen nuevas huelgas. Los sindicatos no renuncian a su principal arma de protesta. “Eso está en la mano del Gobierno”, explican cuando se les pregunta si están dispuestos a convocar lo que sería un tercer paro contra Mariano Rajoy.

No obstante, tampoco cierran Toxo y Méndez la vía del diálogo, ni con la patronal ni con el Gobierno. Aunque a la primera, el líder de UGT le pidió que admitiera la dimensión de la protesta; y al segundo, le reprochó que “tirara a la basura” el pacto de moderación salarial y convenios que firmaron sindicatos y CEOE en enero.

No será fácil, en todo caso, que se recupere ese diálogo. Los sindicatos están muy heridos con el tratamiento que el Ejecutivo hizo de la huelga. Les duele que las valoraciones las haga el Ministerio del Interior y no el de Empleo. “Resulta curioso cómo concibe el Gobierno las movilizaciones. Da la sensación de que lo ven como un problema de orden público y no de orden social”, se quejó Toxo.

El líder de CC OO se desmarcó de todas las acciones violencias que pudiera haber ayer. Además, denunció que los miembros de un piquete del sindicato expulsaron a dos de sus integrantes que llevaban pegatinas de Comisiones Obreras, “y resultó que eran policías”. Por su parte, José Javier Cubillo, secretario de Organización de UGT, estuvo muy duro con la actuación de la policía. Incluso insinuó abiertamente que con su actuación, las fuerzas de orden público podían acabar provocando disturbios.

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Sobre la firma

Manuel V. Gómez
Es corresponsal en Bruselas. Ha desarrollado casi toda su carrera en la sección de Economía de EL PAÍS, donde se ha encargado entre 2008 y 2021 de seguir el mercado laboral español, el sistema de pensiones y el diálogo social. Licenciado en Historia por la Universitat de València, en 2006 cursó el master de periodismo UAM/EL PAÍS.

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