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El padre del asesino de Roseburg: “¿Cómo consiguió tener 13 armas?”

El progentior de Chris Harper Mercer irrumpe en el debate sobre el fácil acceso a las armas El homicida fue rechazado en una academia de armas por "raro" e "inmaduro"

Pablo Ximénez de Sandoval
El asesino múltiple de Roseburg, Oregón, en una imagen de Myspace.
El asesino múltiple de Roseburg, Oregón, en una imagen de Myspace.AFP

El padre de Chris Harper Mercer, el joven de 26 años que el pasado jueves asesinó a nueve personas en un campus universitario de Oregón rompió su silencio dos días después de la masacre para solidarizarse con las víctimas y preguntarse cómo es posible que su hijo tuviera 13 armas en su poder. Ian Mercer, británico de Lancashire según reportó el Telegraph, dijo que personalmente él no ha disparado una arma en su vida y que desconocía por completo que su hijo tuviera armas de fuego.

Mercer habló brevemente con la cadena CNN en la puerta de su casa en Tarzana, al norte de Los Ángeles. “¿Cómo pudo acumular 13 armas?”, se preguntó Mercer varias veces. “¿Cómo puede ocurrir eso? No quiero decir que eso sea la culpa de lo que ha pasado, pero si Chris no hubiera podido hacerse con 13 armas no habría pasado. En el resto del mundo no pasa. Alguien se tiene que hacer la pregunta de cómo puede ser tan fácil. Yo no he tenido un arma en mi vida, ni quiero”.

John Hanlin, sheriff del condado de Douglas, el sábado.
John Hanlin, sheriff del condado de Douglas, el sábado.AFP

Mercer aseguró que se encuentra en un momento “devastador”. “Nuestro corazón está con todos los afectados por esto. Sé que nada que pueda decir puede cambiar lo que ha pasado pero créanme que me solidarizo con esas familias y espero que puedan superar esto que están pasando”. En la entrevista, el hombre pide que cambien las leyes de control de armas.

No quiso comentar el estado mental de su hijo. "Obviamente, obviamente, alguien que mata a nueve personas tiene algún tipo de problema", dijo. La última vez que lo vio, asegura, fue poco antes de mudarse a Oregón desde Los Ángeles. Afirma que tenían una relación normal de padre e hijo. El joven vivió siempre con su madre.

El pasado jueves, a las 10:30 de la mañana, Chris Harper Mercer irrumpió en el campus de la universidad pública Umpqua en Roseburg, una comunidad rural del sur de Oregón, y mató a sangre fría a nueve inocentes antes de que apareciera la policía, que tardó unos 10 minutos en llegar al lugar. Los muertos eran ocho estudiantes entre los 18 y los 59 años y el profesor de Inglés de la clase en la que Harper Mercer se había enrolado hacía pocos días.

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El sheriff del condado de Douglas, John Hanlin, reveló este sábado por la mañana que, según las conclusiones del forense, el asesino se suicidó de un disparo. La versión viene a aclarar el primer relato de los hechos según el cual los agentes de la policía estatal habían “neutralizado” al sospechoso al llegar al lugar pero no estaba claro quién lo había matado.

La investigación halló seis armas en el lugar de los hechos y otras ocho (una este sábado, que hace un total de 14) en casa de Harper Mercer, en unos apartamentos a las afueras del pueblo donde vivía con su madre. Los padres del joven estaban separados. El joven creció con su madre en Los Ángeles hasta que se mudaron a Roseburg hace pocos años, donde ella tenía un trabajo de enfermera.

Los investigadores tratan ahora de reconstruir la vida de este joven al que sus vecinos de Winchester, a las afueras de Roseburg, describían como solitario, huraño y antipático. En las redes sociales dejó a lo largo de los años pistas sobre su interés por las armas y el grupo terrorista irlandés IRA, además de reflexiones sobre asesinatos múltiples y la atención mediática que recibían sus autores.

En 2012, intentó hacer un curso en la academia Seven4Para, un centro de defensa personal de Torrance, al sur de Los Ángeles, donde vivía. El dueño del centro, Eloy Way, dijo a la agencia Reuters que rechazó a Harper Mercer porque era “raro”. “Queríamos que hiciera un curso de seguridad para principiantes y me decía que ya tenía experiencia con armas de fuego, me daba mala espina y lo rechacé”, dijo Way a Reuters. “Era un tipo como raro y parecía mimado e inmaduro. Era demasiado nervioso para recibir entrenamiento de alto nivel así que no tenía sentido hacerlo”.

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Sobre la firma

Pablo Ximénez de Sandoval
Es editorialista de la sección de Opinión. Trabaja en EL PAÍS desde el año 2000 y ha desarrollado su carrera en Nacional e Internacional. En 2014, inauguró la corresponsalía en Los Ángeles, California, que ocupó hasta diciembre de 2020. Es de Madrid y es licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Complutense.

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