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Santos y Maduro acuerdan combatir a las mafias del contrabando

El presidente venezolano pidió a las FARC muestras rotundas de paz durante un encuentro binacional en Cartagena

Los presidentes de Venezuela y Colombia, en el encuentro de Cartagena
Los presidentes de Venezuela y Colombia, en el encuentro de CartagenaEITAN ABRAMOVICH (AFP)

Combatir el contrabando y el comercio ilícito fueron los protagonistas del encuentro entre los presidentes Juan Manuel Santos y Nicolás Maduro en Cartagena de Indias celebrado el viernes. Este flagelo afecta gravemente a los dos países. Primero, porque muchos de los productos que deben consumirse en Venezuela terminan en Colombia y segundo, porque esos productos entran a Colombia con precios muy inferiores afectando el sector productivo. “Y en el entretanto, los que se nutren de ese contrabando son las mafias que cada vez más están expandiendo sus tentáculos”, dijo Santos al final del encuentro binacional rodeado por sus más cercanos ministros.

En este sentido, los presidentes acordaron activar desde la próxima semana el Centro Binacional de Comando y Control contra el Contrabando, que tendrá la difícil tarea de vigilar los más de 2.000 kilómetros de frontera común, con uniformados de los dos países, que se encargarán de perseguir a los contrabandistas y sus capitales. Maduro designó al Comandante Estratégico de las Fuerzas Armadas Nacional Bolivarianas, general Vladimir Padrino López, como coordinador por la parte venezolana, mientras que Santos no destapó quien sería la contraparte colombiana.

También anunciaron que fortalecerán los lazos de las entidades que hacen inteligencia financiera, para ir detrás del dinero que manejan estas mafias. Maduro, que aseguró que el contrabando es tan poderoso que ha desplazado la actividad comercial y económica legal entre los dos países, habló de un plan de choque “minucioso”, que solo se dará a conocer en detalle cuando se active.

Otra de las noticias que emergió de esta cumbre binacional fue que los mandatarios, en busca de mejorar el comercio lícito de ambas partes, acordaron crear un mecanismo de pago bilateral, en palabras de Santos, para facilitar la parte financiera del comercio entre los dos países. “Solo falta por determinar (por parte de Venezuela) el tipo de cambio que se va a utilizar para hacer transacciones en moneda local. Es decir, bolívares con pesos, pero los excedentes deben ser convertidos a una moneda convertible, que va a fijar el gobierno venezolano”, explicó Santos.

Una nueva institución bilateral vigilará los más de 2.000 kilómetros de frontera común

Maduro también anunció que se estudiará la posibilidad de un nuevo sistema de venta y distribución del combustible que sea más eficaz en toda la frontera. “Que resuelva la especulación grosera con el precio del combustible que entra de contrabando desde Venezuela hacia Colombia”, dijo. Además decidieron implementar un plan de atención a la población indígena wayuu que liderará Venezuela, para suministrarles alimentos a bajo costo a más de 140 mil indígenas que tienen graves problemas de agua por la sequía que padece la fronteriza de La Guajira y también enfrentan desabastecimiento de alimentos.

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Tanto en el arranque del encuentro entre los dos mandatarios como al cierre en la tarde del viernes, Santos le agradeció a Maduro que siga apoyando los diálogos de paz que adelanta su gobierno con la guerrilla de las FARC desde noviembre de 2012, en el cual fue una ficha clave la intermediación de Hugo Chávez, y le pidió a la guerrilla muestras contundentes de paz, justo cuando han arreciado por ataques contra la infraestructura del país. "La hora de la paz no se nos puede escapar, hay que concretarla con paciencia e inteligencia", dijo el presidente venezolano.

El encuentro binacional terminó con los respectivos apretones de manos, sin embargo en la ciudad amurallada la atención también se centró en manifestaciones de partidarios y opositores de Maduro, que se ubicaron en dos puntos diferentes. Unos, gritaban “fuera” y exhibían carteles con los nombres de los que murieron durante los protestas del pasado febrero -lideradas por un senador del Centro Democrático, partido del expresidente Álvaro Uribe-, mientras otros, abogaron por el legado de Chávez.

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