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Líderes de la derecha boicotean a Sarkozy en la reunión de su partido

La ausencia y críticas de líderes de Los Republicanos durante el Consejo Nacional escenifican el aislamiento del expresidente

Sarkozy, durante el Consejo Nacional celebrado en París.
Sarkozy, durante el Consejo Nacional celebrado en París.LIONEL BONAVENTURE (AFP)

El Consejo Nacional del partido conservador Los Republicanos, celebrado este fin de semana, ha vuelto a dejar en evidencia la autoridad contestada de su jefe de filas, el expresidente Nicolas Sarkozy. Reunido para fijar las grandes líneas políticas de la formación de cara al año que viene, a nueve meses de las primarias del centro y derecha y a 15 de las presidenciales, ha escenificado las divisiones entre los tenores del partido. Sarkozy ha cerrado este domingo la cita con un discurso en el que ha presentado la orientación que debe definir la política del partido para 2017, boicoteado por sus principales rivales.

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Sin sorpresas, las líneas del texto defendido por Sarkozy incorporan sus temas de predilección, como la seguridad, la defensa de la identidad, la nación y las raíces cristianas de Francia. “La República no es la república de los laxismos”, ha lanzado el presidente de Los Republicanos, en un discurso de unos 45 minutos. Presentaba las grandes líneas que debían conforman el grueso de un programa colectivo del partido, independientemente de las medidas defendidas por los diferentes candidatos en las primarias, según había anunciado Sarkozy la víspera.

El texto será ahora sometido a las enmiendas de las federaciones departamentales, el buró ejecutivo del partido hará luego una síntesis, que será finalmente sometida a la votación de los afiliados en abril. Los rivales de Sarkozy, que todavía no ha declarado oficialmente su candidatura a las primarias, ven en la iniciativa una maniobra para imponer su línea derechista como la única legítima de cara a las primarias de noviembre. Por ello han hecho ya saber que no se sienten vinculados por este texto y que para ellos el programa del partido será el que se imponga precisamente en las primarias.

Su rechazo a someterse a este golpe de fuerza del presidente oficial del partido se ha escenificado por su ausencia en el discurso de cierre de este domingo. Ni Alain Juppé, que los sondeos dan ampliamente como favorito en las primarias de noviembre, ni el ex primer ministro François Fillon estaban así presentes. El resto de los rivales declarados o potenciales avanzaron para justificar su ausencia motivos tan barrocos como San Valentín, caso de Bruno Le Maire, que prefirió celebrar la fiesta de los enamorados con su esposa y sus cuatro hijos; o el centenario del nacimiento de un conocido militar, el general Bigeard, caso de la exministra y antiguo apoyo de Sarkozy, Nadine Morano. El expresidente del partido Jean-François Coppé, que el domingo por la noche debía anunciar su candidatura a las primarias, igualmente alegó motivos familiares.

La jornada del sábado, en la que se sucedieron los discursos, ya había dejado patentes las divisiones. “Nuestro Consejo Nacional tiene como objetivo debatir de una línea política. Es una buena iniciativa, pero no hay que olvidar que una línea política es el resultado de un proyecto para Francia, no puede ser el resultado de una síntesis del tipo de la que hace [el presidente François] Hollande”, lanzó a la tribuna Fillon, en un ataque directo a la iniciativa de programa colectivo de Sarkozy. La exvicepresidenta del partido, Nathalie Kosciusko-Morizet, criticó por su parte directamente la figura de Sarkozy al considerar que “un hombre solo no encarna ni la sabiduría, ni la energía, ni el coraje, ni la renovación, ni la providencia”.

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Un alivio para Sarkozy fue la votación de su candidato, el exministro Luc Chatel, como nuevo presidente del Consejo Nacional, para suceder en el puesto a Jean-Pierre Raffarin. Se impuso con el 55,3% a la candidatura sorpresa de la exministra Michèle Alliot-Marie. En cualquier caso, las críticas y los desaires de este fin de semana confirman la autoridad minada del líder conservador, que ya quedó reflejada en la división de su partido a la hora de aprobar la revisión constitucional en la Asamblea Nacional el pasado miércoles.

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