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Consolidar el crecimiento y elevar los beneficios, los retos de Ana Botín

La sucesora asume la presidencia pendiente todavía de la crisis financiera

Íñigo de Barrón
Ana Botín ayer en la casa de su padre.
Ana Botín ayer en la casa de su padre.Bernardo Pérez

Entre los analistas financieros, cuando se les pregunta por los mayores retos del Banco Santander, siempre empezaban por la sucesión de Emilio Botín. Esta preocupación se acrecentaba con el paso de los años y el mutismo del presidente, pero ayer, tras el fallecimiento del banquero, la incógnita quedó resuelta de manera drástica.

Una vez en el puente de mando, Ana Botín, (Santander, 1960), la mayor de los hijos de Botín y nueva presidenta del grupo, tiene por delante importantes retos. Todos sus objetivos estarán condicionados por la crisis financiera, que tras siete años de duración, sigue sin tener un final predecible, aunque la situación ha mejorado desde los años de plomo, 2011 y 2012. Una de las consecuencias más relevantes de la hecatombe financiera ha sido que los supervisores internacionales han incrementado el capital exigido a los bancos para reforzarlos.

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Esta circunstancia, así como la debilidad del mercado por el escaso crédito que se concede, ha hundido la rentabilidad de las acciones bancarias, incluidas las del Santander en los últimos años. El propio Javier Marín, consejero delegado, ha admitido recientemente que elevar la rentabilidad del Santander es la cuestión prioritaria. Las acciones del grupo alcanzaron los 15 euros en Bolsa en 2007 y ahora valen la mitad, 7,7 euros, según el cierre de ayer.

El segundo reto, consecuencia del primero, será consolidar al Santander en los diez grandes países en los que está implantado, aunque tiene negocios en 40 mercados. Esta labor es una a las que ya se ha dedicado Marín desde su nombramiento en abril de 2013. “Está claro que no se puede repetir la obra que ha hecho Emilio Botín, porque ha aprovechado varias crisis para crecer con rentabilidad, algo que no es fácil de realizar e imposible de repetir a medio plazo”, apunta Íñigo Vega, experto bancario de Nau-securities. Según los datos de este experto, el comportamiento bursátil del Santander desde 1990 es mejor que el de casi toda la banca europea de un tamaño similar, incluyendo el gigante HSBC, “y mucho más favorable que Citigroup, uno de los gigantes norteamericanos”.

¿Entrará el Santander en alguno de los grandes países europeos donde no está presente? La crisis ha dejado especialmente tocada a la banca alemana, un país donde la entidad ya está presente pero solo con banca de consumo. Los expertos creen que tras los test de estrés pueden aparecer entidades débiles y comprables, pero también recuerdan que es un sector financiero muy poco rentable, arriesgado y de bajos márgenes.

Lo que nadie duda es que Ana Botín mantendrá la diversificación geográfica como una de las enseñas del grupo, ya que ha sido una de las claves para sobrellevar la crisis y evitar pérdidas pese a los golpes recibidos en la crisis del ladrillo, sobre todo en España.

España, Brasil y Estados Unidos serán las filiales a las que dedique más atención por su bajo rendimiento, según los expertos

Sin embargo, no todas las divisiones están igual de fuertes. “España, Brasil y Estados Unidos serán los que ocuparán más tiempo a Ana Botín porque deberá enderezarlos para lograr todo el potencial que tienen y que ahora no reflejan”, apunta Vega. De estos países, es Estados Unidos el que se encuentra menos encarrilado, como admiten fuentes de la entidad.

A comienzos de su carrera, después del paso por JPMorgan, Ana Botín desarrolló la banca de inversión del Santander en Estados Unidos y Asia. El proyecto acabó con un triste final por la llegada de las crisis de las divisas de principios de 2000.

Algunos expertos se preguntan si, a medio plazo, la nueva presidenta impulsará el negocio de la banca de inversión. La mayoría de las fuentes consultadas lo descartan porque consideran que lo que ahora diferencia (y revaloriza) al Santander frente a otros gigantes internacionales es su gran participación en la banca minorista de los 10 países donde está implantado. De hecho, el año pasado el 74% de los beneficios procedieron de este tipo de negocio.

Ana Botín tiene un reto difícil por la situación económica y porque deberá demostrar que no es presidenta porque ha heredado el cargo de su padre. Si tiene éxito en los desafíos que afronta, acabará con esta leyenda.

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Sobre la firma

Íñigo de Barrón
Es corresponsal financiero de EL PAÍS y lleva casi dos décadas cubriendo la evolución del sistema bancario y las crisis que lo han transformado. Es autor de El hundimiento de la banca y en su cuenta de Twitter afirma que "saber de economía hace más fuertes a los ciudadanos". Antes trabajó en Expansión, Actualidad Económica, Europa Press y Deia.

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