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Super Bowl
Columna
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SuperBowl, Dudamel y Educación

¿Hasta dónde puede llegar un niño “pobre”?

El director venezolano Gustavo Dudamel.
El director venezolano Gustavo Dudamel.

A los cinco años Gustavo Dudamel ya tenía su propia orquesta. Ponía la aguja del tocadiscos de su padre –trombonista y salsero– sobre un acetato con la Séptima Sinfonía de Beethoven. Entonces agitaba en el aire un pedazo de alambre, su batuta, y dirigía a los muñecos que cuidadosamente había dispuesto alrededor en el patio de su abuela. Lo hacía con la misma pasión con la que hoy dirige a la Orquesta Filarmónica de Los Ángeles.

Desde aquella época han transcurrido 30 años y su público ya no son sus familiares y amigos del barrio popular de Barquisimeto, en Venezuela. Este domingo 7 de febrero más de cien millones de personas en todas las latitudes disfrutarán de su talento en el intermedio del Super Bowl, uno de los eventos deportivos con mayor audiencia global. Allí, el que fuera un joven de origen humilde y que se benefició del Sistema de Orquestas Juveniles de Venezuela se presentará junto con la banda británica Coldplay.

Lo que sucederá es emocionante porque los músicos que estarán bajo su batuta son nada más y nada menos que los jóvenes de la Orquesta Juvenil de Los Ángeles (YOLA), que él mismo fundó en 2007. Muchos de ellos, son hijos de hispanos: una muestra más al mundo del talento latino, pero también del poder transformador de la educación. Es innegable la perseverancia, la disciplina, el desarrollo de competencias socioemocionales, entre ellas el fortalecimiento de la confianza en sí mismos, que ganan los estudiantes que reciben formación musical.

Cuando se unen con un objetivo en común, uno tan noble como hacer música, es fundamental el aporte individual, el compromiso de sus integrantes, la puntualidad en los ensayos, el estudio de las partituras, la escucha, el diálogo y la disciplina. Valores clave para romper el círculo vicioso de la violencia y la pobreza. También hay resultados como el del programa de jornada extendida de la Secretaria de Educación de Bogotá, llamado ¡Canta, Bogotá Canta!, que ha beneficiado a cerca de 17.500 niños y jóvenes de sectores vulnerables de la capital colombiana.

Y es que la creciente clase media latinoamericana y el mundo entero demandan cada vez más bienes culturales asociados a las industrias creativas, que en la región tienen tan solo un peso promedio de 5.4% del Producto Interno Bruto, en contraste con muestras para países como Estados Unidos, que tiene el 11.1%, Australia con el 10.3% y Corea del Sur con el 8.7%. Así las cosas, el impacto de la formación musical en las escuelas públicas podría ir más allá y permitir una transición más fácil de la escuela al trabajo.

Estamos comprometidos con ampliar las posibilidades para más estudiantes que, como Dudamel, podrán desarrollar todo su talento musical en un creciente mundo de pantallas y desarrollos interactivos, ávido de talentos inéditos. Es así como, en alianza con el prestigioso Berklee College of Music, estamos desarrollando herramientas de formación musical en línea fácilmente adaptables al currículo para fortalecer la capacidad local de instituciones con foco en estudiantes de 13 a 19 años de poblaciones vulnerables. Quien abraza desde temprano un instrumento musical, remotamente empuñará un arma o caerá en algún vicio. Esa es nuestra convicción y una de nuestras más grandes apuestas.

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* Emiliana Vegas, Jefa de la División de Educación del Banco Interamericano de Desarrollo, BID @BIDEducacion

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