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El líder xenófobo holandés será procesado por incitación al odio

Geert Wilders ya fue procesado, y absuelto, por un delito similar en 2010

Isabel Ferrer
Geert Wilders, en el parlamento en la Haya en diciembre de 2013
Geert Wilders, en el parlamento en la Haya en diciembre de 2013 B. CZERWINSKI (AFP)

Geert Wilders, el líder xenófobo y antimusulmán holandés, será procesado por incitación al odio y discriminación al haber animado a sus seguidores a “limpiar de marroquíes” el país. La Fiscalía General del Estado considera que sobrepasó los límites de la libertad de expresión con sus palabras, pronunciadas durante las elecciones municipales del pasado marzo. Wilders preguntó a sus seguidores si querían tener “más o menos marroquíes en casa”. La respuesta llegó a coro y fue la que él esperaba oír: “menos, menos, menos”. Los fiscales ya le interrogaron entonces, pero solo ahora han decidido que procede juzgarle. Tan rápido como suele en sus respuestas a la Justicia, el político ha asegurado que no piensa callarse. “Digo lo que piensa todo el mundo, es decir, queremos menos marroquíes y menos Islam”. En 2010 ya fue procesado, y absuelto, por un delito similar.

Hace cuatro años, Wilders calificó el islam de “ideología violenta”, pero los jueces decidieron entonces que sus palabras “cabían en un debate público propio de una sociedad multicultural”. En consecuencia, le dejaron ir. Esta vez, sin embargo, la Fiscalía cree que la noche electoral en cuestión fue demasiado lejos. Wilders respondió con un “lo arreglaré”, a la petición del público de reducir el número de marroquíes residentes en Holanda. Dicha promesa le valió críticas de todo el arco político nacional, y 6.400 quejas remitidas por ciudadanos anónimos a la propia fiscalía. Ahora puede costarle cara.

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Entre otras cosas, porque esta misma semana el Tribunal Supremo ha ordenado la repetición de un juicio de ecos parecidos. Un concejal del Ayuntamiento de Ámsterdam, recién absuelto en primera instancia por haber calificado a los homosexuales de “desviados que deben ser combatidos por los heterosexuales”, se sentará de nuevo en el banquillo. El Supremo dice que un político “puede sorprender o molestar con sus ideas, pero no instigar la intolerancia ni rebasar los fundamentos de un Estado de Derecho”. Un argumento que la Fiscalía aprovechará a su favor.

En la página web de su Partido por la Libertad, Wilders también ha dado un consejo a los fiscales: “Hagan el favor de perseguir yihadistas y no a mí. Encabezo el grupo político mejor situado de país, según las encuestas, y eso no le gusta a las élites”, ha escrito.

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