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Aviones militares brasileños contra el narcotráfico en Honduras

El ejército hondureño planea comprar cuatro aviones de guerra a Brasil, que rechaza a su vez un pacto de armas de racimo

Policías hondureños custodiando plantas de marihuana
Policías hondureños custodiando plantas de marihuanaEFE

Tras aceptar ayudar a las Fuerzas Armadas de Honduras a potenciar su capacidad aérea y empezar a negociar la venta de cuatro aviones de guerra, Brasil será esta semana un gran ausente en Costa Rica en la Quinta Reunión de los Estados Parte a la Convención sobre Municiones en Racimo, un pacto mundial que es rechazado por los brasileños, que son el único país de América Latina y el Caribe que fabrica y vende esas armas generadoras de altos costos humanitarios.

El Ministerio de Relaciones Exteriores de Costa Rica confirmó que Brasil no asistirá a la crucial cita, ya que esa nación ni siquiera ha firmado la Convención, en vigencia desde 2010. Cuba y Argentina, que están en igual situación que Brasil, sí participarán en el encuentro, que congregará a más de 800 delegados mundiales y se celebra del 1 al 5 de septiembre en esta capital.

Como país sede, Costa Rica fustigó a Brasil, Estados Unidos, China, Israel, Rusia, Corea del Sur, Corea del Norte, Pakistán, Egipto, Polonia, Grecia, Rumanía, India, Irán, Singapur y Turquía, productores y distribuidores de armas de racimo. Ese tipo de armamento se deposita en contenedores que son disparados desde aviones o piezas de artillería, se abren en el aire y lanzan grandes cantidades de municiones explosivas.

“Debemos seguir censurando a quienes fabrican estas armas, las producen, las distribuyen y presumen de ver aumentados sus ingresos a raíz de la venta de este armamento de altísimos costos humanitarios”, dijo el ministro costarricense de Relaciones Exteriores, Manuel González, en un encuentro con periodistas en esta ciudad. Las municiones de racimo han dejado más de 100.000 víctimas en 23 países, recordó.

En este panorama, las Fuerzas Armadas de Honduras confirmaron que hay acuerdo con Brasilia para la reparación o potenciación de seis aviones Embraer T-27 Tucanos, en poder de la Fuerza Aérea Hondureña desde la segunda mitad del siglo XX y para el inicio de las negociaciones preliminares sobre la compra de cuatro aviones Súper Tucano. Los dos tipos de aeronaves de guerra son de manufactura brasileña.

Consultado por este periódico acerca de que si se planean comprar los cuatro aviones, el vocero de las Fuerzas Armadas de Honduras, coronel José Antonio Sánchez, respondió: “Esos son los planes que se tienen. Estamos con un plan de desarrollo estratégico a 30 años. Entre esos planes está la potenciación de todo el equipo bélico de todas las clases de fuerzas y la adquisición, si existe capacidad económica, de cuatro aviones Súper Tucano que son más operativos en la lucha en contra del narcotráfico y de repente se pueden estos cuatro”.

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La compra “depende ya del Congreso Nacional y del Poder Ejecutivo. Hay conversaciones avanzadas con Brasil en cuanto a la repotenciación. De la compra, ya hay planes, no se ha concretado nada, pero ese es un plan que se tiene”, añadió.

El presidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, suscribió el 7 de julio pasado un acuerdo con la compañía brasileña Embraer para repotenciar los seis Tucano.

La competición con El Salvador

En una declaración publicada el 9 de mayo anterior en el periódico La Tribuna, de Tegucigalpa, el portavoz militar dijo que existe ofrecimiento del gobierno de Brasil para apoyar a las Fuerzas Armas de Honduras con los aviones Súper Tucano y con repuestos. Sánchez negó ese día que la planeada compra de las aeronaves sea para competir con el Gobierno de El Salvador, un vecino que en 1969 se enfrentó a Honduras en la llamada “guerra del fútbol” por problemas migratorios y litigios territoriales y que en mayo pasado exhibió aviones A—37 Dragonfly, fabricados en Estados Unidos, que compró a Chile en 8,5 millones de dólares, ya que el ejército chileno estaba en proceso de desecharlos porque fueron construidos hace más de 50 años.

“Cada país es soberano de comprar su equipo para la defensa nacional y hacer la lucha contra el narcotráfico en este momento. En lo mismo estamos nosotros, con la intención de repotenciar nuestro equipo y seguir nuestro plan estratégico de adquirir nuevos aviones como los Súper Tucano, por medio del gobierno de Brasil”, puntualizó.

El vocero castrense insistió en que el plan de compra “no es una respuesta a la adquisición, por parte de El Salvador, de aviones a Chile. De ninguna manera. No es por eso”.

“Como aquí se tiene una lucha frontal en contra del narcotráfico, por eso se quiere adquirir aviones más versátiles. No es como una respuesta a la compra de los aviones en El Salvador. En Centroamérica ya no existe la idea de conflictos bélicos entre países. Tenemos problemas más serios que esos y que es luchar regionalmente contra la pobreza y contra el crimen organizado”, alegó.

Guatemala suspendió en a finales de 2013 la compra de seis aviones Súper Tucano, de reconocimiento y combate, que había comprado a Brasil en 133 millones de dólares.

Debate sobre las bombas racimo

Está previsto que la cita sobre las municiones en racimo sea inaugurada al anochecer de este uno de septiembre por el presidente de Costa Rica, Luis Guillermo Solís.

El canciller González explicó que el objetivo de la reunión es promover “la universalización” de la Convención, para que “el mayor número de Estados se sumen a este instrumento para garantizar el logro de uno de los elementos clave del desarme humanitario: la estigmatización del arma en cuestión y, desde luego, de su uso”.

La intención, precisó, es que “ante el cariz nefasto de la producción, posesión, uso y transferencia de las municiones en racimo, o bien, la negligencia para la limpieza de las zonas contaminadas por estas armas, y el descuido de los individuos, familias y comunidades afectadas, ningún Estado ose contravenir los principios de la Convención, aun cuando no sea parte de la misma”.

La Convención ha sido firmada y ratificada por 113 estados, de los cuales 18 son de América: Antigua y Barbuda, Bolivia, Chile, Costa Rica, República Dominicana, Ecuador, El Salvador Grenada, Guatemala Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Perú, Saint Kitts and Nevis, San Vicente y Las Granadinas, Trinidad y Tobago y Uruguay.

Mientras tanto, Canadá, Colombia, Haití, Jamaica y Paraguay ya la firmaron pero no la han ratificado.

Argentina, Bahamas Barbados, Belice, Brasil, Cuba, Dominica, Guyana, Santa Lucía, Surinam, Estados Unidos y Venezuela todavía no la han suscrito. De 54 estados europeos, 32 la rubricaron y ratificaron—entre ellos España, Reino Unido, Alemania, Francia, Italia, Holanda y la Santa Sede—, dos la firmaron sin todavía ratificarla (Chipre e Islandia), y 20 todavía siguen sin suscribirla, como Rusia, Finlandia, Ucrania, Turquía, Polonia, Serbia y la mayoría de antiguas ex—repúblicas soviéticas.

El canciller costarricense reveló que “avanzan los esfuerzos para lograr que Centroamérica se convierta en la primera subregión en lograr la erradicación de las municiones en racimo”, ya que el único país de la zona que falta por hacerlo es Belice.

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