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Latinoamérica ya no mira con envidia a Asia

La región registra el mejor récord en reducción de pobreza e ingreso per cápita pero aún trabaja en la productividad y la innovación

Canal de Panamá
Canal de PanamáJose Manuel de la Maza (EFE)

Durante décadas, América Latina ha visto hacia Asia con envidia. El papel y la influencia que han tenido en la economía mundial, primero los tigres asiáticos y ahora China, ha sido motivo de elogios, discusiones y vaticinios sobre los cuales gira la rueda del crecimiento global.

Pero de un tiempo a esta parte, la región latinoamericana ha hecho bien sus deberes -y le saca ventaja al “maestro” asiático en muchos aspectos del desarrollo tales como el aumento del ingreso per cápita y la reducción de la pobreza y la desigualdad, pese a que la velocidad del crecimiento oriental sigue siendo una meta envidiable.

¿Aprendió finalmente Latinoamérica de Asia a cómo manejarse en las grandes ligas de la economía mundial? ¿Qué lecciones puede dar ahora la región a sus pares asiáticos en materia de aumento de la clase media y la reducción de la desigualdad?

Estos fueron los temas centrales de una discusión de expertos de Asia y América Latina, donde la idea central es que a pesar de las grandes diferencias, ambas regiones, separadas por un gran océano, tienden a converger y a parecerse cada vez más. Algunos datos:

Los éxitos y desaciertos de ambas regiones en los últimos años se explican, según los expertos en que los asiáticos han basado su economía en la demanda externa –sus exportaciones son fuertes y diversificadas- , mientras que en Latinoamérica la economía se ha concentrado en el gran impulso del consumo interno y en ventas de materias primas.

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“En Asia mientras más se conectan con el mundo, el mundo se conecta más con ellos”, afirmó Augusto de la Torre, economista jefe del Banco Mundial para América Latina, quien agregó que la gran carencia de la región, a diferencia de los asiáticos es su poca capacidad de ahorro, la menor competitividad de sus monedas y un punto clave, el bajo nivel de innovación.

Santiago Levy, vicepresidente de sectores y conocimiento del Banco Interamericano de Desarrollo, coincidió en que definitivamente la innovación generada por una mejora en la educación puede marcar la diferencia en el futuro de ambas regiones.

Efecto China

Más que los cambios en la política monetaria que está llevando a cabo la Reserva Federal de EE.UU., la verdadera preocupación de los expertos es el impacto que tendrá la desaceleración china en ambas regiones. Actualmente, China es el gran consumidor de materias primas exportadas desde Latinoamérica, desde la soja argentina hasta los metales peruanos. El Banco Mundial estima que este año el gran gigante asiático crecerá por debajo del 7%, cifra que algunos expertos consideran optimista.

“Los precios internacionales de los productos básicos afectan a la región, no solo en materia de reservas, sino en materia de política cambiaria e inflación. Debemos trabajar conjuntamente, de manera cuidadosa para hacer frente. Lo que estamos tratando como región es diversificar y aumentar el comercio interregional con productos de valor agregado”, explicó la ministra de Planificación de Bolivia, Viviana Caro.

La gobernadora del Banco Central de Malasia, Zeti Akhtar Aziz, es la primera mujer en ocupar ese cargo en el continente asiático y lo tiene claro: viene un periodo de transición con mayor volatilidad en mercados financieros y de divisas, y dependerá de cuán preparados los países de las dos regiones para afrontar esa volatilidad, que no perjudique el suministro de créditos para mantener la posibilidad de crecimiento.

En América Latina, si bien la mayoría de los países están mejor preparados para afrontar la volatilidad, las perspectivas no son alentadoras. Según diversos pronósticos, la región crecerá solo un 2,3% este año, menos que en 2013 y muy lejos de las tasas del 5% y el 6 % que disfrutó en la primera década de este siglo.

Todo pasa, según De La Torre en que “para salir de la trampa de país de ingreso medio, en ambas regiones, se deben hacer enormes esfuerzos en fortalecer el potencial de innovación del conocimiento”. Este punto fue respaldado por Barry Eichengreen, profesor de Económicas y Ciencias política en la Universidad de California, Berkeley, para quien no hay una “solución universal para salir de la pobreza”.

“La educación, sobre todo la terciaria, es muy importante para minimizar el efecto de la desaceleración que se avecina, hay que enfocarse en exportaciones de alta tecnología”, aseguró.

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